La madrugada del 16 de junio de 2006, el diputado local por Huauchinango, Enrique Vite Vargas, sufría un accidente automovilístico sobre la recién estrenada autopista de Puebla a El Tejocotal, que tres semanas más tarde le arrebató la vida.

En su lugar ascendió, el profesor, Carlos Lechuga Castelán, oriundo de Pahuatlán, quien era el suplente en la formula.

El episodio viene a colación, por el lamentable fallecimiento del diputado –aunque este federal- también por el distrito de Huauchinango, Miguel Acundo González, quien falleciera recientemente por COVID-19.

Dicen que ya hace dos años había sufrido problemas severas de salud, pero que esta vez desoyó las indicaciones y descuidó su salud.

En su lugar, ascendió Francisco Esquitín Alonso, oriundo de Venustiano Carranza, a quien le fue tomada la protesta de rigor por la legendaria diputada, Dulce María Sauri Riancho.

En ambos casos ascendieron perfiles que no eran de la cabecera distrital y esperamos que al igual que Carlos Lechuga, Esquitín venga a suplir de manera certera al diputado Acundo, quien, opacado por la 4T, nunca pudo brillar en su distrito o quizá no le interesó.

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Apenas se cumplía una semana de la muerte de doña Juana Ríos Trejo, madre del dirigente sindical del SME, Miguel Márquez Ríos, cuando sobrevino la muerte ahora de su padre, Carlos Márquez Gaspar.

Desde aquí enviamos nuestras condolencias por tan lamentable hecho, que enluta por segunda ocasión y en tan poco tiempo, el hogar de uno de los aspirantes a la alcaldía municipal de Huauchinango.

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En la vida hay de mocos a mocos.

Los hay que escurren copiosamente por la nariz y son sumamente molestos.

Hay otros secos, que tapan las vías respiratorias contundentemente. Son también muy chingativos.

Hay otros constipados, que hacen que el enfermo obtenga una apariencia de zombi.

Pero sin duda un moco muy molesto, es el moco huachicolero. El mismo que se le atravesó al gobernador Barbosa esta semana y que lo metió en aprietos.

Y es que luego de que el gobernador Barbosa diera a conocer con bombo y platillo la detención de “El Moco”, quien “se trata del líder más importante de la banda de robo de combustible, de narcomenudeo, secuestros, sicariato, cobro de derecho de piso en la Sierra Norte en toda la zona que tiene que ver con Chignahuapan, Zacatlán, Tetela de Ocampo, Aquixtla, su zona de influencia se extendía o se extiende a partes colindantes de Puebla con Tlaxcala, vinculados a los huachicoleros de Ahuazotepec, que si bien son otra banda tienen conexiones, entonces es muy importante”, una fotografía, aparecida por primera vez en E-Consulta, donde el presunto delincuente, aparece junto a la figura del propio gobernador, apoyándolo en la elección extraordinaria de 2019, vino a descomponer el logro presumido apenas un día antes.

Ups.

Para colmo, “El Moco” aparece en eventos de campaña del propio Barbosa Huerta, junto con Alfredo Ramírez, alias “El Hierba”, quien era delegado de la Secretaría de Bienestar en Chignahuapan y en abril pasado fue detenido por portación de arma de fuego y presuntos vínculos criminales, aunque horas después quedó libre. Por cierto, “El Hierba” fue también candidato de Morena a la alcaldía de Ahuazotepec, lugar muy cercano a Chignauapan y también ubicado en la Sierra Norte.

Comunicación Social del gobierno del Estado, se apresuró a señalar que la persona que aparece junto al hoy gobernador sólo fue un asistente a los eventos de campaña, pero no tuvo alguna responsabilidad en la campaña electoral del año pasado, situación difícil de creer, porque no era un asistente más a un mitin, sino un operador político, cuyas actividades ilícitas, eran harto conocidas en la región.

Una vez más se comprueba con ello que la delincuencia organizada y la política, parecen ir de la mano, por mucho que sean de la 4T y comprueba, que pese a querer aparecer impolutos, recordando a Rafael Moreno Valle, cada gober tiene a sus Valencia.

O a su moquito.