Los grupos criminales de Guerrero han tomado el control de los recursos naturales como la minería o la madera y las rutas para la distribución de cerveza y refrescos,  señaló el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza.

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa reconoció  que la problemática no es nueva, pero critica lo que está en el fondo y que habría comenzado cuando la delincuencia se apoderó de las urnas.

“Atrás de muchos políticos, atrás de muchos gobernantes existen los grupos delincuenciales, en esta última votación del seis. El mismo crimen organizado puso a muchos presidentes municipales y algunos diputados. Es más, aquellos que no pudieron colocar, los están llamando ahorita a que se adhieran a sus propuestas”, advirtió.

En el caso particular de Chilpancingo, dice, “logramos pacificar hace unos tres años y medio y había un cierto entendimiento: que no mataran gente. Pero esa paz duró poco, hasta hace ocho meses cuando un grupo sacó a otro grupo que estaba aquí y está haciendo lo mismo: secuestrar, asesinar, cobro de piso, levantamiento de personas”.

Las denuncias vienen de los feligreses que han encontrado refugio en la diócesis.

“Sabemos también que Guerrero es rico en minería; el oro y la plata. También esos señores ya se adueñaron de las minas, tanto de los dueños, como de los trabajadores.

“Controlan la carne de cerdo, la carne de res, controlan el pan, la cerveza, control el refresco en ciertas zonas,  por lo menos de mi diócesis; se vende el refresco que ellos quieren que se venda, se distribuyen la carne al precio que ellos quieren, el pollo, o el huevo. Por eso hemos hecho una exhortación a las autoridades de nivel federal, estatal y municipal que necesitamos se haga algo en bien de las personas”, dijo el obispo en declaraciones al diario Milenio.