• EN SU TINTA

“Mi obra es cíclica porque la vida es así”: Antonio Álvarez Morán

  • Flora Molina
Uno de los artistas plásticos más reconocidos por su ecléctica obra nos remite a imágenes poderosas sobre la poblanidad, la religiosidad y la irreverencia de su propuesta creativa
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El Paseo Bravo lo vio crecer. Cuenta la leyenda que al artista plástico lo encontraron en un huevo al interior de una familia católica.

La música siempre ha acompañado la parte creativa, la cultura popular de México y de los latinos en Estados Unidos se encuentran presentes en su obra, además de personajes iconográficos como religiosas o vedettes.

Miembro del Club de las Monjas Cocineras, su talento su vuelca también a la creación de exquisitos platillos tocados por la tradición culinaria poblana

Infancia y primeros años de escuela

“Soy de la ciudad de Puebla y crecí en una familia muy tradicional. Cuenta la leyenda que me encontraron en un huevo.  Me tocó vivir el viejo Paseo Bravo, no aquel viejo paseo que creo fue el primer viñedo de Puebla. No sé qué tanto saben esto ni estoy tan seguro de ello, pero el Barrio del Parral debe su nombre a las primeras parras que se sembraron para producir vino para la iglesia.”

“Recuerdo aun que se encontraba el zoológico, el museo, ese extrañísimo que había y los juegos. Yo vivía muy cerca de ahí entonces era obligado el paseo dominical. También iba a un kinder en la zona, el María Luisa Pacheco, que era una escuela para mujeres, pero el jardín de niños era mixto.

“Después estuve en una extraña escuelita, Nuestra Señora del Carmen, en la cual éramos aterrorizados por la maestra con la historia del fin del mundo, de cómo iba a llover fuego y los muertos saldrían de su tumba. Posteriormente he escuchado que la escuela se quemó, que hubo un incendio y que acabó con ella, una cabañita en la parte trasera de la casa.”

“Posteriormente estuve en el Benavente unos años. Nos mudamos a León, Guanajuato, en donde estudié en una escuela de lasallistas, luego con jesuitas. Al regresar a Puebla estuve en el Colegio Oriente, donde terminé la secundaria. Después en la UPAEP y luego en la Universidad de las Américas hice la licenciatura. Más adelante viví en Nuevo México durante toda la década de los ochenta y de regreso empiezo a dar clases en la UDLA hasta hace cuatro años.”

Los Maestros de la Pintura: Dibujos, pinceles y colores

“Estuve seis meses en cama en una terapia. Iba un padre jesuita a darme las tareas y aplicarme los exámenes y ahí fue cuando empecé a pintar en óleo.  Fue un momento natural, algo que me interesaba mucho. Se dieron las condiciones al estar en reposo. El no tener tanto contacto físico con la realidad, me abrió más al mundo interior y también al mundo de los libros, por ejemplo.”

“Empecé a ver pintura cuando otra de mis tías me regalaba los fascículos semanales Los Maestros de la Pintura. Veía también mucha televisión y comics, los cuáles han sido una gran influencia durante mi trabajo, y todo tipo de impresos. Siempre la imagen ha llamado mucho mi atención.”

“Recuerdo que cuando estuve en Guanajuato, mis tíos tenían una peletería entonces hacía mis dibujos con pintura para zapatos que encontraba en los cajones de mi tío. El desarrollo de la adolescencia me hizo descubrir ciertas cosas y empezar a buscar otras cosas que hacer. Fue muy fugaz y es ahí alrededor los trece años, donde tengo un problema de salud en donde casi me muero, pues tuve una infección ósea que vino de la nada, por la que fui a parar al hospital. Mi mamá estaba angustiadísima, tenía una fiebre altísima, un dolor muy fuerte y no me podía mover.”

“Justo en el hospital, el doctor le dice algo que después yo interpreto como un poco mi destino de pintor. Al revisarme, el médico le dice a mi mamá: El cuadro está muy negro. Fue una cosa terrible porque metafóricamente quería decir que el futuro era muy incierto, pero el hecho de que lo dijera como cuadro, siempre me pareció que marcó mi destino.”

Cholula y Nuevo México: dos mundos alternativos

Dos han sido los lugares que han dejado huella en la vida de un Antonio Álvarez en donde la cultura popular con orígenes indígenas ha permeado en la formación y en la construcción creativa del artista.

“Cholula la empecé a conocer cuando me fui a estudiar a la Universidad de las Américas en 1979. Era un paraíso. La UDLA es una locación insuperable: un campus con una pirámide enfrente, los volcanes y el pueblito de Cholula que en ese entonces no tenía ni una calle pavimentada y en donde vivían muchos extranjeros. Gente pensando de otra manera. Fue muy padre conocer todo ese mundo alternativo que existía y era algo desconocido para mí.”

