Una serie de hechos de violencia provocó que las votaciones en una de las casillas instaladas en el municipio de Santa María Coronango tuviera que cerrar y concluir la jornada electoral antes de lo previsto, pues incluso pobladores de la zona amenazaron con robar las urnas para quemar los votos que alcanzaron a emitirse.

Todo se inició después del mediodía cuando al número de emergencias 911 se reportaron múltiples detonaciones con arma de fuego en las inmediaciones de la casilla 288, ubicada en la calle Duraznos sin número, en la junta auxiliar de San Antonio Mihuacán.

Al lugar llegaron decenas de elementos de la Policía Estatal, así como de la Guardia Nacional, los cuales se entrevistaron con los funcionarios y el presidente de casilla, que señalaron que en la zona se había reportado una balacera entre policías municipales y sujetos a bordo de una camioneta particular.

De mediato los funcionarios ordenaron el cierre de la casilla por lo que varios de los pobladores que llegaron al sitio ya no pudieron emitir su voto, situación que causó descontento pero no impidió que más pobladores siguieran llegando a la casilla.

Mientras se encontraban a las afueras de la casilla, algunos de los pobladores señalaron que en realidad todo se había tratado de un conflicto por compra de votos, ya que presuntamente la camioneta particular que era perseguida por la policía había denunciado que se estaban pagando 300 por sufragio.

Durante la persecución entre la camioneta particular y los elementos de seguridad pública, un poste de la Comisión Federal de Electricidad fue impactado y derribado.

Los vecinos que llegaron a la casilla pidieron que se reabriera para que pudieran votar.

Al calor de la discusión los pobladores se dividieron en dos grupos: los que pretendían votar y los que exigían sacar las urnas y así quemar los votos, alegando que se debía de anular la votación ante las negligencias denunciadas previamente.

Hasta las 16:00 horas la zona permanecía resguardada por elementos de los tres órdenes de gobierno y los funcionarios de casilla se encontraban atrincherados con apoyo de la Policía Estatal, para impedir que los pobladores pudieron ingresar y quemar las urnas.

Hasta las 17:00 horas no había alguna autoridad electoral para recoger las urnas y demás material electoral, pues los funcionarios de casilla se negaron a entregar información acerca de cuál era el padrón electoral que debería de votar en esta casilla, así como el número de boletas que aún quedaban, ante el intempestivo cierre.