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Contaminantes del Atoyac sí pueden provocar cáncer: Greenpeace
Habitantes de más de 25 colonias ubicadas cerca del Río Atoyac se encuentran expuestas a alteraciones en el sistema inmunológico y endócrino, así como en las funciones reproductivas, a un aumento en la susceptibilidad a infecciones y hasta padecer cáncer por los altos niveles de contaminación del cauce.
La organización internacional Greenpeace dio a conocer su análisis “Ríos Tóxicos: Lerma y Atoyac, la historia de la negligencia continúa”, el cual indica que la contaminación este último es ocho veces superior a lo que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) identifica como aceptable.
El río en cuestión atraviesa por aproximadamente 25 colonias del municipio capitalino, cuyos habitantes se encuentran en un riesgo alto de padecer diversas enfermedades, aunque el reporte indica que la persistencia de los contaminantes en el ambiente también puede provocar afectaciones.
Entre las zonas habitacionales que se encuentran cerca al afluente destacan: Campestre del Bosque, Lázaro Cárdenas, Patriotismo, Emiliano Zapata, Puerta de Hierro, El Llanito, El Progreso, la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas, Santa Cruz Buenavista, San José Vista Hermosa, Las Ánimas, Granjas Atoyac, Villa Florencia, Agua Azul y Rincón de Arboledas, entre otras.
Así como las instituciones educativas Bachillerato “Octavio Paz Lozano”, la primaria “Benito Juárez”, además del Complejo Cultural Universitario de la BUAP y el Tecnológico de Monterrey.
Contaminantes potencialmente cancerígenos
El análisis mencionado, el cual fue concluido en el mes de mayo de 2013 pero presentado recientemente, indica que entre los compuestos químicos que se encontraron en el Río Atoyac hay metales pesados extremadamente tóxicos como mercurio o plomo -uno de los neurotóxicos más potentes-, solventes como benceno o cloroformo, así como 51 compuestos orgánicos volátiles clasificados como potencialmente cancerígenos para vertebrados y probables cancerígenos para humanos.
Asimismo, se indica que la mayoría de las sustancias que se encontraron en las muestras son consideradas “disruptores hormonales”, es decir, que tienen efectos directos sobre el sistema endócrino y en la reproducción; tal hecho los hace potencialmente riesgosos ya que por sus propiedades son fácilmente dispersados en el aire y, en consecuencia, el riesgo de exposición es alto.
Respecto a los metales pesados que se detectaron se encuentran el cadmio y cromo, los cuales tienen la calificación más alta en la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC). La mayoría de ese tipo de elementos están clasificados como riesgosos para la salud por su alta toxicidad, además de que son considerados como cancerígenos o probables cancerígenos para los seres humanos.
El tipo de fábricas que se encuentran en los alrededores del cauce tiene que ver con la industria alimenticia, textil, química, petroquímica, automotriz, papelera, bebidas, hierro y acero, farmacéutica, curtido de pieles, metal mecánica, siderúrgica y servicios.
En este sentido, Greenpeace identificó que en el agua del río hay elementos como el pentaclorofenol, usado generalmente por la industria textil, el cual tiene graves efectos a largo plazo pues causa alteraciones en el sistema inmunológico y endócrino, altera las funciones reproductivas y aumenta la susceptibilidad a infecciones.
Por otra parte, por su capacidad de bioacumulación, su toxicidad y su persistencia en el ambiente, esta sustancia se encuentra severamente restringida o totalmente prohibida en muchos países, no obstante, en nuestro país no tiene regulación en ninguna Norma Oficial Mexicana.
Es necesario comentar que el tramo del río que corresponde a la entidad poblana, este está contaminado desde su paso por San Martín Texmelucan hasta la presa Manuel Ávila Camacho, mejor conocida como Valsequillo.