Un niño francés fue abandonado en su departamento familiar por sus padres, quedándose sin la supervisión de un adulto; a pesar de eso el infante continúo asistiendo a la escuela, donde se presentaba con normalidad, aseado y con la tarea.

El infante que vivió solo entre los 9 y 11 años se alimentaba a base de pan, comida enlatada y congelada. Vecinos declaran que en ocasiones arrancaba tomates de un huerto y que pasó temporadas sin electricidad o calefacción y aparentemente solo contaba con tres edredones.

El suceso ocurrió en Nersac, una pequeña localidad del suroeste de Francia de interés social, donde la madre del infante alquilaba un pequeño departamento, en el que antes del suceso también vivían los padres del menor.

De acuerdo con testigos, el infante no faltaba a la escuela y acudía como los demás niños, aseado, con una buena actitud, entregaba la tarea y era un buen estudiante, por lo que su buen comportamiento hizo que sus maestros no levantaran sospechas.

¿Dónde están los padres?

Los padres del menor se separaron y el padre se mudó a una ciudad distinta, dejando a la madre como tutora legal, quien vivía a más de 5 km de distancia del infante y solo lo visitaba de vez en cuando para llevarle alimentos enlatados.

Las alarmas se dispararon luego de que la madre solicitara al departamento de servicios sociales ayuda financiera para alimentos, recibiendo en respuesta cuatro bonos de forma urgente.

La alcaldesa Barbara Couturier, quien también se encarga de los servicios sociales declaró tener interés por saber cómo se había usado el dinero proporcionado por el departamento de servicios sociales, averiguando que la tutora del infante había comprado alimentos congelados, pizza y galletas; cosa que desagrado a la alcaldesa en primera instancia para después percatarse de los rumores que había en la localidad sobre un niño que vivía solo.

¿Cómo es que nadie se dio cuenta?

Muchos medios han cuestionado a los vecinos y docentes de la escuela sobre cómo es que nadie se percató de la situación de abandono del menor; en la localidad nadie decía nada hasta que un vecino llamó a la gendarmería preguntando si a esa edad era legal vivir solo, lo que terminó con la intervención del estado colocando al infante con una familia de acogida.

Posterior a esto, la madre fue acusada de “abandono de menor comprometiendo su seguridad” obteniendo una condena de un año y medio en prisión y tendrá que cumplir seis meses con un brazalete electrónico, sin embargo, no se ha presentado ningún cargo hacia el padre del menor hasta ahora.

Es importante tomar en cuenta que el infante asistía a un colegio y vivía en una localidad de más de 2 mil habitantes, y nadie a su alrededor se percató de su complicada situación; algunos vecinos declararon que escuchaban al infante golpear la tubería por las noches, pero no conocían a los vecinos y pasaban un largo tiempo sin verse, que la gente iba y venía. (AD)