Ecos de la Conago

  • Juan Carlos Lastiri

Sin duda,  el evento de la CONAGO celebrado en Puebla la semana pasada, significa un hito en la historia de este Foro. Como bien fue señalado, es la primera vez que un ex integrante de la Conferencia se convierte en Presidente de México, ya de ahí había un motivo que hacia distinto el momento de esta etapa. Pero el nivel de los acuerdos tomados también significará un antes y un después en la historia de las relaciones entre Federación y Entidades Federativas.

Específicamente, en el tema de pobreza fue trascendental la forma en que fue atendido y la manera en que se llegaron a acuerdos, tal y como lo festinó Enrique Peña Nieto en su mensaje al Pleno de Gobernadores y como testigos los secretarios que lo acompañaron en este diálogo –Rosario Robles, Luis Videgaray, Miguel Angel Osorio Chong y Gerardo Ruiz Esparza- y en donde se respiró un ambiente de cordialidad y cooperación. Tal como lo apuntó el Presidente de la República al momento de participar y se ha reiterado insistentemente en diversos documentos oficiales y académicos, muchos son los factores que intervienen en la definición del concepto multidimensional de la pobreza, descollando que en una economía de mercado como la que caracteriza al país, el crecimiento del producto y la estabilidad financiera son condiciones necesarias, pero insuficientes sino se le acompaña de una determínate política distributiva del ingreso generado, la cual permita efectivamente reducir las  desigualdades sectoriales, regionales y sociales imperantes en el amplio contexto del territorio nacional. Es del todo reconocido que la aspiración nacional de reducir los  niveles de pobreza que actualmente prevalecen en el escenario nacional, implica por definición ampliar la oferta interna de alimentos, inducir la agricultura de autoconsumo y generación de excedentes regionales, contener el ascenso inflacionario de los comestibles, generar empleo que como piso se remuneren con un ingreso superior a la Línea Mínima de Bienestar, aplicar medidas directas que influyan en una mayor equidad en la riqueza generada, fomentar la constitución de mercados locales en el esquema de formación de proyectos de desarrollo regional que vincule la oferta –demanda de áreas rurales y urbanas circunvecinas, además de difundir campañas de convencimiento para evitar distorsiones en el consumo alimentario, incentivando para todo ello la participación ciudadana. Esta elemental premisa se encuentra puntualmente plasmada en el PND 2018, indicándose con precisión que “el crecimiento no es un fin en sí mismo para la sociedad mexicana. El crecimiento es el medio que permitirá alcanzar como país un mejor nivel de vida para la población, una sociedad más equitativa y una vía para abatir la pobreza de manera permanente”. En el mismo PND 2018 se alude al concepto de “Política Social de Nueva Generación”, destacando en su definición que está basada en la consecución de una sociedad de derechos, confirmándose que la única vía sustentable de la superación de la pobreza, es con la generación de empleo productivo, razón por la cual los objetivos y lineamientos enunciados en el capítulo de México Próspero, se encuentran estrechamente asociados a los referidos en el apartado de México Incluyente, ubicándose la visión de democratizar la productividad como una estrategia integral. En este contexto, es de advertir que la atención a la superación multidimensional de las causales de la pobreza se seccionan en dos grandes bloques:  Aquellas acciones orientadas a la satisfacción de los servicios básicos en educación, salud, vivienda e infraestructura social, en los cuales existe una importante intervención gubernamental con cuantiosos recursos presupuestales para su otorgamiento y  las acciones dirigidas al fomento productivo, generación de empleo-ingreso y al impulso del desarrollo regional, donde la influencia gubernamental es relativa, recargándose su dinámica  en el comportamiento de la economía del mercado. Es evidente que en este mosaico de problemáticas estrechamente entrelazadas de diferentes ámbitos territoriales y diversos escenarios geográficos, tal como lo subrayó el Presidente de la República y se encuentra debidamente inscrito en los documentos rectores de la planeación nacional al 2018; solo es posible abordarla bajo dos premisas fundamentales: Coordinación entre diferentes áreas administrativas del Gobierno Federal y más coordinación entre los tres órdenes de gobierno, con el apoyo del poder legislativo; actuando al unísono e incorporar a la comunidad en la consecución de los objetivos delineados. Así y solo así habremos de tener una oportunidad de avanzar a las metas fijadas en este sexenio, lo que significará el mejorar el nivel de vida de los mexicanos y no solo trabajar para mover los números de los indicadores.

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