Ubicado en el Bulevar Héroes del 5 de Mayo y la calle 3 Oriente de Analco, el Puente de Ovando resguarda una de las leyendas más antiguas y en la que figura una de las familias más ricas del siglo XVIII.

La leyenda que rodea a esta emblemática construcción es la de María del Rosario Ovando, a quien se le conoce como “la aparecida”.

​

La historia surge cuando don Agustín de Ovando Villavicencio, cabeza de una de las familias de mayor abolengo de la ciudad de Puebla, decide casar a su hija con un joven acaudalado. 

Pero contrario a los planes de su padre, María del Rosario, joven bella de 16 años, se enamoró de un hombre mestizo y de menor categoría que ella.

Al enterarse de su romance, el padre se opuso a que su hija se casara con alguien de menor rango y le prohibió a María del Rosario ver a su amado. 

Se dice que María proclamó su amor por el joven ante don Agustín, a lo que este le respondió que prefería verla muerta antes que pidiendo limosna. 

Un día que sus padres salieron de viaje, María del Rosario invitó a su amado a su casa, pero fueron descubiertos por el hermano de ella.

Enfurecido, le apuntó con un arma, pero María se interpuso y recibió el primer disparo desplomándose en el suelo; su amado luchó por su vida, pero también fue asesinado. 

Tras este crimen, se dice que una noche don Agustín, padre de María del Rosario, vagaba ebrio por las calles y al llegar al Puente de Ovando entrada la medianoche, escuchó la voz de su hija. 

La leyenda cuenta que una mujer le pidió limosna cuando trataba de cruzar el puente y aunque quiso ignorarla, se percató que de era la voz de María del Rosario. 

Asustado, intentó huir al escuchar que su hija le preguntaba “Padre ¿no me reconoces?”, pero aquella noche el río había crecido por la lluvia y en su intento cayó al agua y murió ahogado. 

Con el paso de los años, se dice que a la medianoche se aparece una mujer que pide limosna a quienes caminan por el Puente de Ovando y si le dan una moneda pueden cruzar. (JH)