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Noche de orejas inicuas

  • Jaime Oaxaca
El público ovacionó como si se tratara de un gran triunfo, como si el toreo se tratara de cortar harta oreja, aunque sean chafas
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Ayer miércoles 2 de noviembre iniciaron las corridas de feria en Tlaxcala. El ambiente fue de primera: cempasúchil, misticismo, incienso, desfile de catrinas, todo aledaño a la plaza Ranchero Aguilar. La empresa, Casa Toreros, vistió a los vendedores como corredores de Pamplona, los monosabios con indumentaria impecable, en fin, todo bien para el festejo. Todo se cuida, excepto el toro a lidiarse, para que esto sea una corrida de toros es imprescindible precisamente eso: el toro. 

El hato de Rancho Seco que salió al ruedo, además de carecer de bravura, le faltó presencia. Cornamentas pequeñas sin desarrollarse totalmente, caritas jóvenes, en fin, aunque la salida a la arena de las seis reses fue esperanzadora, pronto se disolvía la ilusión. El público ya se acostumbró, no protesta, sólo el cuarto, pero fue muy leve. El sexto estaba escobillado del cuerno derecho, ni un reclamo. 

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"Los toreros cumplieron con su chamba"

Uriel Moreno “El Zapata y Héctor Gutiérrez cortaron dos orejas cada uno, premios exagerados que fueron solicitados con los pañuelos que se regalaron a la entrada al coso. Lo mejor de Octavio García “El Payo, fue la charla que ofreció en Tlaxcala un día antes de la corrida. 

El Zapata”, con el rostro marcado por una cicatriz y puntadas a consecuencia de la cornada recibida hace unos días en Perú, poco entusiasmó al público en el abreplaza. El animal espiaba y tiraba un gañafonazo al final del muletazo. Uriel cumple en los lances de recibo; un piquetito de Paco Salinas en varas. El diestro toma los palos, deja un cuarteo, un violín y el famoso monumental. Muletazos intrascendentes en el último tercio. Estocada, escasas palmas al torero, ligeros pitos al burel. 

En el cuarto, “El Zapata” cumple con el capote, el picador Víctor Vázquez no se acomoda con la vara, quite por chicuelinas del matador. Ahora Uriel toma los tres pares, los coloca en un suspiro: monumental, violín y cuarteo a la gente no le importa la colocación, solo aplaude la vuelta al ruedo del diestro. El último tercio inicia con muletazos flexionando una pierna, luego una tanda por derecha, el cite sicodélico, otra tanda, ahora por la izquierda, la gente “está metida en la canasta”, todo lo festeja, aunque “Cempasúchil” haya ido al trapo rojo sin emotividad, estocada y don Manuel Ruiz, el juez, suelta el par de peludas exigidas por el público que, por cierto, llenó la plaza. 

El tercero salió con muchas patas y poca cornamenta. Bien a la Verónica Héctor Gutiérrez. Puyazo de Héctor Delgado, en seguida chicuelinas del matador. Fermín Quiroz la sufre al banderillear, un buen par del aspirante Gustavo Escobedo. El torito es tardo, ni una pizca de emotividad, nada puede expresar el coleta. Deja un bajonazo, rápidamente el subalterno Héctor García saca el estoque, otro bajonazo, la gente lo reprocha con energía.

Al cierraplaza le ejecuta un par de buenas verónicas y remata soltando la punta del capote. Puyazo de Martín Carrillo. El de Aguas quita por saltilleras. El tercio consta de dos pares de banderillas, el de Héctor García es bueno. El espada inicia hincando las rodillas en los medios, realiza una faena derechista ajustándose. Sólo una tanda por la izquierda, no puede templar la embestida, no vuelve a insistir por ese lado. “Catrino”, un cárdeno, no es nada del otro mundo, embestía sin emoción y termina volteando contrario, fue lo mejorcito que salió por toriles. La faena de Héctor baja de intensidad, tiene que recurrir al choteado desplante de arrojar la muleta, como eso lo festeja el público, le aplaudieron. Metió la espada y la gente pidió las dos orejas que, faltaba más, se le concedieron.

El segundo de la tarde era huidizo, “El Payo no lo pudo sujetar, Francisco García lo brega bien, lo lleva al caballo de Omar Morales donde lo acribilló, supongo obedeció órdenes de su “mata”. Mal los banderilleros porque “Ranchero” los esperaba. Se percibe lo medroso de Octavio García en el inicio del último tercio, alguien grita provocando hilaridad: “Payo, ya no hay sana distancia”. Y así como se lo cuento, sin más, el rubio se tiró a matar, acierta al segundo intento. Fuerte Bronca.

Con el quinto, una o dos verónicas. “Cirujano” acomete en varas, Daniel Morales le da fuerte, el burel sangra hasta la pezuña. Bien Luis Alcántar con los palos. “El Payo” inicia con precauciones, intenta torear, echa al toro pa’fuera en los pocos derechazos. No hubo más, no está el palo pa’ cucharas. Pinchazos y varios descabellos. Otra bronca.

Quienes cargan en hombros a los toreros cumplieron con su chamba. El público ovacionó como si se tratara de un gran triunfo, como si el toreo se tratara de cortar harta oreja, aunque sean chafas. Así es nuestra fiesta actual. La bravura y el toro dejaron de ser relevantes, hasta parece que estorban.

El sábado 5 la segunda de feria de Tlaxcala. Atlanga para “El Calita”, Silveti y Angelino de Arriaga.

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