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¿Por qué no pedirle animales a los Reyes Magos?

  • Lizbeth Pérez
Los animales-que suelen traer Santa y los Reyes Magos en diciembre y enero, terminan en las calles en febrero
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Cada año Santa Claus y los Tres Reyes Magos buscan el regalo perfecto. La compañía de una mascota y toda la alegría que trae a los hogares puede parecer la mejor opción, pero las protectoras, los albergues y las organizaciones que procuran el bienestar animal no recomiendan que los dejen debajo de un árbol de Navidad, al pie de un nacimiento o a lado de un zapato.

Lucy Venegas Hernández, integrante de la organización Adopta Puebla y Movimiento Animalista, afirma que en los albergues poblanos hay perros, gatos, serpientes, hamsters y conejos gigantes, pero los más solicitados en estas fechas como regalo son los cachorros porque las familias pueden verlos crecer y darles una mejor educación.

En entrevista con e-consulta asegura que esa idea es falsa pues son los perros adultos los que ya tienen costumbres y eso implica un menor esfuerzo para educarlos.

Si bien, la mayoría de los adultos busca comprar animales de raza porque son estéticamente más llamativos, los niños son quienes piden a sus padres adoptar en lugar de pagar por ellos.

La mayoría de las personas que en la temporada Navidad-Reyes busca en un albergue o asociación un animal-regalo se llevan una gran decepción: en estos lugares se toman muy en serio el bienestar de los animales bajo su cuidado.

Es necesario que los solicitantes pasen un proceso que haga saber a los encargados que son personas con la capacidad de solventar los gastos del animal, contar con el espacio suficiente para tenerlo y la responsabilidad que implica vivir con un animal doméstico.

Es un proceso tardado y cansado para las personas que tenían como objetivo tenerlo al instante. Sólo tres de cada 10 procesos son completados.

Es atrevido dar cifras exactas porque hay refugios por temporada y adopciones no registradas, pero Lucy Venegas explica que muchos de los animales adoptados o rescatados con el propósito de obsequiarlos a los niños terminan de nuevo en las calles o regalados a terceros, y sólo 2 por ciento son devueltos al albergue o entregados a una veterinaria.

Recomienda hacer conciencia de que tener una mascota, sea cual sea, es un compromiso permanente y no para un regalo, o como recompensa por comportamiento, calificaciones o por festividad.

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