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¡Ixtacamaxtitlán echó pa´lante! Sí hubo corrida de toros | Opinión
Fiesta del pueblo, día de feria, día de toros, así fue el pasado 4 de octubre en San Francisco Ixtacamaxtitlán, una población ubicada en la Sierra Norte del estado de Puebla.
Días antes del 4, surgió una carta que circuló en redes sociales, mencionaba que un juez ordenó la suspensión de la tradicional corrida. Nadie sabe si la carta fue expedida por un juzgado o fue una puntada de algún malaje.
En el pueblo decidieron echar pa´lante, nadie dudó, el festejo se realizaría; inclusive, pusieron una lona durante la corrida para dejar claro su taurinismo. La corrida se realizó como siempre, entrada libre, lleno absoluto, tanto en el tendido como el cerro donde está la plaza.
Foto / Manuel Martínez
Si se hubiera presentado el juez con algunos antitaurinos, éstos salen huyendo, los hubieran sacado a patadas de Ixtacamaxtitlán. Es imposible impedir que un pueblo eche a la borda sus tradiciones, por el capricho de un grupo de retrogradas que no entienden la relevancia de la tauromaquia.
Atoyatempan y Ajajalpan, poblaciones del estado de Puebla, tampoco tuvieron empacho en ofrecer sus festejos taurinos hace unas semanas, ambos con plaza llena, nunca pensaron que los antis podrían suspenderles sus corridas, porque no permiten que alguien llegue a cancelarles, como sucedió en algunos municipios del estado de Puebla.
Foto / Manuel Martínez
Si usted pregunta ¿por qué en Puebla capital no hay corridas?, le dirán que porque los antis tramitaron la suspensión. Eso no es del todo cierto, ha sido un proceso lento. Lo de los antis sólo es la gota que derramó el vaso de agua. Básicamente ya no hay aficionados taurinos en Puebla, a casi nadie le importa la ausencia de toros en la Angelópolis.
Quizá si El Relicario no hubiera estado vacío en los últimos años que hubo corridas, los antis jamás se hubieran enfrentado contra los taurinos; sencillamente se aprovecharon de su vulnerabilidad. No es lo mismo cancelar un espectáculo con unos cuantos asistentes, a uno atiborrado de gente.
A partir de 2005 los buenos aficionados empezaron a dejar los tendidos, fueron víctimas de los abusos del empresario quien durante seis años hizo y deshizo con la complicidad de un juez de plaza, ahí empezó la deserción paulatina de El Relicario. Después, con otros empresarios sólo destellos de buenas entradas, hasta que poco a poco la gente dejó de asistir. Hubo otro recinto que funcionó dos años; a la afición poblana no le gustó asistir.
Desde hace 4 o 5 años, antes de las toreadas, solían estar unos cuantos tipos en el camellón de la calle frente a la plaza. Era irrisorio verlos y escucharlos gritar en contra de la fiesta, parecían inofensivos. Actualmente los grotescos no son ellos.
Todo indica que la cancelación de festejos taurinos en Puebla, es definitiva. La tauromaquia no es bien vista por parte de la sociedad, los políticos no van a ayudar para aprobar algo que dañe su imagen. No hay empresario que se anime a organizar corridas. Existen dos o tres grupos de aficionados taurinos, le echan ganas en conferencias y actividades taurinas, a eso se reducirá el futuro taurino de la capital poblana.
En la Puebla de los Ángeles jamás sucederá lo que hicieron en el pueblo de San Francisco, allá ignoraron a unos chalaos con ideas prohibicionistas, sus habitantes pueden pregonar orgullosos: ¡Ixtacamaxtitlán echó pa´lante!