Para el siguiente año tendremos una elección que se torna de Estado, sí, así como lo lee, la hipótesis parte en el sentido que los cuadros políticos que encumbra la clase política del país están más vistos que probados en el servicio público, con lo anterior me refiero a su ética pública más que a sus cargos en el gobierno; con la posibilidad de reelección para diputadas y diputados federales, locales y de las y los presidentes municipales de cualquier partido, con la incertidumbre sobre separarse del cargo o no, más para el caso de los cabildos de los ayuntamientos en Puebla de acuerdo a la Ley Orgánica Municipal, de acuerdo a Mario Conde, secretario jurídico del Comité Estatal del PRI en Puebla, existen imprecisiones en las leyes secundarias que no son explícitas para el caso de separarse o no en el cargo en la posibilidad de la reelección, lo anterior provoca una brecha entre las y los aspirantes, las y los pre candidatos y las y los candidatos adversarios sin tener el nivel de posicionamiento social, menos quienes apenas están rompiendo el cascarón.

Como ejemplo el partido en el gobierno (MORENA) ha echado mano del pragmatismo para hacer de la politick (politiquería) la referencia para tomar decisiones dentro del partido político y del gobierno, siendo los elementos que le fortalecen a esta politiquería las redes sociales, el “amlove metrics”, es decir las encuestas, que sitúa supuestamente a las y los ciudadanos en una actividad cotidiana de participación política y diálogo constante con el partido y el gobierno, en un intento de evaluar, además de calificar sus decisiones.   

De los partidos políticos de “oposición” podemos hablar poco y de lo mismo, esta coyuntura ha puesto en evidencia al Sistema de Partidos de la nula doctrina política, de la poca lucidez de una ideológica política concreta, dejando al marketing la tarea de guiarlos para tomar decisiones bajo el esquema de: grado de aceptación, conocimiento, propensión al voto, los negativos y positivos de las o los aspirantes a ser candidatas o candidatos. Dejando con lo anterior en segundo plano la propuesta o proyecto político bien trazado, que los griegos determinaban como polis, como la construcción del bien común, como el ejercicio colectivo de quienes en la Ciudad recibían beneficios y por ello debían devolver a la Ciudad en servicio o impuestos la felicidad alcanzada en ella.

Para la próxima elección y la posibilidad de una reelección en el cargo para el caso de las y los diputados federales, pero de forma particular en el caso de Puebla de las y los diputados locales, así como las y los integrantes de los cabildos municipales se está buscando regular el proceso de reelección en la iniciativa legislativa presentada por los Diputados Gabriel Oswaldo Jiménez López y Raúl Espinoza Martínez de la bancada del Partido Acción Nacional que busca reformar y adicionar diversas disposiciones a los artículos 18, 36, 74 y 102 de la Constitución del Estado Libre y Soberano; los artículos 46, 48 de la Ley Orgánica Municipal del Estado de Puebla y los artículos 15, 18, 89 y 224 del Código de Instituciones y Procesos Electorales del Estado de Puebla.

De la iniciativa que se está discutiendo sobresale la calidad de ciudadanía poblana, la forma de reelección de las regidoras y regidores de los cabildos, así como la intervención del Instituto Estatal Electoral en la organización del proceso de los plebiscitos en las Juntas Auxiliares.

A la anterior se suma la iniciativa legislativa votada y aprobada del Diputado Gabriel Biestro de MORENA que desaparece la figura de Diputación de primera minoría y propone la paridad de género en las listas plurinominales de los partidos, así como el Decreto del Gobernador Miguel Barbosa, que ya fue discutido y aprobado en comisiones, para regular la publicidad política de los partidos políticos.

Si las reglas del juego “democrático” se dan en este tenor, la posibilidad de que nuevos cuadros asuman una candidatura es nula, la razón, el dominio de la clase política gobernante al tener una actividad política previa y con mayor presencia gracias al cargo que ostentan y la publicidad que las y los ciudadanos les pagamos constantemente mediante el uso de los recursos públicos.

Para el caso de los partidos políticos opositores la apuesta tampoco es alentadora, ya que debido a la pandemia del covid 19 y a la “sana distancia” las y los interesados por ocupar en un cargo público están limitados a su trabajo y presencia, no solo al interior de sus partidos sino en la sociedad, obligando a quienes toman decisiones a observar el escenario político para determinar si deben probar con nuevos cuadros poco conocidos, limitados para posicionarse en un corto tiempo, o por otro lado correr el riesgo de volver a proponer a cuadros ya vistos y así tratar de mitigar las desigualdades frente a sus adversarios en ejercicio de un cargo público, de ahí que el mercado político dentro del Proceso Electoral del 2021 sea una fábrica de cuadros políticos en desgracia.