“Al terminar mis estudios de Artes Gráficas y Diseño, que era el nombre de la de la carrera que estudié y que era una mezcla de diseño gráfico con artes plásticas, alrededor de los 20 o 21 años de edad, decido viajar a Estados Unidos, país que no conocía.”

Tenía yo varios a contactos de teléfonos de amigos o de parientes de amigos y no recuerdo exactamente, pero conseguí un aventón en un tráiler que iba de Puebla a Phoenix y que transportaba marcos del barrio de Los Sapos.”

“Mi mamá recuerda muy bien que me fui como si nada, con huaraches en octubre antes del invierno, con un morral, una maletita y un portafolio lleno de dibujos. Al paso del tiempo mi mamá me dijo que había sentido espantoso cómo me ibas sin ni siquiera saber a dónde ni con quién iba a llegar. Yo no me di cuenta que mi mamá había sentido tan feo pues me quedé nueve años allá.”

“Fue toda una travesía. Caí en un muy buen lugar, en un centro de arte en Santa Fe en donde había muchas galerías, mucho movimiento y empecé a vender mis dibujos. También fue un lugar donde era fuerte la influencia hispana dicen allá, mexicana aunque también están los indios pueblo, la parte indígena y la anglosajona.”

“El estar fuera de México me hizo ver más a mi país. Como las cosas las tienes tan cerca no las ves bien. Por ejemplo, la primera danza de carnaval la vi allá en el estacionamiento del Museo de Arte Folklórico de Nuevo México y dije: ¿qué es esto? Unos señores con unos sombreros, con unas plumas y unos látigos. Y me voy enterando que eran de Tlaxcala y fue la primera vez que veo un carnaval pues yo crecí como un niño urbano poblano, bastante desconectado de la cuestión popular.”

La alegoría de los Santos Niños

Las imágenes religiosas que conoció en la casa de los abuelos produjeron en el artista una narrativa en donde el Santo Niño Cieguecito ocupará un espacio que le permitirá recrear su iconografía a partir de tintes surrealistas. Su fascinación por la representación de estos niños lo lleva a documentarse y a explorar esa legitimidad a partir de los milagros que se les atribuía, y a partir de ahí el desarrollo de una expresión popular a partir del arte.

“Mi primer reencuentro con el catolicismo es con el Santo Niño Cieguecito. En casa de mis abuelos había una veladora todo el tiempo encendida con una pequeña estampita con un misteriosísimo y rarísimo niño que no tenía ojos y que le salía sangre por las cuencas y con una paletita con los ojos en la mano, lo cual me impresionaba. Entonces cuando yo empiezo a interesarme en el dibujo, en la pintura, el arte, el rock and roll y el surrealismo, veo esta imagen y digo, este es de los míos.

“Es lo mismo que le pasó a Bart Simpson cuando de castigo lo meten a una escuela católica, donde empieza a ver que hay comics y grandes matazones y todas estas cosas tan extrañas de la religión católica que se fascina y dice: qué bueno que me castigaron. Entonces así yo, al Santo Niño Cieguecito lo equiparo más a Alice Cooper que a San Judas Tadeo. Esta idea bizarra de la imagen.”

“Lo mismo me sucede poco después con el Beato Sebastián de Aparicio, esta momia en una caja de cristal con todos esos cuadrazos contando su historia de cómo lamía leprosos y hacía cosas extraordinarias con su cuerda. Entonces me empiezo a interesar más como en ese aspecto medio bizarro, medio morboso del catolicismo; el culto a los huesos y las reliquias; todo esto me empieza a atraer más pero desde el lado del arte.”

Durante esta exploración Antonio Álvarez Morán se ubica en el medio de dos mundos: uno que lo observaba como demasiado atrevido, demasiado irreverente y otro en donde los artistas o el mundo intelectual le veían como muy conservador. Sin embargo, el tiempo le dio la razón:

“Mi propia exploración me ha dado pie a crear mi propia historia, como ha sucedido con los santos niños, como el Santo Niño Doctorcito o el Santo Niño Futbolista o el Niño de las Palomitas o infinidad de niños bastante raros. Ahora todo el mundo es santo: santo mezcalito, santos tacos; Santo Niño Miguelito, la Niña Santa, pero cuando yo empecé nadie ponía esas palabras en las cosas.  Yo fui el primero y lo puedo afirmar y eso está en la historia.”

Las monjas como parte de su vida

Las imágenes religiosas han tenido una gran influencia en la obra del artista plástico, pero las monjas poblanas han sido un eje conductor que lo ha llevado a hacer propuestas que generan un diálogo y una nueva recreación a partir de obras clásicas donde el género de las monjas coronadas sufre una nueva representación iconográfica.

