Tres mujeres y una rectoría: BUAP

  • Miguel Maldonado
La sucesión se jugaría entre tres mujeres, el Rector siempre observado

Jorge Castañeda descubre en su libro La herencia, después de entrevistar a los expresidentes mexicanos, que hay un hilo conductor en las sucesiones presidenciales, el cual se bifurca en dos sentidos: una cuenda toma el rumbo sucesorio hacia el candidato favorito (la sucesión de López Portillo, por ejemplo) y la otra cuenda hacia el candidato menos incómodo (la sucesión de Salinas a Cedillo).

En las últimas décadas en la BUAP, el candidato elegido ha sido siempre el favorito del rector. Incluso a costa de los gobernadores: en su momento el maestro Armando Valerdi y el doctor Jaime Vázquez fueron los favoritos de diferentes gobernadores, pero se impuso la toga y el birrete sobre las mangas de camisa; el Carolino vencía a Los Fuertes.

Hoy día, el Rector Esparza vuelve a jugar a los dos filones, y cualquiera de las cuendas, ya sea que quede su candidato favorito o bien su candidato menos incómodo, le da suficiente hilo para seguir tejiendo (¿un pasamontañas?); a menos que un tercer filón se abra y quede un candidato incómodo. Cosa poco probable.

Si queda el favorito de Esparza, regresaría el alma al cuerpo de muchos que hoy se despiertan sobresaltados confundiendo los maullidos de los gatos con los gritos de auxilio; si queda el candidato menos incómodo, al día siguiente de la sucesión habría que seguir tomando pastillas para el sueño, aunque quizás sólo media dosis; si queda un candidato incómodo, de noche todos los gatos serían tigres.

De las tres rutas creo que por primera vez podría quedar el candidato menos incómodo. Y creo que este cambio de ruta en la sucesión tiene mucho que ver con el Gran Elector. En esta ocasión, el gobernador no es el bueno de la balanza, y es muy probable que surja un nuevo bueno o buena de la balanza. En política, los espacios vacíos siempre se llenan.

Si este nuevo Gran Elector o Gran Electora, que a la fecha no ha dado visos de aparecerse y permanece como testigo de honor, fuese una mujer, la sucesión se jugaría entre tres mujeres. Como sea, el Rector debe jugar pensando que es siempre observado por un convidado o convidada de piedra, que si interviene o no interviene, todo lo ve, y ese sólo hecho obliga a jugar con una gracia renovada, olvidarse de los antiguos filones y abrir el juego con una nueva cuenda. Y así, echar el trompo.

 

maldonado.miguelangel@hotmail.com

 

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Miguel Maldonado

Originario de Puebla, Doctor en Teorías de la Cultura, UDLA-Sorbona. Maestro Ciencias Políticas, BUAP - Universidad McGill. Fue Secretario General de la UDLA, Presidente de El Colegio de Puebla. Dirige la revista Unidiversidad y es colaborador de El Heraldo de México.