Genoveva y Chedraui en los resquicios del poder

  • José Tomé
Apuestan que la ambición hará a Genoveva autodesignarse a la presidencia de Puebla
  • En el PAN resurgen los huérfanos del morenovallismo anhelando el regreso al poder
  • Entre partidos y traiciones, García Almaguer, se convierte en el caso más patético.
  • Chedraui, el candidato que sí quieren varios.

 

Genoveva, la conciliadora

La pueden calificar de todo, como a cualquier persona que se dedica a la política.

Lo cierto, es que nadie le puede negar que puede ser el fiel de la balanza, para los intereses de algunos o las conveniencias de otros.

Algo más, el morenovallismo no la creó, me parece que la utilizó y la catapultó como ningún panista de cepa lo habría hecho.

Eso para muchos puede significar que sucumbió a las mieles de esa clase política tan estratégica como perversamente efectiva: Los morenovallistas.

Sólo el trágico accidente de ese 24 de diciembre de hace dos años, sacudió a los morenovallistas y a algunos los orilló a desaparecer de la vida pública.

A muchos, menos a una. La razón es simple: porque no es hija pura del morenovallismo.

Martha Érika si algo hizo fue empoderar al género y le permitió cederle lugar  en el Comité Directivo Estatal del PAN.

Esa fue su herencia, en medio de esa catástrofe que arrasó con los morenovallistas.

Esa fue su herencia y la ha defendido con uñas y dientes, o ¿acaso no es lo que se hace con una herencia?.

De esa manera y no de otra, Genoveva Huerta es la presidenta del CDE del PAN, no hay otra ni la habrá.

Marko Cortés, su tatanka nacional así se lo ha reiterado. Él no se meterá en Puebla.

Le está dando un voto de confianza a Genoveva. Triste no está, tranquila lo dudo, lo cierto es que Genoveva sabe que papel jugará rumbo al 2021.

Muchos apuestan que la ambición la hará autodesignarse para la presidencia municipal de Puebla.

Nada más equivocado que eso. Genoveva no quiere y sabe que no debe ser la candidata.

Su lugar ya lo tiene proyectado y será parte del ajedrez político 2021.

Por eso, Genoveva empieza a mostrar apertura y cual reina de castillo ya empezó a recibir invitaciones de los que quieren ser “algo”.

Se empieza a creer su papel de presidenta y escucha a quien desea verla para expresarle las aspiraciones.

Sabe que en esto momento todo sirve, hasta lo que está podrido de naturaleza, hasta lo que transpira el tufo morenovallista.

Ese tufo que en su momento ella padeció, con las ofensas, la prepotencia y la exquisitez del equipo cercano del entonces gobernador.

Y como la política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos; ella sigue esa máxima.

Un mitómano a la carga

Es ahí, hablando no de mujeres pero sí de partidos y traiciones, que Genoveva recibió la llamada del caso más patético del morenavillismo.

Mi presidenta –fue el saludo que recibió de Marcelo García Almaguer- te quiero ver, palabras más o palabras menos.

Sin detenerme en la zalamería que implica ese tipo de llamadas, García Almaguer se sintió pleno, feliz de que Genoveva le dio el sí.

Pero fue un sí de cortesía, un sí de apertura y hasta un sí que la misma compasión, en algunos casos, obliga a los políticos a recibir a la gente.

No hubo acuerdos, no hubo compromisos de asegurar posiciones.

Él preguntó ¿puedo afiliarme al PAN?, y Genoveva le dijo sí. ¿Eso implica que hay otra cosa que el permitir reincorporarse?

Solo una mente enana pudiera asumir eso como un “me aceptó yo seré y no otro el candidato”.

Solo una mente que ha ido de un partido a otro, ofreciéndose como una alternativa que huele a morenovallismo pero que piensa que eso es su fortaleza.

Solo alguien que ofrece su ejército digital lo mismo a los biestros que a los Rivera; por cierto, un ejército muy disminuido porque ya no hay presupuesto público que lo sostenga.

Ese alguien que lo mismo pide cita con Genoveva, que la pide con aquellos que figuran en las encuestas para poner acuerdos sobre la mesa y no cumplirlos en la práctica.

El karma lo sigue y el hedor a traición también. Por eso, cuando le cerraron la puerta en Movimiento Naranja, se fue a negociar con uno de los punteros en las encuestas rumbo al 2021. Al final “no chepudo”,

Y cuando no cumplió acuerdos, intentó acercarse a Casa Aguayo, para dirigirse al destino que te lleva al rancho de AMLO.

Su última carta, regresar al PAN y como mago de la percepción, generar la idea de que todos lo buscan. Pero él no ha querido entender que la única melodía que le acomoda es la del Gusanito “nadie me quiere, todos me odian”.

Pero hay que reconocerle algo, persistente sí es.

Y mentiroso también, porque cuando se va a dar los baños de pueblo a los mercados, omite de donde salió y como Judas niega a su mentor fallecido.

solo recordemos que quien traiciona una vez, lo hace siempre.

Con Ricardo Grau, Genoveva sí tuvo algo más que cortesía

En medio de antojitos mexicanos en un salón de Lomas de Angelópolis, Genoveva fue convidada.

El anfitrión fue Ricardo Grau, ex director del Instituto Municipal de la Juventud en el gobierno de Luis Banck Serrato.

Como hace 2 años que renunció a ese puesto para incorporarse a la campaña de Martha Érika, hoy lo hizo para expresarle su aspiración política a Genoveva.

No dijo para qué, eso es lo de menos, pero lo cierto es que en medio de 3 decenas de personas -incluidos los meseros- dijo que el 2021 es lo de él.

A diferencia de la mencionada reunión con García Almaguer, en esta ocasión Genoveva Huerta sí llevo testigos de honor: Jacobo Ordaz y Oswaldo Jiménez.

La unción se dio en medio de chalupas, molotes y pelonas como previo al mole de caderas, que por cierto no alcanzó.

Genoveva acabó platicando con las personas que prepararon los antojitos.

Genoveva anda en campaña, platica con todos.

Espero que las señoras que prepararon esas delicias no anden diciendo que Genoveva les ofreció una diputación, porque recordemos que la alcaldía ya la tiene “amarrada” García Almaguer.

El chiste se cuenta solo.

El caso Pepe Chedraui

Visita continuamente a personajes de alto nivel de la política nacional en la Ciudad de México.

Está consciente de que las mejores decisiones dejan atrás intereses mezquinos locales, más cuanto hay tanto en juego para todos los partidos.

En estos sótanos del poder son claras las señales que nos dicen que el empresario Pepe Chedraui resulta ser el candidato que todos quieren, sobre todo porque el sí representa factores de unidad que rebasan los colores partidistas.

En una de esas, les da un susto a todos los que andan haciendo mucho ruido y pocas nueces. A unos ni los conocer a pesar de que presumen lo contrario.

Si las cosas siguen como van Pepe Chedraui podría ser el siguiente ocupante del Charly Hall y con ello tener el boleto en la mano para disputar el 2024.

No lo pierdan de vista, este personaje podría ser el fiel de la balanza.

 

 

 

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