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Se muda sexoservicio a casonas con aval de gobierno en Puebla

  • Nancy Camacho
Las sexoservidoras de la 4 Poniente se movieron a un local del “Callejón de las Variedades”, donde ahora reunidas esperan a clientes
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En un establecimiento y a lado de un supuesto hotel en el Callejón de Variedades del municipio de Puebla, las trabajadoras sexuales han comenzado a ofrecer sus servicios luego de que la Secretaría de Gobernación Municipal (SEGOM) anunció que autorizará el sexoservicio e incluso habilitará 16 casonas del Centro Histórico para que sean ocupadas por más de 500 mujeres.

Antes de la pandemia por covid-19, en el callejón se vendía ropa, calzado, maquillaje, gorras y hasta discos y películas, pero con la crisis sanitaria varios de estos negocios tuvieron que cerrar y solo unos cuantos operan, pero en horarios y días específicos

En un recorrido se pudo constatar que dicho callejón ahora luce solitario y las personas solo lo usan para cruzar de la 4 a la 2 poniente, pues nadie acude a comprar, ya que las casetas de los negocios no operan y además lucen olvidadas y descuidadas

El único abierto es un local con cortinas donde unas seis mujeres sentadas en sillas de plástico esperan a clientes que buscan servicios sexuales.

Inician lugares de tolerancia

Las trabajadoras sexuales comentaron que este jueves les notificaron que habían habilitado un lugar en el callejón para que pudieran trabajar y dejaran la vía pública. 

En ese callejón opera un hotel que no cuenta con un nombre o un letrero que lo identifique, pues a primera vista parece una casona con portón rojo que opera solo como sanitarios públicos, pues afuera hay una lona con la leyenda: “oficial uso obligatorio de cubrebocas, gracias”, sin embargo, al interior se ofrecen servicios sexuales de 150 a 250 pesos.

La dueña del hotel es “Doña Irma”, quien es identificada por las sexoservidoras de la 4 Poniente, y es la que renta sus cuartos por 120 pesos. 

A decir de “Doña Irma”, el hotel cumple con todos los permisos y licencias de funcionamiento, pues el establecimiento lleva más de 140 años operando en el callejón y a la fecha no ha tenido ningún problema con las autoridades municipales o estatales.

En la entrada del establecimiento hay un termómetro, un tapete sanitizante y gel antibacterial, además de una recepcionista que toma nota de quiénes y cuántos hacen usos de los cuartos. Hay cerca de 10 habitaciones en la planta baja y sanitarios para hombre y mujeres.

Sexoservidoras pagan derecho de piso

Estrella -quien llamaremos así por seguridad- lleva dos años como sexoservidora en calles del Centro Histórico de Puebla y denunció que prevalece la discriminación, el maltrato y la extorsión de parte de algunos ambulantes, quienes le cobran “derecho de piso”, pues diariamente tiene que pagar 100 pesos.

Señaló que es madre soltera y se vio en la necesidad de salir a las calles para poder llevar un sustento a la casa, indicó que trabajar como sexorvidora no ha sido fácil pues muchas de las ocasiones se tiene que arriesgar y meterse con personas que tal vez no le llegan agradan.

Cuestionada sobre la bolsa de trabajo que ofrece el ayuntamiento de Puebla para que las trabajadoras sexuales puedan acceder a un trabajo formal, apuntó que solo con salarios bien remunerados podrían llegar a aceptar una de las vacantes, pues por ahora saca más ganancia de los servicios que ofrece.

Señaló que la estrategia de que el Gobierno de la Ciudad habilite casonas para que puedan ingresar a trabajar sería una buena opción siempre y cuando los establecimientos estén regulados y en regla, pues así no habría casos de trata de personas y estarían bajo la vigilancia de las autoridades, no obstante, consideró que esto también podría afectar sus ingresos pues al no estar en la vía publica, su clientela podía disminuir. 

En un recorrido se pudo constatar que aún hay presencia de decenas de mujeres en otras calles del Centro Histórico, pues mujeres mayores y jóvenes de entre 15 a 30 años ocupan las banquetas de las avenidas 8, 10 y 12 Oriente-Poniente, para esperar a que alguna persona adquiera sus servicios.

También hay presencia de sexoservidoras sobre la 3, 5 y 7 norte, así como en la 14 y la 18 Poniente, a la altura del mercado 5 de Mayo, todas siendo vigiladas a distancia.

Segom ofrece 16 casonas

El titular de la Secretaría de Gobernación del Municipio de Puebla, Jorge Cruz Lepe, informó que se busca habilitar 16 casonas del Centro Histórico, entre ellos el Callejón del ex cine Variedades, ubicado en la 4 poniente, para que sean ocupadas por las más de 500 sexoservidoras.

En entrevista, el funcionario municipal explicó que el gobierno capitalino no busca crear una "zona de tolerancia" en el primer cuadro de la ciudad, pues el objetivo de habilitar casonas u otros lugares es para que las trabajadoras sexuales tengan un lugar seguro para ofrecer sus servicios.

Sin abundar en qué zonas estarían las 16 casonas, el secretario de Gobernación señaló que deberán cumplir con licencias y permiso de funcionamiento en caso de que las quieran condicionar como "moteles" y no se conviertan en establecimientos de trata de personas.

"Nosotros no tenemos nada en contra de las sexoservidoras. Se ha estado platicando con respecto a las características que deben tener este tipo de establecimientos. Pueden ser 16 casonas, pero también se pueden rehabilitar algunos otros lugares. Eso es cuestión de los encargados de este tipo de negocio. Lo que proponemos es proteger a las mujeres, que no corran riesgos y no estén sometidas al yugo de nadie", declaró.

Claudia Rivera señala simulación

La ex alcaldesa Claudia Rivera Vicanco calificó como discriminatorio que las trabajadoras sexuales sean retiradas de la vía pública para ser reubicadas en casas para que ofrezcan sus servicios, pues esto es una forma de “ocultar y simular una regulación del oficio”.

Señaló que la administración de Eduardo Rivera Pérez estaría vulnerando los derechos humanos de las sexoservidoras al imponerles establecimientos.

“No es seguir menoscabando el derecho de una ciudadana por su color de piel, por clase social o su acceso económico tenga que ser reducido en sus derechos sociales al trabajo, a un trabajo digno a una remuneración, pero sobre todo hacerlo dentro de la formalidad. Si al trabajo sexual se le quiere esconder, pero no nombrar, no atacar de manera (oportuna), está haciéndose una simulación y, por lo tanto, al hacerse esa simulación se corre el riesgo de discriminar y menoscabar los derechos humanos”, dijo.

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