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Marcha de activistas y académicos pone contra la pared a RMV

  • Alberto Aguirre M./El Economista
En el examen forense de la crisis de credibilidad que atraviesa el gobernador, sus asesores han preferido ver la paja en el ojo ajeno
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Fin de semana de manifestaciones contra los gobernadores de Morelos y Puebla. En Cuernavaca, más de 5,000 ciudadanos que exigían mayor seguridad a las autoridades estatales fueron rebasados por un contingente de camioneros que se oponen a la concesión del “Morebus” y exigen la renuncia del perredista Graco Ramírez. Y en la Angelópolis, académicos, políticos y activistas sociales participaron en la Marcha del Silencio que cruzó el centro histórico con consignas estentóreas (“Moreno-Valle, asesino”) y una demanda radical: su renuncia. Juntos, pero no revueltos. Entre los manifestantes estaban dos ex candidatos panistas a la gubernatura de Puebla (Ana Teresa Arana y Francisco Fraile), otros dos izquierdistas (los empresarios Enrique Maurer y Ricardo Villa Escalera); el ex alcalde Gabriel Hinojosa y el ex diputado federal Gerardo Fernández Noroña. El gobierno estatal calculó 1,250 asistentes.

“No estuvimos ni 5% de los que pudimos haber estado (sic)”, aceptó Arana, quien atribuyó la escasa participación a las presiones gubernamentales. Y como hace un mes, el escenario principal de esa contienda son las redes sociales.

Entre el #GobernadorBala y el #YoSoy1251 -dos de los trending topics del verano de la clase política- ocurrió el trágico incidente en la autopista Atlixco-Puebla, protagonizado por pobladores de Chalchihuapan, que dejó un triste saldo rojo. En ambos casos, el gobierno de Puebla ha sido puesto contra la pared en la prensa capitalina y en las redes sociales.

“Por el caso del joven José Luis Tlehuatli nos han atacado con la intensidad de una campaña por la gubernatura”, resumía uno de los voceros de Moreno Valle, a finales de la semana pasada, “hay un segmento de la prensa poblana que era priísta y ahora en una doble revancha (porque no les dimos publicidad) está cobrándola”.

Asumidos como víctimas de una ofensiva mediática, se quejan por la falta de rigor periodístico en el tratamiento del caso. “Algunas son interpretaciones y otras son mentiras directas”, acusan, “particularmente seis diarios digitales de Puebla que han cometido fallas en el rigor periodístico y han tergiversado datos en perjuicio de la opinión pública (sic)”.

“Hubo una manipulación emocional (según Noam Chomsky) a través de un video sangriento. (...) que en realidad sólo muestra a un hombre lesionado. Dictaminar el motivo de la lesión debe ser resultado de un peritaje científico que valora mediante técnicas especializadas los contenidos videográficos”.

“En el periodo entre el 11 de julio y el 7 de agosto se desencadenó una confrontación de periodistas de amplias proporciones a causa de que algunos divulgaron la información de las fuentes oficiales. El escarnio y el discurso de odio iba de la mano entre los titulares de columnas y noticias y los tuits beligerantes. Los mismos que ofendían en redes sociales publicaban también contenidos noticiosos soeces, satíricos o falaces, no en los artículos de opinión sino en noticias y reportajes”.

En el examen forense de la crisis de credibilidad que atraviesa el gobernador de Puebla, sus asesores han preferido ver la paja en el ojo ajeno. Y han concentrado sus esfuerzos en identificar las “mentiras y verdades a medias”, sin reparar que las estrategias comunicativas de la coalición antimoreno-vallista pudo articular un movimiento de protesta y ampliarlo durante cuatro semanas sin que el aparato gubernamental pudiera minimizar su impacto.

La intelligentsia morenovallista se inclina a pensar que detrás de los bots y los trolls hay una estrategia orquestada desde las altas esferas priístas. Y apuntan, más que a Los Pinos, a San Lázaro.

Y es que han identificado a Ricardo Henaine Mezher como uno de los autores materiales de la campaña. Además de su relación personal con Manlio Fabio Beltrones, el empresario representaría los intereses del marinismo y junto con el ex alcalde de Puebla, Enrique Doger, se beneficiaría del debilitamiento de las estructuras de poder locales, en vísperas de la definición de la obligada minigubernatura, que habrá de concretarse en el 2017. Despojado de las instalaciones de El Heraldo de Puebla, de la concesión del aeropuerto de Huejotzingo y del predio de Valle Fantástico, Henaine tendría todos los incentivos para participar en una asonada que podría parecer lógica... si estuviera autorizada por Los Pinos.

¿Moreno Valle es candidato a un juicio político? ¿Puebla afronta un escenario de desaparición de poderes y después, un interinato? Nadie duda de la brutalidad del beltronismo, si fuera el caso. Los agravios acumulados desde hace una década así lo justificarían. Quienes apuestan por la caída del mandatario aliancista apuntan a otro factor: su rivalidad con el jefe nacional del PAN, Gustavo Madero Muñoz, quien tras de su caída vería abrirse una avenida, para su proyecto en pos de la candidatura presidencial en el 2018. ¿Será?

Con todo lo que implica: el antecedente de una intentona de esa magnitud está en lo vivido por Andrés Manuel López Obrador hace una década. El desacato y posterior desafuero, por el caso del predio El Encino, lo catapultó a la boleta electoral. ¿La caída de Moreno Valle podría catapultar al beltronismo a la dirigencia nacional del PRI? Ésa es otra historia, en ciernes.

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