Veo desesperado a mi gobernador

  • Carlos Macías Palma
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Cuando Roberto Madrazo era candidato del PRI a la presidencia de la República, allá por el año 2006, salió desesperadamente a pedir un debate a su contrincante Andrés Manuel López Obrador, quien marchaba con paso firme para ganar las elecciones. “Andrés Manuel, vamos a debatir…”, decía un retador Madrazo.

Años antes pero en Puebla, la desesperación también cundió al candidato panista a presidente municipal Antonio Díaz García, “el Mosco” pues. En ese 1997 tanto el candidato Díaz, como el alcalde Gabriel Hinojosa Rivero organizaron un ridículo Debate al que por supuesto no asistió quien finalmente ganó las elecciones: Mario Marín Torres.

Hinojosa se dio “el lujo” de mostrar con insistencia el lugar que dejó vacío con su inasistencia, quien al paso de los años se convertiría en el político más desprestigiado para la historia de Puebla. En fin.

El común denominador en ambos casos es que, quien insiste en el desarrollo de un Debate, es aquel quien se encuentra por debajo de las preferencias electorales o aquel que siente que va a perder o mejor dicho, aquel que va a perder. Quien pide, exige, clama y reclama un debate es el eterno derrotado. Bueno, Javier Lozano Alarcón jodió y jodió a Blanca Alcalá para debatir y terminó perdiendo la elección de Senador hace poco menos de un año.

De ahí que, a través de cualquiera de los organismos privados que se han ofrecido para organizar el debate, la insistencia de la Coalición Puebla Unidad de enfrentar (más aun) a los candidatos a alcalde de la capital, no es más que una muestra de que el gobernador no está seguro de la apabullante derrota que presumía a finales de marzo principios de abril, cuando tejía la candidatura de Antonio Gali.

Es más, lo que a mi parecer el gobernador demuestra, es que la elección se le salió de control, pese a las carretonadas de dinero que ha invertido en su proyecto presidencial que, necesariamente transita por la Puebla del 2013. La evidencia es palpable, la desesperación, la consabida desesperación de la que todos hablan, invadió a quien se creía invencible.

Una más: para la elección presidencial del 2012, la campaña publicitaria del PAN giró bajo eje de “para seguir transformando Puebla”. Y en efecto, tuvo éxito, la transformó en priista.

El Verdugo

Cada elección federal y estatal desde el año 2006 el morenovallismo involucra a Mario Marín en la campaña de desprestigio hacia el PRI. El Verdugo dice: ésta será la tercera vez en que ya no le dé resultado, aunque Marín es impresentable.

Gracias.

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@cmaciaspalma