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San Juan Raya, lugar que era mar en Puebla y ahora es un desierto de fósiles
Los fósiles son testimonio de que la evolución es una realidad, esta evidencia sirve para explicar cuáles fueron y dónde habitaron los seres vivos del pasado que desaparecieron y gracias a ellos sabemos que en Puebla existió un mar hace más de 113 millones de años, donde actualmente los paleontólogos se reúnen para hallar incógnitas enterradas en la corteza del planeta.
En Puebla, específicamente en el poblado San Juan Raya, existe un asentamiento de fósiles que en palabras del paleontólogo Efraín S. Galicia en su artículo “El desierto que fue mar” publicado en Cienciorama de la UNAM ahora lo definiría como “un cementerio, un total deshuesadero”.
“Aquí se han descubierto diferentes fósiles de invertebrados. Corales, bivalvos, crinoideos y lirios de mar se esconden entre la diversa gama de rocas y son evidencia clara de que este desierto alguna vez fue mar”, añadió.
Esta localidad ubicada en el municipio de Zapotitlán se encuentra en el valle de Tehuacán–Cuicatlán. Según el experto, este sitio no se trata sólo de un lugar con un gran paisaje desértico, pues es además un lugar histórico con un pasado geológico de más de 113 millones de años.
Este sitio alberga fósiles de animales marinos que alguna vez vivieron en esta zona de Puebla. Estos seres quedaron petrificados luego de que aumentara el nivel del agua del Tethys, un mar antiguo que dividía los antiguos continentes de Gondwana y Laurasia. Este cuerpo de agua salada sepultó a los seres que habitaban la zona; los restos de este mar se convirtieron en lo que conocemos el día de hoy como el mar Mediterráneo.
“Como resultado, el Océano de Tetis se transformó en vastas zonas desérticas con enormes depósitos de sal en su superficie. A pesar de este cambio, aún podemos encontrar pruebas de la vida marina que habitó la región hace millones de años”, explicó el experto.
En la expedición que realizó Galicia en 2015 junto al maestro y paleontólogo Rafael Olea y la doctora Blanca Estela Buitrón, hallaron huellas de dinosaurios terópodos. De acuerdo con la reconstrucción de la escena, concluyeron que debido al tamaño de la zancada de los bípedos, se acercaban al lugar para beber agua de un manantial.
Entre sus demás hallazgos destacaron fragmentos vegetales, restos de gasterópodos, bivalvas, ostras, corales, bivalvos rudistas y pectínidos.
En la fase de descripción de las doce piezas recolectadas por los investigadores, se encontraron con dos especies de gasterópodos de conchas turritadas sin registro previo, es decir que estos dos fósiles fueron descritos por primera vez y fueron bautizadas como Cossmannea poblana y Nerinea sanjuanensis en honor al poblado de yacimiento San Juan Raya por los doctores Blanca y Jaime Barceló Duarte.
Finalmente, Galicia invitó a reflexionar acerca de la labor de los paleontólogos, quienes tienen por objetivo realizar expediciones como esta para hallar las incógnitas que aún se encuentran enterradas en la tierra; su tarea es rastrear, hallar, investigar, describir e interpretar para develar las historias de antepasados olvidados. (AD)