• Cultura

Descubre los secretos del Año Nuevo en la antigua Babilonia

  • Lizzette Vela
El festival celebrado por la civilización babilónica, combinaba religión, política y comunidad en un evento de renovación cósmica
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La antigua civilización babilónica conmemoraba el Año Nuevo a través del Akītu, una celebración que iba más allá del calendario agrícola para reforzar el orden cósmico y renovar los lazos entre dioses, gobernantes y ciudadanos. Este festival, que se realizaba dos veces al año, es un fascinante ejemplo de cómo los antiguos integraban religión, política y sociedad en sus tradiciones.

El Akītu, celebrado durante los equinoccios de primavera y otoño, marcaba momentos clave en el ciclo agrícola: la siembra y la cosecha. Sin embargo, su significado trascendía lo práctico para adoptar un carácter profundamente ritual. Durante este festival, los babilonios reafirmaban su visión del cosmos como un espacio ordenado, gobernado por la voluntad divina.

Un aspecto clave del Akītu era su duración de 12 días. Este periodo incluía procesiones, sacrificios y ceremonias solemnes. Una de las actividades más impactantes era la humillación simbólica del rey, quien era despojado de sus insignias reales y obligado a confesar sus errores ante los dioses. Este acto, aunque parecía punitivo, servía para legitimar su autoridad divina una vez que era rehabilitado.

Los textos cuneiformes, como el Enūma eliš, registran el desarrollo del Akītu y resaltan el protagonismo del dios Marduk, quien simbolizaba el triunfo del orden sobre el caos. Este poema, que relata cómo Marduk venció a la diosa Tiāmat, era probablemente recitado y dramatizado durante el festival, reforzando la narrativa de renovación cósmica.

Otro elemento fascinante era la participación colectiva. Procesiones que atravesaban la famosa Puerta de Ištar y banquetes comunitarios reunían tanto a la élite como al pueblo. Este enfoque reforzaba los lazos sociales, recordando a todos su papel en el mantenimiento del equilibrio universal.

Aunque nuestras celebraciones modernas de Año Nuevo comparten ciertos aspectos, como el deseo de renovación y la unión comunitaria, carecen del profundo simbolismo del Akītu. Actualmente, los festejos son más seculares y carecen del componente ritual de humillación y rehabilitación. (LV) 

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