Lilia Cedillo: reconciliación y conciliación

  • Miguel Maldonado
Ha llegado el tiempo de acabar con el vicio de la universidad clientelar y transformar a la BUAP

Lilia Cedillo no es la candidata del rector Esparza. Esto se comprueba a la luz de su desarrollo profesional, pues no creció a la sombra de ningún grupo universitario y menos del de Alfonso Esparza. Se hizo, como se dice en los últimos kilómetros de un maratón, a puro pulmón: egresó de la prepa Benito Juárez y cursó la universidad de la cual sería la primera mujer en encabezar el área cultural, además de hacerse de un nombre y prestigio en el área de la Biología Molecular, al grado de dirigir ese magnífico instituto especializado en la investigación microscópica, donde por cierto me tocó contribuir con un granito de arena al apoyar que el proyecto se finiquitara a través de los fondos mixtos de CONACYT. En pocas palabras, Lilia Cedillo llega al kilómetro 42 por piernas y no por los atajos de algún grupo en el poder. Por ello creo que ella es la candidata idónea para poder honrar las deudas que hoy la universidad debe a su comunidad y a la sociedad.

Reconciliación hacia afuera

La universidad es un actor importantísimo en la generación de valores y en la solución de problemas de nuestra sociedad. En estos últimos años, la universidad se involucró en el juego del poder político, tanto a nivel municipal como estatal, y al desvirtuar su función se ocasionaron diversas fracturas con actores importantes en los distintos niveles de gobierno y en distintos ámbitos del sector social, lo cual orilló a la universidad a replegarse y alejarse de la dinámica social.

Lilia Cedillo tiene el desafío de reintegrar a la universidad en la escena de la vida social a fin de colaborar en el fortalecimiento de la vida democrática, del crecimiento económico y en general para apoyar a resolver, con su capacidad técnica, los diversos retos del Estado de Puebla. Creo que sólo ella podría generar esa confianza con los diferentes actores de la sociedad. Mucho le ayuda que ella no nos hará nunca pensar que su interés por el bienestar del estado tenga como trasfondo el mundano interés político, como así sucedió en décadas atrás.

Conciliación hacia adentro

La comunidad universitaria en las últimas décadas ha sentido lastimada su capacidad de desarrollo por el hecho de que la universidad se haya olvidado de ellos para dar importancia a factores que no tienen nada que ver con el crecimiento y la formación de los estudiantes, ni con el desarrollo personal y profesional de los profesores, y esto hay que decirlo, lo que existía era un…

Rector rico y profesores pobres

Rectores en busca del poder político y profesores en la búsqueda estéril de apoyos e incentivos académicos. Creo que Lilia tiene toda la autoridad moral para realizar la gran reforma deontológica que se merece nuestra casa de estudios; comenzar a través de nuevas prácticas a centrar los esfuerzos económicos, intelectuales y administrativos en estudiantes con muchísimas carencias y profesores con un gran potencial que ya no ven para cuándo poder desplegar todas su fuerza creadora y pedagógica.

Hay también que conciliar la universidad con los nuevos tiempos. La democracia universitaria debe reformarse si no queremos que cada periodo rectoral se convierta una y otra vez en una lucha encarnizada que termina siempre ventilándose en los tribunales. Es tiempo de modernizar la gobernanza de la universidad para evitar que los directores y los administrativos se dediquen a hacer política en lugar de hacer la tarea, para evitar que siga siendo una universidad clientelar donde los alumnos sean vistos como votos y no como seres humanos que se merecen toda la ayuda y apoyo para realizarse como personas; es momento de dirigir la atención a los estudiantes y no a pensar en la siguiente campaña para elegir a un director.

La mayoría de las universidades de México y las más importantes del mundo han dejado atrás la idea de una elección de voto directo y universal, esto para evitar que la universidad se concentre más en hacer política que en hacer que los estudiantes desplieguen todos sus pontenciales, más en hacer grupos de influencia que en hacer grupos académicos, más en comprar votos que en hacer votos por el bien de la universidad; en pocas palabras, creo que ha llegado el tiempo de acabar con el vicio de la universidad clientelar.

Lilia Cedillo viene de una estirpe que le permite ver hacia delante, es una universitaria que no jugó nunca el papel de los caciques universitarios. Por ello, como dije líneas arriba, Lilia Cedillo tiene todo para ser la gran transformadora de la universidad, hacia fuera y hacia adentro.

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Miguel Maldonado

Originario de Puebla, Doctor en Teorías de la Cultura, UDLA-Sorbona. Maestro Ciencias Políticas, BUAP - Universidad McGill. Fue Secretario General de la UDLA, Presidente de El Colegio de Puebla. Dirige la revista Unidiversidad y es colaborador de El Heraldo de México.