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Más de la mitad de los militares han muerto en emboscadas
Los elementos del 25 batallón del Ejército se internaron en el municipio de Miguel Alemán, una ciudad tamaulipeca que apenas alcanza los 25 mil habitantes, a orillas del Río Bravo. Ahí tuvieron un fatídico enfrentamiento con integrantes del crimen organizado.
De acuerdo con reportes de los Guacamaya Leaks a los que tuvo acceso Milenio, cruzados con datos oficiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), 42 de los 76 militares que perdieron la vida en los últimos cuatro años fueron emboscados por mafias delictivas. Esto quiere decir que al menos 55 por ciento de los miembros del Ejército han sido asesinados con armas de fuego y en ataques directos.
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Aquel 5 de octubre, recibieron una llamada en el cuartel. “Había gente armada”, les dijeron. Se prepararon con sus chalecos antibalas, sus cascos, su armamento. En total, 54 soldados de la tropa y dos oficiales abordaron seis vehículos y se dirigieron a un paraje de terracería y casas hechizas que conocían como el rancho Los Marroquín.
Como siempre, en estas historias hay varias versiones, pero la que aún se sostiene por parte de los pobladores y un reporte militar, es que ese día, integrantes del Cártel del Noroeste, una escisión del Cártel de Los Zetas, precisamente un grupo paramilitar integrado por ex soldados, ingresó a una de las rancherías de la zona.
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Según versiones de medios locales, los criminales iban vestidos con uniforme militar y le pidieron a una familia de la zona que los alimentara y les dieran de beber; además les advirtieron que debían callarse mientras estuvieran ahí. Solo así les permitirían seguir con vida.