• Sociedad

Vivir un día en la autopista México-Puebla, de las más peligrosas

  • Ricardo Juárez
Las necesidades fisiológicas de una persona, como comer y hacer del baño, se han convertido en un reto
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El bloqueo carretero de Santa Rita Tlahuapan, Puebla, no sólo generó pérdidas para las empresas, también afectó en carne propia a niños, abuelos, mujeres y transportistas, quienes no han comido ni visto a sus familias y, sobre todo, no han llegado a su destino por 36 horas a causa del cierre en la autopista México—Puebla.

Además, están expuestos a la inseguridad en la intemperie de la autopista, la que concentra las mayores cifras de robo a carretera en el país.

Malestar, crisis, cansancio e incertidumbre es lo que viven hombres, mujeres, niños y abuelos que cuidan cientos de camiones de carga, autobuses viajeros y vehículos particulares que están por cumplir dos días varados, con la esperanza de que el Gobierno Federal llegue a un acuerdo con los ejidatarios que reclaman el pago de sus tierras por la construcción en 1958 de la autopista México—Puebla.

Por la mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador descartó reprimir a los ejidatarios, al señalar que un abogado los manipuló para cerrar la vialidad, por lo que aseguró que pueden estar el tiempo necesario.

Los dichos del titular del Ejecutivo federal enfurecieron a los que padecen un viacrucis en la carretera federal y la autopista México—Puebla, ya que muchos no pueden llegar a sus trabajos, hogares o tomar algún avión debido al cierre, sin tener nada que ver en el conflicto.

Algunos otros venían de regreso de sus vacaciones en Oaxaca o Veracruz y se disponían a llegar a la Ciudad de México.

Ir al baño de noche

El área boscosa que se encuentra al costado de la carretera se convirtió en sanitario de hombres y niños, que deben brincar los cercos que separan la autopista, pero las mujeres deben caminar metros adelante, donde la flora hace que se pierdan para poder hacer sus necesidades, incluso muchos se esperan hasta que cae la noche para animarse.

En cuestión de limpieza, las personas atrapadas en el bloqueo deben pagar hasta 40 pesos por una botella de agua de medio litro para lavarse la cara y los dientes, pues el sudor les genera molestias en la piel.

Pero este no es el problema más grave. Como todo ser humano deben alimentarse, aunque muchos no cuentan con efectivo, juntan monedas o se cooperan para comprar tortas o sándwiches que se venden en el aparcadero gigante y que valen de 80 a 120 pesos por un pan, mayonesa, jamón, rebanadas de jitomate y cebolla. Un refresco caliente está hasta en 60 pesos.

No obstante, transportistas que viven en Santa Rita Tlahuapan y San Matías Tlalancaleca se han solidarizado y regalado a sus compañeros y a la ciudadanía tacos y tortas, pero no son suficientes para alimentar a cientos de personas que no han llegado a su destino.

“Nos trajeron tacos, tortas, de todo un poco pero como te imaginaras no es suficiente, nos vienen a vender las tortas desde 80 a 120 pesos, esta caro”, dijo el transportista Julián Valenzuela.

Pernoctar en medio de la inseguridad

Para los afectados, el verdadero problema es la inseguridad, pues en la madrugada de este miércoles muchos transportistas recibieron la visita de sujetos que buscaban robarles sus posesiones bajo el pretexto de comercializarles un “diablito de carga”.

Esto porque acusaron que no hay luz, la Guardia Nacional no se da abasto para vigilarlos y tuvieron que ingeniar un plan que consistía en encender las luces de sus vehículos o tocar la torreta de los camiones cuando ven algo extraño.

“Imagínate la inseguridad esta cabrona, se oyeron plomazos, los guardias se quedan de aquel lado pero no pasan, nosotros nos apoyamos echándonos las luces, las intermitentes, si han chingado más adelante”, dijo Abraham Medina.

Vehículos particulares pudieron salir

Los vehículos particulares han tenido la suerte de regresar a Puebla debido a que se han abierto pequeños espacios en la autopista, pero son pocos los que han corrido con suerte ya que el destino de la mayoría es el Estado y la Ciudad de México.

La ruta de algunos ha sido larga desde el estado de Oaxaca, tal es el caso de Ernestina López, quien pasó de disfrutar unas vacaciones a vivir un martirio para regresar a su hogar, pues la Guardia Nacional la obligó a irse por la carretera federal pensando que no estaba cerrada y su sorpresa fue que había filas largas que la retenían.

“Yo vengo de Oaxaca me topé con el plantón y decidí ir por Cuernavaca, pero los oficiales me dijeron que por la carretera federal rumbo a Huejotzingo y salió igual, otra noche sin llegar”, dijo.

Ejidatarios tienen paciencia

Los ejidatarios, por su parte, se mantienen tranquilos en sus casas de campaña a la espera de algún llamado, conviven con los medios de comunicación, pero evitan ser parte de algún conflicto con los automovilistas.

Hasta el cierre de esta edición no existía un acuerdo con el gobierno federal, ni tampoco acercamiento alguno, por lo que los transportistas y familias pasarán una noche más en vela, cuidando de sus autos, camiones, mercancía e incluso de sus familiares en espera de poder regresar a casa para tomarse un baño, comer y descansar.(CR).

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