A una semana del 8 de marzo 2024, Día Internacional de las Mujeres, me encuentro en titulares de los diarios internacionales con que Javier Milei, actual presidente de Argentina, anuncia la prohibición del lenguaje inclusivo y de “todo lo referente a la perspectiva de género” en toda la administración pública nacional. Y es que este es el camino al que nos lleva la terrible polarización, la división de los bandos, el adoctrinamiento, la exclusión, el clasismo y el racismo que genera el radicalismo.

Esta polarización alienta a los líderes conservadores de ultraderecha a unirse y generar estrategias que aprovechen la radicalización, el hartazgo social y el odio fomentado por el propio gobierno, para alcanzar el poder.

El rompimiento social que se vive en el país podría llevar a este tipo de políticas que representan un retroceso en la lucha para la defensa de los derechos humanos. Un error grave de los activistas y la sociedad civil es pensar que los derechos que se conquistan ya se quedan allí, como ha sucedido con el derecho al aborto legal desde 2020 precisamente en Argentina, y ahora el oficialismo ha enviado al Congreso una Ley para penalizar el aborto nuevamente.

Por ello, es importante no dejar pasar acontecimientos como este, dejar de pelearnos por ideologías políticas que no nos corresponden y mejor generar cohesión social, para trabajar por nuestros derechos y libertades e insistir en la aplicación de los derechos adquiridos y su permanencia.  

Este anuncio realizado por el Gobierno de Argentina, que excluye a diversos grupos y que según declaraciones del vocero presidencial Manuel Adorni, no está sujeta a debate o discusión, obviamente, ha causado revuelo en distintos sectores, los cuales han comentado, que Argentina aún mantiene “compromisos asumidos en tratados internacionales de derechos humanos” y que eliminar la perspectiva de género “significa arrasar con el respeto a las diversidades” y cuestionar “muchas leyes que están vigentes”. 

Y más allá de las agendas internacionales y la legislación que hace a un lado esta decisión, prohibir la perspectiva de género tiene consecuencias negativas en términos de derechos humanos, igualdad de género y desarrollo social. La perspectiva de género es la única herramienta para garantizar la igualdad y la justicia para todas las personas.

Al eliminar la perspectiva de género se corre el riesgo de ignorar las desigualdades y discriminaciones que enfrentan las mujeres en diferentes ámbitos de la sociedad, lo que limita nuestros derechos y oportunidades; al no reconocer la perspectiva de género, se dificulta la implementación de políticas y acciones para prevenir y combatir la violencia de género, se aumenta la violencia institucional existente, lo que puede dar lugar a un aumento a todos los tipos de violencias que enfrentamos.

Además, se corre el riesgo de perpetuar estereotipos y roles de género tradicionales que limitan la libertad y autonomía de las personas, especialmente de las mujeres. No actuar con perspectiva de género a nivel institucional fomenta la discriminación de género y la desigualdad de oportunidades, genera un impacto negativo en el desarrollo social y económico, ya que se está desaprovechando el talento y la capacidad de las mujeres.

Por ello, más allá de la polarización, de las ideologías políticas patriarcales, de los fanatismos partidistas, este 8M 2024 salgamos por una causa, salgamos a alzar la voz por los derechos humanos, por los derechos de las mujeres, las niñas y el colectivo LGBTIQ+; salgamos a exigir justicia, una vida libre de violencia y libertad; salgamos alzar la voz por las que ya no están y a defender lo poco que hemos alcanzado.

En el marco del #8M2024 el colectivo “Por las mujeres de Puebla” convoca a nuestras aliadas a la concentración en El Gallito el día viernes 8 de marzo a las 4:30 para la marcha desde ese punto a la Fiscalía General de Puebla con un girasol como parte de nuestra presencia como impulsoras de la Ley Monzón. El punto de reunión será en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, a un costado de El Gallito.