A un siglo de la gran guerra

  • Atilio Peralta Merino

El próximo 28 de junio,  estaremos conmemorando el centenario del atentado en Sarajevo que costó la vida al heredero al  trono del Imperio Austrohúngaro Fernando José, perpetrado por un estudiante serbio adscrito a la secta patriótica d “la mano blanca”, a partir del cual se detonaría  la “Gran Guerra”.

Previamente  croatas y servios  habían venido enfrentándose en un grave conflicto del que   diera magistral cuenta León Tolstoi  en la parte final de la trama de Ana Karenina;  cuando  el Conde Brosnky  intentando encontrar sentido a su existencia tras el suicidio de su amante,  decide prestar  el servicio de las armas en auxilio de “los  hermanos ortodoxos de Servia”.

Décadas atrás Napoleón III apoyado por los especuladores bancarios entre los que descollaban  los  Rotchild, catapultó el poderío de Francia tras vencer a Rusia en la  “Guerra de Crimea” librada en el granero del zar que era Ucrania.

A un siglo de aquellos acontecimientos a los que los sucesos previos de Zacatecas y Celaya servirían de ensayo,  y cuando los recientes conflictos en los Balcanes son un recuerdo más que  vivo en las generaciones  que actualmente habita esa región del orbe,  los conflictos parecen multiplicarse en forma por demás alarmante.

  Ucrania  se encuentra  al borde de la guerra civil , mientras el departamento de estado lanza advertencias al Kremlin con respecto a los ejercicios militares llevados a cabo por la flota rusa destacamentada en el Mar Negro.

Teatro de operaciones que se suma al añejo conflicto existente en Siria, cuyos puertos son enclave de la salida de la flota de aquel país al Mar Mediterráneo, así como a la tensión social que desde hace semanas se vive en  Venezuela, nación aliada del Kremlin en la América del sur desde los tiempos del gobierno de Hugo Chávez.

 La significativa  efemérides que rememoramos éste año ,  podría muy bien servirnos para estudiar las implicaciones que tuvo en su tiempo la terrible hecatombe que fue la Primera Guerra mundial

 La obra de Bárbara Tuchman: “Los Cañones de Agosto” debería erigirse en una lectura de vital importancia en los días que corren, cuya cabal comprensión, muy bien podría prevenirnos ante situaciones terribles como las que viviera la gen

eración que vivió  tan devastadora experiencia, devastadora a grado tal, que los contemporáneos estaban convencidos de que con el hambre, la peste, la guerra y la muerte habría llegado de manera inexorable  el fin de los tiempos.  

 

albertoperalta1963@gmail.com

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Atilio Peralta Merino

De formación jesuita, Abogado por la Escuela Libre de Derecho.

Compañero editorial de Pedro Angel Palou.
Colaborador cercano de José Ángel Conchello y Humberto Hernández Haddad y del constitucionalista Elisur Artega Nava