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Semblanza de José Luis Cuevas: el artista, sus amores y problemas
José Luis Cuevas nació la madruga del 26 de febrero de 1934 en la fábrica de lápices y papeles El Lápiz del Águila, administrada por su abuelo paterno, Adalberto Cuevas. Desde niño mostró su interés por las artes, en particular el dibujo, pero fue hasta el año 1944 que ingresó como alumno irregular a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”.
En 1947 creó sus primeros grabados en el México City College bajo la asesoría de Lola Cueto además de impartir clases de Historia del Arte en el Instituto Coronet Hall. Al siguiente año exhibió por primera vez su trabajo en el Seminario Axiológico.
El artista conoció en 1954 al muralista David Alfaro Siqueiros, quien elogió su trabajo. Dos años después el productor Manuel Barbachano Ponce realizó el documental “El pintor del rictus”. Fue en 1957 cuando Cuevas viajó a Filadelfia, Estados Unidos, para ilustrar un libro sobre el escritor checo Franz Kafka.
La figura más extrovertida de la Generación de Ruptura cobró notoriedad gracias al manifiesto conocido como la Cortina de Nopal (publicado en el Suplemento México en la Cultura del periódico Novedades entre 1957 y 1959).
En su vida sentimental contrajo nupcias con Bertha Riestra en 1961, mismo año en el que viajó a Roma donde generó revuelo con su obra “Los Funerales de un Dictador “, así como el tríptico “La Caída de Franco”. En 1963 se trasladó a Marruecos, lugar en el que conoció al pintor Francis Bacon.
Recibió el Premio de Excelencia en Arte y Diseño en 1964, el Madeco en la II Bienal Iberoamericana de Grabado en 1965, en 1968 la Medalla de Oro en la I Trienal de Grabado de Nueva Delhi, y en 1970 el poeta mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, le dedicó el poema “Totalidad y fragmento”.
Para el año 1976 llevó su exposición “José Luis Cuevas. Su infierno terrenal”, luego se autoexilió en Francia. Tres años después volvió a México con la exhibición “José Luis Cuevas. El regreso de otro hijo pródigo” en el Museo de Arte Moderno.
Su inicio como columnista en el “Cuevario” ocurrió en 1985. Seis años después recibió el reconocimiento de la Orden de Caballero de las Artes y las Letras del gobierno de Francia y realizó la escultura monumental “La Giganta”.
En 1995 elaboró el Mural Efímero en la esquina de las calles de Londres y Niza, en la Zona Rosa de la Ciudad de México, a la que se dice bautizó de esa manera.
En el año 2000 falleció su primera esposa Bertha (directora del Museo José Luis Cuevas de 1994 a mayo de 2000), instante en que finalizó la costumbre del retrato fotográfico que ella le tomó diariamente desde 1955, cuando se conocieron, hasta pocos meses antes de su deceso.
Un año más tarde conoció a Beatriz del Carmen Bazán, con quien se casó por lo civil en 2003. Ese mismo año recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes. Para 2005 Beatriz del Carmen asumió la dirección del Museo José Luis Cuevas; en el 2006 el gobierno del Nuevo León le entregó la máxima presea por sus 50 años de artista plástico.
En sus últimos años de vida Cuevas sostuvo una diferencia con sus hijas Mariana, María José y Ximena, con las que anunció una ruptura en el 2013, debido a que ellas dijeron a los medios que su famoso padre estaba “muerto y secuestrado”, mientras que él se encontraba en el hospital por un cuadro infeccioso en vías urinarias y pulmones.
Trascendió que en estos días se preparaba en su museo la exposición “José Luis Cuevas y su colección a 25 años”. Considerado un enfant terrible (niño terrible) del arte de los años cincuenta, José Luis Cuevas falleció la tarde del lunes 3 de julio en el Hospital Médica Sur, a los 86 años de edad. El artista tendrá este martes 4 un homenaje en Bellas Artes. Descanse en Paz.
Foto El Universal
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