¡Me estoy quedando sorda!, dice Miriam al ser cuestionada por su repentino cambio de humor y verse perdida en sus pensamientos; en “Todo el silencio” se narra la historia de una mujer cuya vida no ha estado alejada de esta discapacidad, ya que ha convivido con su madre, quien es sorda, por lo que ha aprendido a comunicarse en Lengua de Señas.

Miriam, interpretada por la actriz Adriana Llabrés, es una profesora de Lengua de Señas Mexicana (LSM) en una escuela para padres con hijos sordos; toda su vida ha convivido con personas con deficiencia auditiva, su madre y su novia Lola (Ludwika Paleta), quien desde niña usa un implante coclear y es una persona oralizada, es decir, puede comunicarse con el habla.

La Lengua de Señas en el Teatro

Además de ser maestra, Miriam siente una gran pasión por el teatro, pero al no poder escuchar comienza a sentirse frustrada y renuncia al papel que interpreta en una obra; sin embargo, conoce a Manuel, su compañero de trabajo quien es sordo de nacimiento y la invita a una obra de teatro en Lengua de Señas.

La obra está acompañada por diversos sonidos que llegan a ser algo estridentes, por lo que Manuel le explica a Miriam que aunque él no ha escuchado jamás, sabe que a través del sonido las personas oyentes que asisten a la obra pueden sentir las emociones de los actores que, aunque no hablan, comunican estos sentimientos a través de gestos y señas.

Contrario a lo que piensa Miriam sobre lo que es el teatro hablado, Manuel da a entender que no solo el sonido es indispensable dentro de una obra de teatro, sino que la Lengua de Señas juega un papel importante dentro del arte, puesto que es un sistema de comunicación mediante el cual muchas personas perciben emociones.

El teatro, como todas las artes y la cultura, son un derecho de todas las personas, por lo que en “Todo el silencio” se puede rescatar la importancia que tiene el uso de la Lengua de Señas Mexicana para que más personas puedan disfrutar de las historias que se cuentan en escena.

El mundo desde la perspectiva de una persona sorda

“Todo el silencio” dirigida por Diego del Río se presenta la historia de Miriam, una mujer que ha sido oyente toda su vida, pero al enterarse de que quedará sorda la vida como la conoce empezará a cambiar. Frustrada por ya no escuchar comienza a sentirse molesta con ella misma y con los que la rodean.

Manuel, le demostrará a Miriam y a los espectadores que el no escuchar representa una forma distinta de ver el mundo, poniendo como ejemplo que para alguien que ha escuchado toda su vida un puente, con autos pasando debajo de él, es una escena ruidosa ocasionada por el tráfico y el motor de los coches; sin embargo, para una persona sorda es la oportunidad de levantar la mirada y observar el paisaje que se extiende más allá de lo cotidiano.

La forma en la que se juega con los sonidos, que van de fuertes a bajos, o que en cierto punto se distorsionan, muestran cómo Miriam pierde la capacidad de escuchar; esta clase de efectos mantienen a los espectadores atentos a la trama y los invita a ser empáticos con la historia, así como con las personas que no pueden escuchar. (AD)