2020: vivirlo para contarlo

  • Marisol Calva
2020 rompió paradigmas en todos los aspectos, ahora todo es a sana distancia

2020 fue un año de esos que para bien o para mal, no vamos a olvidar. Se quedará como un año inédito en la memoria de la humanidad. Lo que veíamos lejano desde México a finales de 2019, tras el brote de un extraño virus en Wuhan, China, nos alcanzó en Marzo, y lo que parecía una cuarentena, terminó por ser un confinamiento de meses que hoy tiene a varios países y estados en semáforo rojo, en plena Navidad.

Este año vino a romper paradigmas en todos los aspectos: escuelas en línea, teletrabajos, fiestas vía web, campañas políticas más digitales, incremento acelerado del comercio y consumo electrónico, nuevas formas de socialización remota, etc. Pero también nos mostró lo peor de la desigualdad y las consecuencias derivadas de ella: deserción escolar por no contar con internet o dispositivos electrónicos en casa, jornadas de trabajo imparables, un sistema de cuidados en casa inequitativos donde generalmente la mujer terminó absorbiendo la responsabilidad, desempleo, violencia contra las mujeres dentro de los hogares, violaciones, feminicidios, problemas de salud mental, trastornos como el burning out, y todas las derivadas de la crisis en la que se sumió el mundo luego del cierre obligado de actividades económicas a nivel global.

Esto sin contar que ni en el mundo, pero mucho menos  México estaba preparado para enfrentar una pandemia como la Covid-19, la cual también desnudó las pésimas condiciones de nuestro sistema de salud, con las carencias que ha enfrentado el personal médico antes y durante la pandemia. Si alguien debe llevarse todo nuestro reconocimiento y agradecimiento, debe ser el personal médico, quienes aun con las mínimas condiciones y la falta de empatía y conciencia social, se mantuvieron en el primer frente de batalla, arriesgando incluso sus vidas para atender a los miles de contagiados en el país.

2020 también nos permitió conocer y reconocer la forma en la que los gobiernos manejaron la crisis, muchos de ellos como Finlandia, Japón y Canadá con políticas determinantes que permitieron mantener bajos niveles de contagios y otros como México, Brasil y Estados Unidos que se vieron desbordados por la mala administración que hicieron de la pandemia, incluso ignorando las recomendaciones más básicas de la Organización Mundial de la Salud, sobre el uso obligatorio del cubrebocas y las medidas de sana distancia. Ya  ni qué decir sobre la falta de medidas para ayudar a la población más vulnerable económicamente con la implementación de políticas como el Ingreso Vital que tanta falta hacen en un país como México cuyos índices de desempleo provocados por la pandemia se dispararon hasta llegar a casi un millón de desempleados.

2020 vino a mostrarnos a todos que lo único irremplazable, lo insustituble, lo que verdaderamente nos trasciende, es la salud y la vida de quienes más amamos.

Nunca en ningún otro año habíamos tenido a los científicos de todo el mundo trabajando contra reloj para desarrollar la vacuna contra un virus y lograrlo en tiempo récord, no nos habíamos enfrentado en el pasado reciente a una enfermedad que saturara en su totalidad las camas hospitalarias, no nos habíamos tenido que alejar tanto de nuestros adultos mayores al grado de no poder ni siquiera abrazarlos para cuidar sus vidas.

Todo aquello que pensábamos parte de una serie al más puro estilo Black Mirror, nos pasó este año. Pero también pasaron cosas buenas, como la enorme y desbordante primavera feminista que vivimos en marzo con el 8M y el 9M, en todo el mundo y en nuestro México que se pinto de morado, porque en 2020 las mujeres dejamos bien claro que el futuro será feminista o no será.

En Puebla y Tlaxcala se dio un enorme paso en favor de los derechos humanos con la aprobación del matrimonio igualitario. Argentina está a punto de hacer historia garantizando el aborto legal, seguro y gratuito. En Sudán por fin se prohibió la ablación o mutilación genital femenina. Y también el planeta tuvo unas semanas para tomarse un respiro con el confinamiento en el que nos mantuvimos, pues se redujeron considerablemente las emisiones de dióxido de carbono y presenciamos escenas de vida salvaje tomando las calles de las grandes ciudades y vimos aguas cristalinas en Venecia.  Pero además de todo esto, vimos cómo por primera vez una mujer llegaba a la vicepresidencia de Estados Unidos en la persona de Kamala Harris y con ella un creciente número de legisladores diversos racial y sexualmente ganaron los escaños.

2020 fue un año en el que nos pasó de todo y del que seguramente contaremos muchas anécdotas porque así como decía el célebre Gabriel García Márquez, la vida hay que vivirla para contarla, así el 2020 tuvimos que vivirlo para contarlo.

Con esta colaboración me despido de 2020 no sin antes agradecerles a todos los que me leen en este valorado espacio, por su atención y su tiempo, ya vendrá 2021 con mucho que analizar, reflexionar y comentar. Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo.

 

Marisol Calva

@Marisol_Calva

 

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Marisol Calva

Politóloga, Maestra en Gobierno y Administración Pública, Secretaria de la Comisión Nacional de Redes Sociales de Movimiento Ciudadano. Ex candidata a Diputada Local