Se viene el recuento de los daños

  • Araceli Molina Diz
Una buena gestión pública se mide con resultados y no con “promesas”, frase de marketing y fanatismo

La pérdida del poder público es un momento difícil en la vida de toda persona que ha experimentado el ejercicio del poder. El presidente Andrés Manuel está en ese momento y tendrá que adaptarse a dejar de ser el centro de la atención pública, dejar a un lado las influencias y las imposiciones. Le llegó el momento de ser evaluado. El próximo 2 de junio la ciudadanía valorará el desempeño del presidente y su administración, lo cual se reflejará en las urnas.

Llegó el momento de reconocer que no es igual gobernar que ser oposición, aceptar que el poder también se equivoca, reconocer que son miles las promesas no cumplidas, que “la transformación” es más compleja y estructural de lo que se pensaban.

En el México de hoy, los pobres son más pobres que hace cinco años, el sistema de salud pública no está ni cerca de parecerse al de Dinamarca, es más, es uno de los peores del mundo, el manejo de la pandemia fue un fracaso; la educación pública está entre las peores de la OCDE; no existen más ni mejores empleos; la inseguridad sobrepasa al Estado aunque el presidente diga que “no hay violencia, hay más homicidios”, la política de abrazos no balazos sigue cobrando vidas.

A pesar de que las cifras se disfracen, el número de desaparecidos supera los cien mil, aunque el presidente descalifique a Ceci Flores de madres buscadoras y se le acuse de montajes. Durante este sexenio se ha atacado de forma reiterada a las instituciones, la división de poderes y los pesos y contrapesos al poder.

Se ataca a toda persona que no coincida o critique a su gobierno, como el caso de esta semana, con María Amparo Casar, activista contra la corrupción que es víctima de una evidente persecución política. La verdad política se impone desde la mañanera y se ejerce bullying para todo periodista o crítico que opine diferente, vulnerando sus derechos humanos y exponiendo datos personales, en muchas ocasiones. 

Además, no bajó el precio del gas ni la gasolina está a 10 pesos, ni bajó el costo de la energía, el AIFA es un fracaso, el  Tren Maya es un ecocidio, la refinería de Dos Bocas es un costoso elefante blanco y, así podría  seguir nombrando proyectos fallidos y promesas de la Cuarta Transformación no cumplidas, al igual que tuvieron aciertos que han  difundido con una gran estrategia de comunicación.

Esto demuestra que gobernar es más complejo que criticar durante las campañas, que las anteriores administraciones que prometieron un cambio le fallaron a la ciudadanía, pero la actual también lo hizo, por ello, debemos informarnos y participar para exigir buenos resultados porque la evaluación del gobierno depende de nosotros, y la gestión pública es más que promesas de un “mesías”, frases de marketing, estrategias digitales y fanatismos. Una buena gestión pública se mide con resultados.

 

Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente la línea editorial de e-consulta.

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Araceli Molina Diz
Coautora del libro “La Campaña”, Guía para Estructurar Candidaturas; creadora del podcast Política en Femenino. Consultora con experiencia en políticas, gestión y administración públicas, comunicación política y perspectiva de género.