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El objetivo del cine de ficheras era divertir: Rafael Inclán
Perteneciente a una familia de actores y artistas, Rafael Inclán inició su carrera artística desde muy joven, en plena década del sesenta, teniendo al teatro y la carpa como ventanas de proyección, medios en los que asegura haberse sentido “más protegido” debido a su timidez. Por esta razón y en primera instancia no recurrió a la gran pantalla para darse a conocer.
No obstante, el actor originario de Mérida, Yucatán, hizo su debut en 1969 en la cinta “Las golfas”, dirigida por Fernando Cortés, con una pequeña participación, iniciando así lo que sería una amplia carrera en el celuloide, pero dentro de un nuevo género, en ese entonces, satanizado por muchos y el culpable del “hundimiento” del cine mexicano: el cine “de ficheras”.
“Pertenezco a una familia de actores y artistas. Empecé en el teatro desde muchacho, en el sesenta y tantos, pero nunca me paré en el cine. No creía que yo funcionara para estar en él, pues soy gente de teatro, soy muy inseguro. En el teatro tú estás más protegido porque no te ves a ti mismo, sino a la gente, y el cine ya es otra cuestión.
“En el cine empecé a trabajar de manera formal, con Guillermo Calderón como productor de dos cintas, tan satanizadas que les llaman de ‘ficheras’. Eran lo mismo que en las películas de rumberas, en las que todas convivían en los cabarets”, aseguró el actor de películas como “Mujeres de cabaret”, “Noches de cabaret” y “Las cariñosas”, entre otras.
Lo anterior fue comentado por Rafael Inclán para la entrevista realizada por el periodista Fabián Polanco, publicada en el libro “Cine Mexicano del 70: La Década Prodigiosa” (SamSara Editores), en el cual luminarias de la actuación y algunos directores dan su punto de vista sobre esta importante etapa dentro del cine mexicano.
La primera película del llamado cine “de ficheras” en la que participó Rafael Inclán fue “Bellas de noche”, rodada en 1975 por Miguel M. Delgado, la cual contó con la participación de Carmen Salinas, Eduardo de la Peña, Víctor Manuel Castro, Pancho Córdova y Raúl Chato Padilla, todos ellos actores de teatro de revista y carpas a los que se sumaron nombres de galanes y mujeres sensuales como Sasha Montenegro y Jorge Rivero, entre otros.
En la cinta Rafael Inclán tuvo un personaje pequeño, reconociendo que el aumento de apariciones en cintas posteriores se las fue ganando, por su talento y deseos de hacer una carrera en el cine mexicano.
“Los llamados eran como siempre, a las siete u ocho de la mañana. Pero como nosotros trabajábamos en teatro teníamos cierta concepción de llegar a las diez de la mañana, y luego salir en las noches para irnos a trabajar porque teníamos temporadas. En esa época Alfonso Zayas fue el ‘taquillómetro’ de oro por muchos años, el que más vendía. Yo iba en segundo lugar, luego ‘Lalo El Mimo’”.
En la charla, Rafael Inclán aseguró que el objetivo de las películas “de ficheras” era divertir a la gente. “Todos los cómicos que estábamos en ellas veníamos de hacer teatro ligero, que luego lo hicieron película. Fue el paso lógico de ese tipo de teatro al cine. Ese estilo de teatro no era tan criticado como el cine, porque iba dirigido a un público más reducido.
“Además el lenguaje no es igual en teatro, donde se usaban bikinis. En el cine el lenguaje se abrió más, y la ropa también.
“Lo que se veía en esas películas eran argumentos teatrales. ‘El Güero’ Castro fue uno de los escritores que más textos nos aportó, pero la verdad es que todos dábamos algo.
“El productor Guillermo Calderón llevó al cine lo mejor del teatro, los comediantes y las vedetes que estaban en los cabarets. Había bailarinas, bailarines, estrellas. Era un mundo nocturno con más vida y más trabajo para los actores”, aseguró.
A pesar de haber participado en este género, Rafael Inclán supo balancear su participación en esas películas con apariciones en otros proyectos, ya fuera de teatro de cámara, telenovelas o series de televisión, lo cual le permitió no ser una víctima directa de la censura existente en ese momento.
“Nos veían de arriba para abajo, pero lo que sí tenían que reconocer es que estas películas se pagaban en una semana. Claro que eran presupuestos mucho más baratos que ahora. Era el cine nuestro, el cine de barrio.
“Para los que hacían cine de otro estilo ponía dinero el gobierno o el Banco Cinematográfico; nos veían así porque hacían cine de mucha calidad, pero el que hacíamos nosotros era el que el público iba a ver.
“Nuestro cine era más barato de producir, es cierto, y se producía más. Era tan barato que desapareció, nos lo comimos y acabamos todos, incluyendo al mismo público”, concluyó.
En su segundo libro, “Cine Mexicano del 70: La Década Prodigiosa” (SamSara Editores), el periodista Fabián Polanco realiza un viaje a esa década llena de rupturas y altibajos, a través de las conversaciones que sostuvo con actores y directores, que jugaron un papel importante en esa etapa de nuestro cine y que ayudaron a que se convirtiera en una de las más importantes de la historia contemporánea del entretenimiento en México.
Alfredo Joskowicz, Ana Ofelia Murguía, Carmen Salinas, Diana Bracho, Ernesto Gómez Cruz, Felipe Cazals, Fernando Allende, Gabriel Retes, Gonzalo Vega, Héctor Bonilla, Ignacio López Tarso, Leticia Perdigón, María Rojo, Mario Almada, Pilar Pellicer, Rafael Inclán y Sergio Olhovich son algunas de las luminarias que aparecen en este libro, quienes con sus narraciones ayudan a comprender esta etapa del cine mexicano.
“Cine Mexicano del 70: La Década Prodigiosa” (SamSara Editores), del periodista e investigador Fabián Polanco está a la venta en la librería Paso de Gato, ubicada en Callejón Eleuterio Méndez #11, colonia San Diego Churubusco, dentro del Centro Cultural “José María Fernández Unsaín”.
Foto Esaú Ponce
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