“Las monjas han sido el fuerte en mi trabajo. De hecho, desde el principio empiezan a aparecer monjas salpicadas en diferentes etapas de mi vida de mi producción artística y es en el 2011 cuando decido hacer ya una serie dedicada al tema de las monjas, con el título de Engaño Colorido, inspirado en el soneto de Sor Juana Inés de la Cruz en el que habla acerca de su retrato, de la pintura que alguien hizo de ella.”

“En ese aspecto sí ha habido antecedentes familiares que tienen que ver mucho con el tema. En la parte de mi familia Golzarri que es el segundo apellido de mi papá y que es de origen vasco, un hermano de mi bisabuelo fue la persona que escondió por ejemplo la urna con los restos del cadáver del Lirio de Puebla en su casa durante ocho años en la Guerra Cristera, y escondió también monjas y curas que hacían ahí sus prácticas religiosas. Ellos sí eran católicos de hueso colorado. Esa parte ha sido fundamental y me ha tocado.”

“Mi mamá tiene una familia muy numerosa de diez hermanos. El mayor tuvo en su juventud una hija fuera del matrimonio, que no fue querida por su madre y se la dio a mi abuela; sin embargo a ella le dio miedo tener a la niña en su casa con toda una serie de hijas solteras pues podría afectar la reputación de alguna de ellas.”

“Mi abuela lleva a la bebé a un convento de monjas, donde la niña creció y fue educada ahí para posteriormente convertirse en monja. Ella todavía vive y es directora general de las escuelas de los Legionarios de Cristo; es una monja top y es mi prima más antigua, mi primera prima de los chorro mil primos que somos. Hay varias conexiones así extrañas con el mundo de las monjas.”

“La serie Engaño Colorido empieza como una serie de pinturas a la cual le llamo Retratos de retratos de monjas coronadas. Lo comento porque los retratos que se hicieron de ellas en la época novohispana, es todo un género. Empiezo a trabajar más en serio con ese tema y a documentarme en libros, películas y artículos, ir a lugares y conocer monjas. Ese proceso no ha parado, ya van a ser diez años.”

“Los retratos de monjas coronadas existen, muchos de ellos realizados por pintores anónimos, algunos por pintores conocidos y son fascinantes estas mujeres misteriosas con esos hábitos y exuberantes coronas o ramos que contrastan con su carácter tan serio. Al decidir hacer la serie me propuse recrear un mundo paralelo, con la información de las cartelas con la descripción en letras sobre su nombre, lugar de nacimiento, cuándo profesó, sobre su familia o algunos datos curiosos.”

“A los retratos les empiezo a incorporar el anillo, una piedrita pegada donde va justo ese anillo, tradición que también viene de la pintura colonial, donde le colocan a las vírgenes coronas de plata y oro incrustadas en el óleo, o los enconchados. Yo empiezo a experimentar y el collage ha sido una práctica que me lo ha permitido. Empiezo a incorporar además de papeles pequeños objetos.”

“También hice una serie de seis ensamblajes dedicados a las monjas más famosas como Santa Rosa de Lima, Santa Teresa de Jesús, el Lirio de Puebla, y Santa Catalina de Siena, entre otras. Éstas son ya cajitas, no demasiados profundas, pero en la que sí hay más objetos y todos tienen una razón, no son objetos arbitrarios que pongo porque sí, porque están bonitos o porque me dio la gana, sino porque están ayudando a contar la historia que quiero y la biografía del personaje, el convento de Puebla de la orden a la que perteneció.”

“En el caso de Santa Teresa que fueron Reformadoras o en el caso de Santa Rosa de la Orden de las Dominicos. Hay toda una narrativa y ésta para mí es importante. Necesito que la obra cuente algo. No puedo hacer algo así nada más porque se ve bonito, por colores o texturas. Me moriría de aburrimiento.”

Las monjas vampiras contra el hijo de Benito Juárez

“El tema de los vampiros, que no es un tema demasiado presente en mi trabajo, viene por las monjas curiosamente. La obra más importante que he hecho con los temas de vampiros es el cortometraje Las monjas vampiras contra el hijo de Benito Juárez, que hicimos hace cuatro años y que pretendió ser una serie de cortometrajes y nos quedamos un poco estancados por razones diversas, pero la idea me vino en mis estudios de monjas.”

“Conocí a una monja que me platicó que se encontraba muy mal de la columna porque se había caído varias veces limpiando el piso. Ella es una monja capuchina, que todavía hasta hace poco usaban unos suecos de madera y que se resbalaba fácilmente, por lo que había tenido una serie de caídas y estaba muy lastimada de la columna.”

