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Vestigios de tumbas prehispánicas de élite perduran en Coxcatlán
Coxcatlán es un eslabón impórtate en la historia de la región, desde los valiosos datos hallados en de la Cueva del Maíz, el sistema de riego de la presa El Purrón y ahora las cuatro tumbas prehispánicas de élite ubicadas en San Rafael, del ejido de San José Tilapa.
Son cuatro estructuras de la civilización Popoloca o Ingiva, realizadas durante la época prehispánica, sin embargo, al hallarlas y abrirlas no se encontraron restos, ni humanos ni pertenencias con las que eran sepultados los antepasados, lo que significa que fueron saqueadas.
Don Benito Olaya Rojas, del Ejido de San José Tilapa, es quien por años veló por estos sitios, porque considera que, aunque el tiempo ha hecho estragos con los vestigios que aún se mantienen, son una prueba fehaciente de lo que representó Coxcatlán hace unos 500 años, además sus aportaciones en la agricultura perdurarán por varios años más.
Las tumbas están edificadas en uno de los cerritos que conforman el ejido y están abiertas al público, en las cuales se puede adentrar y conocer cómo fueron construidas, sin embargo, antes de poder ingresar es necesario pedir permiso a quien habitó ese lugar, probablemente por varios años.
Varias de ellas son rectangulares tienen en promedio un metro de altura y hasta un metro de ancho por 2:20 metros de largo.
La tumba tiene una entrada y una salida, a mitad de ella se observa un el sitio en donde se sepultó el cuerpo, así somo sus pertenencias, la cual está realizada por piedra y una laja monolítica.
El arqueólogo encargado del Museo de Sitio y de la Zona Arqueológica del Tehuacán Viejo Ndachjian, Mauricio Gálvez Rosales, mencionó que, por el tipo de material y el modo de construcción de la cripta, en ese sitio se pudo haber sepultado a alguien de élite, un comerciante, sacerdote, o a alguien con poder económico; a los nobles se les colocaba riquezas, principalmente de oro, joyería, vestimentas y demás artículos.
Resaltó que en la región de Tehuacán se encontraron varias tumbas prehispánicas, la mayoría están saqueadas y aunque algunas son de personas de la nobleza, hay otras que son de personas comunes, por así mencionarlo, a quienes se les honraba sepultándolos con artículos que utilizaron en vida, como: vasijas, platos, lanzas o puntas prismáticas.
Del lado Poniente del Cerro Colorado, también se encontraron estas construcciones, las cuales calificó como vestigios de una clase alta, que también estaban saqueadas y la tierra que a través del tiempo se acumuló al interior de ellas.
La más famosa es la que se ubica en Zapotitlán Salinas, la que la mayoría conoce como la del “Rey Xapo”, sin embargo, en ese tiempo no había reyes, esta fue abierta en 1905, pero tampoco se hallaron restos, ni humanos ni materiales.
El arqueólogo resaltó que se desconoce si esa cripta fue saqueada antes de que fuera abierta o durante la conquista, ya que los españoles exigían tributo a los pueblos indígenas conquistados y para todos era sabido que en estos lugares fueron colocadas riquezas.
Agregó que esta tumba tiene influencia mixteca, es cruciforme, pues tiene una entrada y una salida y a la mitad de encuentra una especie de brazos, en las que se cree que pudieron haber sepultado hasta a tres personas.