La maternidad: un fenómeno social

  • Laura Carreto Tirado
México está inmerso en una cultura mayoritariamente conservadora

Cuando se habla de maternidad se habla de un fenómeno social, que se caracteriza porque la mujer realiza algunos procesos de la reproducción social (Lagarde, 257). La madre es la institución histórica, clave en la reproducción de la sociedad, de la cultura, de la hegemonía y en la realización social de las mujeres (hablando de una sociedad tradicional).

México está inmerso en una cultura mayoritariamente conservadora, considera en la mayoría de los casos que toda mujer debe de procrear, como el destino más importante de su existencia, más allá de su realización personal y profesional. Marcela Lagarde, una destacada feminista, dice que la estructura de la sociedad mexicana considera a todas las mujeres como madres simbólicas, precisamente en el entendido que siempre debemos estar para el otro. Toda persona tiene varias madres que constituyen varios equipos maternos conformados por abuelas, madres, tías, hijas, sobrinas, hermanas.

Actualmente las madres se debaten entre llevar a cabo su vida profesional y conciliar la maternidad. Las mujeres que incursionan en la vida pública lo hacen con la carga personal privada y doméstica (Lagarde, 320), Muchas son quienes reducen sus horarios laborales con tal de estar más tiempo con sus hijos, más aun las que son madres solteras y no tienen con quien dejar a sus niños. Gran parte de las mamás o papás se apoyan en las abuelas, esto es normal en nuestra sociedad, pues la división genérica del trabajo les ha asignado tradicionalmente el cuidado de los niños a las mujeres, al mismo tiempo este cuidado a los infantes hace que pase desapercibido el trabajo de las abuelas; normalizar el cuidado de los nietos pasa a ser como una obligación natural y social.

Las abuelas son consideradas socialmente segundas madres, por lo cual su trabajo nunca termina, continua. La herencia de los abuelos en términos generales es invaluable, pues dejan una gran huella en los nietos con su amor y paciencia; aunque para las abuelas implica más esfuerzo, pues muchas de ellas aparte de hacer labores domésticas tienen un empleo formal, sumado al cuidar de los nietos, de sus propios padres, o de algún familiar; ellas mismas también tienen padecimientos, es por eso que debemos valorar su trabajo.

A pesar de la incorporación de las mujeres al trabajo, generalmente los roles tradicionales les darán siempre a las madres las responsabilidades del cuidado del hogar, además de la crianza infantil, como ya se mencionó. Las mujeres que tienen un trabajo remunerado también tienen que cumplir con el que no lo está, porque la incorporación masculina a las labores domésticas aún no se ha dado del todo, las tareas del hogar siguen recayendo mayoritariamente en las mujeres.

Los personajes que vemos en las películas del cine mexicano, como los que encarnaron Sara García, Prudencia Grifell y Marga López proyectan en gran parte el significado de una madre en la estructura de nuestra sociedad: abnegación, sacrificio y el estar dispuesta siempre a darlo todo.

Las madres indígenas tienen un panorama más adverso, pues son discriminadas por su condición de género, clase y etnia. Las que viven en la ciudad y piden alguna caridad en los semáforos muchas veces son cuestionadas por las personas. Los roles tradicionales se encuentran muy marcados en las comunidades indígenas, las mujeres nunca descansan: se dedican al campo o a las labores artesanales y aparte a las labores domésticas y de crianza; cocinan con leña, lavan a mano y muchas veces no cuentan con los servicios básicos.

Las mamás son retratadas por las pausas publicitarias como las que siempre deben resolver los quehaceres domésticos y ser responsables de la familia, los comerciales están llenos de estereotipos, como aquel del detergente “Ariel” que actualmente circula en la televisión; un joven adolescente le reclama a su madre que su camisa recién lavada huele a sudor: “Me veo viviendo contigo hasta los cuarenta”,  dice con enojo exigiendo que la ropa esté limpia de verdad; un enunciado machista más aun considerando que el joven ya puede hacerse responsable de su ropa. Este tipo de mensajes son frecuentes y confirman una división sexual del trabajo.

Todas las mujeres son consideradas madres hasta las que no lo son biológicamente. Las monjas son madres religiosas, toda mujer es madre simbólica: pues las “madres” que no tienen hijos, pueden ser mamás temporales o permanentes, además de ser madre para sus hijos, también lo serán para sus amigos, hermanos, novios, o esposos. Las mujeres desde niñas son madreesposas, es decir, viven para los otros.

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Laura Carreto Tirado

Licenciada en Relaciones Internacionales, Maestra en Ciencias Políticas ambos grados por la BUAP. Especializada en temas migratorios y en la Relación México-Estados Unidos. Ha investigado y escrito al respecto en libros y revistas