La pandemia comunicacional y la emergencia política

  • José Tomé
Tan letales como el COVID: la soberbia, el populismo y la estupidez

Más allá de la nueva normalidad que vivimos a consecuencia de la emergencia sanitaria por el COVID 19, hay una realidad que supera, por mucho, los efectos de esa pandemia.

Una realidad que lacera el sentido común de cualquier ciudadano y que nos sitúa en una dolorosa cotidianeidad que vivimos desde hace décadas; esa realidad que implica un quehacer político infectado de soberbia, de populismo y de estupidez, para lo cual no existe antídoto.

¿Qué está pasando en el contexto en el que nos encontramos? Una pandemia caracterizada por un confinamiento que nos ha llevado del asombro a la resignación y del ocio a la reflexión de esa peculiar forma de comunicar y enterarnos de lo que sucede.

Sin duda, la mayoría de la sociedad percibe y procesa de diferente manera a lo que está expuesta; el impacto de ese confinamiento nos ha situado de golpe en pandemias que no tienen cura y que, en esta emergencia sanitaria, salen a relucir como lo que son, problemáticas sociales que no han sido solucionadas ante una gobernabilidad que deja mucho que desear.

Los distractores de esa vida cotidiana antes del COVID fueron superados por las lecciones de un confinamiento que nos hace ser más reflexivos y críticos de lo que realmente pasa en la vida diaria.

La participación activa de la sociedad a través de las redes sociales supera, por mucho, la efectividad de la comunicación social gubernamental ante lo que se ve y lo que los gobiernos o los actores políticos pretenden difundir.

Cómo creerle a una diputada “tik tokera” como Nay Salvatori que dice representar a los poblanos cholultecas, cuando sus actos que ella misma difunde, emulan más a un show patético de Laura Bozo que a sus acciones legislativas, que por lo menos deberían dignificar la ceguera o la osadía de quienes votaron por ella.

O a diputados que son títeres de intereses de grupos, que aprovechan la ignorancia y el servilismo de esos legisladores para echarlos a pelear, justificando una falsa moral de defender los intereses del pueblo ante los manejos de los recursos por autoridades municipales.

Cómo creerle a un Hugo López Gatell que se alarma por la creciente ola de contagios de coronavirus, mientras exhibe su romance muy al estilo de Hollywood, donde él es un rockstar venido a menos con una fan tan desconocida pero tan ambiciosa de fama para prestarse a tal montaje, en medio de fotografías tan posadas como absurdas.

Cómo creer en esas encuestas impulsadas por quienes necesitan ser reconocidos, donde los niveles de conocimiento que quieren presumir son tan inverosímiles como las bondades que se adjudican.

En la ignominia llevan la penitencia personajes como García Almaguer, Eduardo Rivera Santamaría, Gabriel Biestro, Alejandro Carvajal, Mario Riestra; personajes que piensan que esas encuestas reflejan el posicionamiento o conocimiento que les han hecho creer sus allegados o sus focas aplaudidoras.

Cómo creer en esa indignación gubernamental traducida en frases fuertes que, si bien es cierto es lo que pensamos los ciudadanos en general, reflejan la omisión, el beneplácito o el oportunismo de ex mandatarios estatales cuya bandera fue el dispendio y el abuso de poder; pero finalmente con eso ¿se descubre el hilo de la madeja llamada corrupción?... Yo, al igual que muchos, pienso que no y, lo que me haría cambiar de opinión sería que esas expresiones, como “nos han robado” o “qué se creen esos cabrones”, se tradujeran en prisión para esos políticos abusivos –sin importar el color del partido-  y que se les obligara a devolver lo robado a los poblanos.

Esa es la crisis comunicacional que vivimos y que se desnudó a raíz de una pandemia de salud que se convirtió en una emergencia política donde requerimos acciones concretas de solución.

Cómo se nota que hay una gran diferencia entre ser empleado y tener una visión estratégica para cambiar los patrones de la comunicación social y política a nivel nacional y en los estados.

Por ello, muchos políticos encumbrados en el poder no escuchan, se dejan llevar por el éxtasis que les produce el golpeteo de unas manos aplaudiendo o esas frases que son melodías para sus oídos, el “sí señor”, “la hora que usted diga señor” o la zalamería de “usted es el mejor”.

Esa es la verdadera pandemia que vivimos, el virus de la ignorancia y el populismo.

Postdata 1: Para los que están esperando las señales “divinas” de Marko Cortés en el informe del Presidente Municipal de Atlixco, les tengo malas noticias porque al menos Antonio Gali Fayad será el gran ausente debido a su estancia en otro estado de la República. El ex gobernador de Puebla evita, a toda costa, la sobre exposición pública partidista pues suficiente tiene con los enjuiciamientos que todos los días hacen de su labor como exmandatario estatal. No le alcanzaría el tiempo, sin duda, para responder tantas preguntas de los reporteros a raíz de tanto juicio mediático.

Postdata 2: Que los dados no están tirados aún en Movimiento Ciudadano (MC). Después del cuento chino del personaje que aseguraba que se “chepodía” ser el elegido para la presidencia municipal de Puebla, es el mismo Dante Delgado quien está tomando cartas en el asunto y poniendo orden a los advenedizos que piensan que tomar una fotografía con él es sinónimo de visto bueno para una candidatura.  Y es que además de Eduardo Rivera –el que si tiene trayectoria política-, hay una carta más, ésa apunta a Florentino Alonso, el hermano de la única gobernadora mujer en Puebla Martha Érika, para que los abandere en la ciudad capital. Las visitas de Dante a Puebla no serán pocas y se dice que MC sí podría jugar con algunos municipios en alianza, aunque definitivamente está en una tarea de elevar la marca rumbo al 2024, en el que su proyecto definitivamente es Enrique Alfaro, actual gobernador de Jalisco.

Postdata 3: Del karma no se escapa nadie, no hay dulzura en las encuestas en Tlaxcala. Por mucho dinero que le inviertas, por mucha autoestima que te tengas y por mucho que presumas cercanía con los círculos políticos del poder, si la gente no te conoce o si te conoce por los negativos que traes arrastrando, es muy difícil que logres un papel digno rumbo al 2021. Y es que en Tlaxcala por Morena, que es partido que en este momento encabeza las preferencia con el 49% según ”Campaigns and Elections México”, sólo figuran 3 personalidades para la gubernatura: Lorena Cuéllar Cisneros (73%) y los senadores Joel Molina Ramírez y Ana Lilia Rivera (17 y 14 %, respectivamente). La diferencia es brutal entre la delegada y los senadores, cómo se sentirán los que quedaron por abajo del 14 % de conocimiento; para algunos cero y van 2 intentos.

 

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