“Al empezar a ver a un acupunturista le propuso un sistema de inversión para la columna que consistía en colgarla de cabeza, un minuto cada semana. En mi imaginación veía a la monja colgada de cabeza igual que los murciélagos, igual que los vampiros. De ahí me surgió la idea monjas vampiras y de ahí salió la propuesta de la película.”

“Cuando estábamos a punto de hacer el segundo cortometraje, ya teníamos todo preparado ese día para hacer el ensayo en locación y con vestuario y de repente a las 2 de la tarde se registró el temblor del 19 de septiembre de 2017. En ese momento, todo se suspendió y ya no pudimos volvernos a organizar y el impulso se perdió pero probablemente algún día retomaremos.”

Personajes icónicos: El cajón de Lyn May

La obra gráfica de Antonio Alvarez Morán ha reflejado personajes extraídos de la cultura popular mexicana. Grandes personajes como el poblano, Gaspar Henaine “Capulina”, Agustín Lara, Yolanda Montes “Tongolele” y por supuesto, la vedette, Lyn May, han estado presente en sus diferentes manifestaciones artísticas, sin embargo la actriz acapulqueña ocupa un lugar especial en sus trabajos y en su historia personal.

Lyn May llega a mi vida impresa en un primer momento y a través de las películas de televisión como Los Lavaderos, de donde hice un dibujo viendo la película, recuerdo que salía embarazada en una película muy rara. Junto con otras miles de imágenes, me llama mucho la atención en mi adolescencia. Yo hecho pegaba recortes de periódicos y revistas en todos lados. Las paredes de mi cuarto las tenía tapizadas de piso a techo con estas imágenes.”

“Siempre he tenido una fascinación por las imágenes y ahí ubiqué algunos recortes de Lyn May, donde empecé a ver esa figura de ella y ese impresionante cuerpo que mostraba; extraña por sus rasgos orientales y siempre muy atractiva. Cuando yo empiezo a pintar, el primer cuadro que hice de ella fue en 1992, un cuadro profético de alguna manera.  Antes de conocerla en persona hice dos o tres cuadros más. En un primer cuadro tomé el formato de los cerillos Clásicos, la famosa cajita de cerrillos que en algún momento durante mi infancia –ahí hay otra influencia-, reproducía las pinturas clásicas y por eso tenían el nombre de Clásicos de Lujo, porque en la parte de atrás venía la reproducción de un cuadro, una pintura clásica, y en su portada una Venus de Milo con un Partenón atrás y un tren contemporáneo.”

Yo tomé ese formato y sustituí a la Venus por Lyn May y al Partenón por la pirámide de Cholula. El tren lo dejé porque había un tren que pasaba por la zona arqueológica y que ahora solo es un tren turístico, pero existían un trenecito que iba a Atlixco. Este fue el primer cuadro que hice de ella y otros tantos que se publicaron en el primer catálogo que hizo la Universidad de las Américas también que fue el del Santo Niño Pintorcito, retrospectiva que tuve a mediados de los noventa.”

“Un día hace como diez años vi un cartel en Puebla que decía:  Especial de Día del Padre. Se presenta Lyn May en el Salón Lencerías. Entonces dije: La voy a ir a ver pues aunque la había pintado, no había tenido ningún contacto real con ella. Entonces me aparezco con mi catálogo, con las pinturas, y de ahí nos hicimos amigos.”

“En el 2001 hago el proyecto de Farándula Cubista donde retomo cuadros de Picasso en la época de Las señoritas de Avignon pues en ese año se celebraba el centenario de la obra y hago una serie de siete pinturas. Empecé a rascar entre las imágenes de las vedettes mexicanas de los sesenta y setenta buscando como poses en las revistas de la época con posiciones que encajaran con las poses de las modelos de Picasso.

“A Lyn May le cuento del proyecto, me asesora y acepta bailar el día de la inauguración de la exposición que fue en la Casa del Caballero Águila en San Pedro Cholula y me dice: Somos cuates y no te voy a cobrar nada, pero lo único que quiero es un vestido nuevo para la presentación. Entonces le dije que sí, pero había que hacer algo como de la época. Ella acepta y selecciono uno, que resultó ser el vestido donde ella debutó en la Ciudad de México a los 17 años.”

“Una foto donde ella usa el mismo vestido fue el que usé para la foto de los cerillos. Ese vestido se lo había diseñado Mitzy, el modisto de las estrellas, entonces me dice que tenía su taller en la Zona Rosa y que fuera con él pues sabía sus medidas y que le llevara la foto para que le hiciera el mismo vestido. Entonces él lo hizo y lo estrenó en Cholula. Por eso hago el comentario que el cuadro fue profético porque ella está bailando enfrente de la pirámide con ese vestido y años después es cuando sucede.”

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