• Seguridad

Cobrar venganza llevó a gallero hasta el Cereso de Puebla

  • Diana Jiménez
Jorge Aduna es acusado de ordenar la muerte de seis sujetos que supuestamente asaltaron su vivienda y agredieron a su hija
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Una serie de eventos desafortunados persiguió al empresario Jorge Aduna Villavicencio desde 2013, y el último de ellos prefirió no denunciarlo ante las autoridades, sino vengarse él mismo y crear una historia de terror que lo llevó hasta el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel.

Cuentan sus conocidos que es un hombre de carácter muy fuerte y con defectos personales, pero a pesar de todo es “un buen tipo” y comprometido con su trabajo, lo cual le ha permitido gozar y ofrecerle a su familia una vida cómoda.

Su padre inició el negocio de pipas de agua, pero ahora Jorge y sus hermanos lo administran y son propietarios de pozos del líquido.

Además de eso, Jorge consiguió la concesión del palenque para la Feria de Puebla y su empresa Gallística del Noreste es la que mantiene el negocio hasta la fecha.

El 30 de abril de 2013, precisamente cuando Jorge se trasladaba con las ganancias del palenque, al parecer 5 millones de pesos, una banda de sujetos armados –ahora detenidos-  intentó asaltarlo en la carretera federal a Tlaxcala, a la altura de La Covadonga, donde abrió fuego contra la camioneta en la que viajaba, una Lincoln color blanco.

Debido a que el vehículo está blindado, los maleantes no lograron hacerle daño y prefirieron escapar.

A raíz de este incidente, Jorge Aduna requirió de la protección de escoltas y contrató a un grupo de ellos, pero posteriormente lo despidió por otro hecho lamentable que ocurrió el 30 de agosto de 2014, cuando su hijo Jorge Aduna León, de 15 años de edad, perdió la vida en la Vía Atlixcáyotl, a la altura del Periférico Ecológico.

El menor había pedido permiso para asistir a una fiesta y salió acompañado de dos escoltas y un amigo. De regreso, el adolescente –que estaba aprendiendo a manejar- les pidió a sus guardaespaldas que lo dejaran conducir el auto BMW, color negro.

Sin la autorización de sus patrones, los trabajadores le dieron el volante y ellos se pasaron a los asientos traseros. El joven condujo a exceso de velocidad, pero la falta de experiencia lo hizo perder el control y se brincó el camellón central, luego invadió el carril contrario y metros más adelante se estrelló contra otro vehículo.

En el accidente falleció Aduna León, el copiloto resultó lesionado y los escoltas no sufrieron más que algunos golpes que no requirieron traslado a un hospital.

El empresario se encontraba en un municipio de la Sierra Norte y, tras recibir la noticia, regresó a la ciudad de Puebla.

Al paso de un año, los integrantes de una banda dedicada al robo en casa habitación lograron burlar la seguridad del domicilio del empresario gallero e ingresaron para asaltar a las personas que se encontraban en el interior.

Aunque la Fiscalía General del Estado (FGE) afirma que los ladrones entraron a robar a la casa de un familiar de Jorge Aduna, otras versiones aseguran que el empresario y su familia fueron los agraviados y que incluso su hija, de entre 20 y 25 años de edad, fue agredida sexualmente. Esto último habría motivado la ira de Aduna, quien eligió la venganza.

Los conocidos del empresario mencionan que servidores públicos, políticos y altos funcionarios del gobierno del estado son sus amigos. Al igual que policías que “le daban la atención” cuando la requería.

Sin embargo, pese a que Jorge Aduna pudo utilizar sus influencias para que el hecho no quedara impune, prefirió no contar con ellas y tampoco denunció el robo y la agresión. Optó por hacer justicia por su propia mano y planeó la ejecución de los responsables con ayuda de sus escoltas.

De acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía de Secuestro y Delitos de Alto Impacto (FISDAI), ordenó buscar, matar y calcinar a cada uno de los que participaron en el asalto.

Según fuentes extraoficiales, Aduna Villavicencio les habría pagado a los autores materiales hasta 60 mil pesos por cada cabeza.

Fueron seis jóvenes asesinados, algunos de ellos vecinos de la colonia Lomas de San Miguel, quienes empezaron a desaparecer uno por uno. Sus familiares los buscaban desde octubre de 2015 y, tras ejercer presión a través de los medios de comunicación, la FGE finalmente logró esclarecer los casos con la captura de los presuntos homicidas, entre ellos sus escoltas y el empresario, acusado de ser el autor intelectual.

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