El ilustrador chileno Claudio Romo logró transformar el clásico texto Los procesos contra las brujas, de Walter Benjamin, en una obra visual única. Para Romo, ilustrar un libro no solo es una actividad artística, sino una forma de crear museos y colecciones en las páginas, donde cada imagen captura la esencia de las palabras y las lleva a nuevos niveles. El artista, conocido por su enfoque narrativo y gráfico, recibió la invitación de la editora Miriam Martínez para hacer la adaptación visual de esta obra publicada por Akal.

El texto original de Benjamin aborda el uso de la justicia como un instrumento de poder, particularmente en la persecución de mujeres que poseían conocimientos de herbolaria y química. A través de sus ilustraciones, Romo  plasmó la esencia de este argumento, que interpreta la narrativa del filósofo alemán. En sus palabras, el texto es un testimonio de cómo un sistema jurídico y eclesiástico se utilizó para erradicar un poder emergente, como el de las mujeres que resistían al control patriarcal.

En su trabajo, Romo también recrea imágenes simbólicas poderosas, como la de un sacerdote que toma inspiración de la propaganda nazi, eliminando solo el bigote característico de Hitler. Este simbolismo, según Romo, busca ilustrar cómo los argumentos de poder construidos sobre falsedades pueden ser peligrosos y destructivos. Para el ilustrador, cada ilustración tiene un propósito profundo: generar una reflexión visual sobre las estructuras de opresión.

Además de este trabajo, Romo desarrolló otros proyectos en su país natal, como la novela gráfica Lota, 1960: La huelga del carbón. En esta obra, el ilustrador aborda un episodio poco reconocido de la historia chilena: las luchas de los trabajadores del carbón. Romo considera que el arte tiene un papel fundamental en la divulgación de ideas críticas y en la aproximación de la historia a un público más amplio, sin limitarse a los académicos o investigadores.

El ilustrador también reflexionó sobre su proceso creativo, destacando su método de trabajo que incluye la recolección de imágenes, fotografías y texturas. Rechaza las búsquedas en línea, prefiriendo crear un "panóptico de palabras" que luego utiliza para construir sus ilustraciones. Romo señala que, al leer, las imágenes se construyen en la mente, lo que hace que su labor de ilustrador sea una interpretación visual de las palabras del autor. (LV)