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Plantean en Senado uso médico de opiáceos para mitigar dolor
La senadora Lorena Cuéllar Cisneros, del Grupo Parlamentario del PRD, propuso modificaciones a la Ley General de Salud, para permitir el uso de medicamentos con opiáceos (alcaloides presentes en el opio) para mitigar el dolor de miles de personas con enfermedades crónico degenerativas.
La legisladora tlaxcalteca describió que estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que en México sólo una o dos personas entre cada 10 millones de habitantes tienen acceso a cuidados paliativos, por lo que una gran mayoría de pacientes con enfermedades crónicas vive con una gran carga de dolor, en especial quienes se encuentran en fase terminal.
De este modo, planteó reformar las fracciones V, VII y IX del artículo 166 bis 3; VI delartículo166 bis15; y adicionar el artículo166 bis 13 de la Ley General de Salud.
Ante el Plano en la sesión de este jueves, Cuéllar recordó que en enero de 2009 se publicaron en el Diario Oficial de la Federación una serie de reformas y adiciones a la Ley General de Cuidados Paliativos, lo que implicó un importante avance para garantizar los derechos de las personas que enfrentan enfermedades terminales.
Sin embargo, puntualizó, esto resulta insuficiente cuando un alto porcentaje de personas no cuentan con servicios de salud que aseguren una atención integral: “miles de personas en México siguen enfrentando dolor agudo”; la mayoría muere sin haberse acercado a los cuidados paliativos y a la medicina del dolor.
La senadora por Tlaxcala apuntó que el dolor no sólo es una cuestión de derechos de los pacientes, porque deteriora su calidad de vida; también tiene repercusiones sociales, pues afecta la productividad de sus familiares y cuidadores.
Cuéllar Cisneros refirió que la OMS ha recomendado la utilización de opiáceos en el tratamiento para el dolor, una alternativa viable económicamente y con buenos efectos paramitigar el sufrimiento de las personas en etapa terminal.
Aclaró que su propuesta es aplicar opiáceos en fármacos, para la atención médica de enfermedades crónicas, sin que se contemple en forma alguna su uso de forma recreativa, pues actualmente existe una discusión bioética por la adicción a estas sustancias y sus daños a la salud, incluida la muerte.