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Cantautor poblano va contra la comercialización masiva de la música
El cantautor poblano Iván García, a través de una entrevista habló sobre cómo se consolidó su carrera a través de cinco álbumes y cómo se convirtió en una figura reconocida del rock poblano underground.
A continuación, fragmentos de la entrevista:
El artista definió su trayectoria como una búsqueda de identidad: he abarcado muchos subgéneros y ramas de este movimiento, me caracteriza la lírica; hablando de mis sellos siempre me gustó leer, entonces trato de reflejar algo de esas lecturas en las canciones.
De acuerdo con su experiencia, en todos sus discos refleja momentos, episodios de su vida, por lo que todas las canciones están escritas por algo: he hecho muchas canciones a cuestiones de gusto: a los monstruos, a los ovnis, y a lo mejor pareciera que no es algo muy introspectivo, pero es un reflejo de mi personalidad, toda la obra tiene algo de Iván.
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Sobre su primer instrumentó platicó: mi padre tenía una guitarra en casa. En sus bohemias, sacaba la guitarra y se echaba sus canciones de Leo Dan, creo que a la fecha lo sigue haciendo, no me la regaló, mi papá se separó de mi madre, y ya sabes que esas separaciones implican que quedan muchas cosas en casa, y se quedó la guitarra, y yo me la “agandallé”. Después mi padre solapó mucho mi gusto, fue de las personas que más me apoyó, y me regalo mi segunda guitarra.
¿Cómo te das cuenta de que la música es lo tuyo, escribir canciones?
Es complicado el proceso de creérsela, yo creo que es una de las partes más importantes de ser músico, de creerte: que eres compositor, cantante, guitarrista, es de las partes más complicadas. A mí el veinte me cayó en un encuentro de cantautores poblanos, tenía 16 años; en el centro cultural creciente presenté mis tres o cuatro primeras canciones “serias”, bueno “serias” porque antes había tenido varias muy feas y ante compositores ya nombrados como: Carlos Arellano, estaba José Luis Galindo, Juan Morales, compositores poblanos. Carlos fue el que me animó más a continuar en esto, y es curioso porque sigue siendo uno de mis mejores amigos, y mi maestro.
Ya quince años en la escena del rock ¿a qué retos te enfrentas?
Hay varios retos, el reto de sobrevivir como profesional en el medio es también hacer de tu trabajo algo lucrativo. Con el término de lucrar no me refiero al “agandalle” sino de vivir de esto, vivir de manera plena, siempre he dicho que es ese el fin de un artista: la plenitud. Como compositor creo que otro de los puntos a alcanzar es la renovación, la evolución. Este oficio tiene muchas metas.
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En el 2016, le dieron el Premio de Literatura a Bob Dylan, parecía imposible hasta entonces.
Me parece que es un paso enorme porque la canción siempre ha sido un pariente lejano de la poesía, digamos que es como el primo no querido, la canción siempre fue un texto, como tiene que ser estructurado, el soneto también, pero este se tiene que acoplar a la melodía, siempre fue el hermano despreciado de la poesía, con este reconocimiento le da un valor a la canción, hasta como un género literario. Podríamos hablar de que en próximos años la canción se convierta en un género literario, que yo siento que desde hace muchos años ha coqueteado, si uno lee, el ómnibus de la poesía mexicana, no solamente está Octavio Paz, Rubén Bonifaz Nuño o Efraín Huerta, está José Alfredo Jiménez, Agustín Lara o Álvaro Carrillo ¿no? Siempre ha habido, aparte de muchos autores, el aceptar que la canción es subgénero de la literatura, para mí es un gran paso.
¿Cómo resuelves la ecuación rock y política?
Van de la mano, el rock y la política siempre tiene que haber una crítica. Nosotros como músicos rockeros tenemos que estar comprometidos con la verdad, ser contracultura, ser críticos, pero siempre he dicho sin ser panfletarios; hay mucha diferencia entre hacer una canción de protesta que refleje lo que está sucediendo, que sea una crónica de los tiempos; a decir que muera el gobierno, que caiga el capitalismo tiene que ser un reflejo poético, una crónica, que tenga entre líneas una crítica política y social. Yo soy más de esa vertiente, no soy tan de la cuestión panfletaria.
¿Te has metido en algún problema por alguna canción?
Yo nunca he tenido problemas, mis canciones no son panfletarias, nunca he atacado a una institución directamente, sí me gusta ser crítico pero mis problemas han tenido más que ver con la sociedad en cuanto a temas a morales con la sociedad conservadora: mis problemáticas han tenido que ver con mi apoyo al suicidio, el consumo de drogas y alcohol, con las cuestiones de libertad, más que con temas políticos. En algún festival canté una canción que es un poema de un querido amigo: Edgar Altamirano, poeta infrarrealista, que se llama “El derecho a suicidarme” y la gente murmuró, se enojó y se salió del concierto. El texto no es mío, es una adaptación al poema de Altamirano. He tenido bastantes críticas por mi apoyo al suicidio, al sexo, drogas y rock and roll.
¿Existe escena del rock poblano?
Para mí si existe una escena poblana, hay dos o tres personas que dicen que no existe, sí existe y es grande, fuerte e importante. Tendríamos que hacer un análisis histórico, venimos de una ciudad conservadora, de una sociedad católica extrema, entonces el rock en Puebla se ha visto difícil por los temas que abordamos.
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¿A quiénes incluirías en la lista?
Es larga la lista, yo pondría a Carlos, como la punta de la pirámide, porque aparte de ser un compositor de rock es maestro. Si Arturo Muñoz y yo existimos es por él, es el personaje que nos trajo la canción poética a Puebla, vivió la escena nacional, ha estado dentro de las filas, del sistema, ha trabajado aquí en cultura, es un tipo con mucha experiencia, yo lo pondría en un puesto muy importante. La Trola, los Guanábana, los Snorkels, los Pegajosos, Monedita de Oro, mis carnales de Híkuri, es amplísimo. Hay músicos importantísimos para mí como Mr. Brown, Isaac Rivera. El rock urbano, que a veces se menosprecia, hay una historia muy fuerte en el rock urbano, José Luis Galindo, es un testigo de eso.
Le declaras la guerra a lo conservador en Puebla, apoyas abiertamente el suicidio. ¿Cómo ha influido la ciudad en tus rolas?
Yo provengo de una familia “apoblanadísima”: católicos, que te mandan a escuela de paga, que te mandan a Beneficencia Española, que pasas navidad oyendo a Luis miguel, yo no fui de barrio, es algo que siempre he dicho, yo me genere aquí en el centro, más que por barrio que por vago. Amo mi ciudad, y he querido reflejar eso en mis canciones. Quisiera que existiera un sello personal del rock poblano, creo que la Trola podría ser parte importante, Arturo hizo un sello del rock poblano, y con base en él he modificado mis canciones, es hermoso influenciarte de gente que está a tu lado.
En tiempos de inmediatez vas a contracorriente, le sigues apostando al álbum, pero ¿Si afecta el mercado a la música?
No me gustan los sencillos, y es algo que me han criticado: saca sencillos, saca videos. Te voy a decir algo, quizá tenga que ver que compongo a veces de manera irresponsable, porque si a mí me dicen saca un diseño por sencillo o saca un video por sencillo, a mí, lo que cuesta sacar un video, o sencillo, lo invierto en sacar un álbum. A mí me gustan los álbumes, porque son redondos, son conceptuales, porque hablan de un escenario similar. Yo pertenezco a un mercado underground: toco en bares, en eventos culturales, festivales, eventos particulares, eventos clandestinos porque sigo siendo parte de esa escena.