Cuentan hasta tres para que se queden en casa

  • Israel Velázquez G.

Hace algunos años al llegar como jefe de redacción a un periódico en Tlaxcala uno de los viejos editores se inconformó porque le pedí que dejara de hacer cabezas a tres pisos en las cinco columnas en que estaba dividido el tabloide. Su protesta vino tras meses de corregirlo.

“Tengo cinco años haciéndolas así y nadie me había dicho nada”, me dijo. Mi escasa paciencia dio para responderle “tienes cinco años haciéndolo mal, hay que comenzar a hacerlo bien”.

La anécdota viene a cuento porque la pandemia debiera obligar a los políticos de Puebla a replantearse la forma de hacer aquello en lo que se supone son especialistas, política, y que nada tiene que ver con la grilla. Si hay alguno que las piensa como sinónimos es buen momento para que comience a separar ambos conceptos.

Tienen en sus manos la vida de miles de personas a las que se deben, si es que no cedieron a la tentación aquella de la que dan pistas María Amparo Casar y Luis Carlos Ugalde, en Dinero bajo la mesa. Financiamiento y gasto ilegal de las campañas políticas en México, un libro recomendable de cara a lo que se nos viene en 2021.

Tienen, como aquel viejo editor, la oportunidad de repensar la forma en la que han gobernado y hecho política. Un ejemplo de que los detalles pueden marcar la diferencia está en el anuncio que el 3 de mayo hicieron los gobernadores de Nueva York, Connecticut, Nueva Jersey, Rhode Island, Pennsylvania, Rhode Island y Delaware: se unieron para comprar respiradores, pruebas covid-19, equipos de protección personal para médicos y enfermeras, y otros equipos médicos…, y también para compartir recursos y crear una estrategia de reapertura unificada.

¿Qué pasaría, por ejemplo, si Puebla hicieran algo similar al menos con Tlaxcala, Hidalgo, Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Morelos y el Estado de México, estados todos ellos con los que se tienen límites territoriales?

Visto está que los ciudadanos desconfían en todos de sus gobernantes, a quienes no les creen ni cuando les dan los buenos días. El tamaño de esa desconfianza es lo que ahora tiene a los gobernantes contra la espada y la pared ante unos ciudadanos que se niegan a seguir las recomendaciones para evitar más contagios.

Cierto es que muchos no pueden quedarse en casa, porque pese a los riesgos que entraña la pandemia, deben trabajar para en el mejor de los casos pagar las cuentas y en el peor, para tener una tortilla con sal en la mesa.

Los números de contagios hablan sí de una irresponsabilidad de ambas partes: los responsables de controlar la pandemia se asemejan a aquellos padres que no pueden controlar a sus hijos a los que amenazan con contar hasta tres para que obedezcan: comienzan con el 1, siguen con el 2 y al ver que los niñatos no tienen intención de obedecer, hacen una escala en el 2 ½.

Los padres, lo sabemos, están derrotados desde el momento en el que amenazan con contar hasta tres. Los niños, también lo sabemos, ya están colgados tranquilamente de las barbas. Lo creo innecesario, pero lo apunto: el gobierno equivale a los padres; los niños a los ciudadanos.

“Asociarnos con nuestros vecinos ayuda a que nuestro poder adquisitivo sea más fuerte y más confiable”, dijo el gobernador de Connecticut, Ned Lamont, uno de los siete que firmaron en Estados Unidos el acuerdo al que aquí nos hemos referido.

No parece complicado pensar lo que piensa Ned Lamont y hacerlo, unirse, debiera ser cosa de niños para los seis gobernadores de los estados con los que colinda Puebla.

La cosa es bastante seria porque Puebla, de acuerdo con los conteos oficiales dados a conocer el domingo 3 de mayo por el gobierno federal, las cinco entidades más afectadas en cuanto a personas que han fallecido por la enfermedad son la Ciudad de México, Baja California, Sinaloa, Estado de México, Tabasco, Quintana Roo, y Puebla.

Veámoslo de esta otra forma: Puebla tiene límites territoriales con Ciudad de México y Estados de México, dos de las entidades que más decesos y contagios han registrado. La cercanía implica también un activo intercambio comercial y una intensa movilidad social.

Si vemos a Puebla en cuanto al número de casos activos de covid-19 tenemos que a la cabeza se encuentra la Ciudad de México con 1, 894 y en orden descendente le siguen el Estado de México con 1,076; Tabasco, con 344; Sinaloa, con 287; Veracruz, con 273, y Yucatán con 261. Detengámonos a ver que aquí ya aparece Veracruz como uno de los que más casos activos registran, además de Ciudad de México y Estado de México. Y, sí, los tres tienen una zona limítrofe con Puebla.

El asunto, pues, es bastante grave…, pero no se ve en ninguno de los gobernadores mexicanos la capacidad de convocar a la unidad para comprar respiradores, pruebas covid-19, equipos para médicos y enfermeras.

Su indecisión tiene dos opciones: a) gobernar o b) grillar. Hasta ahora, y a pesar de que el tiempo juega en su contra, los gobernantes siguen advirtiendo a los chamacos que van a contar hasta tres para que respeten, cuando menos, el quedarse en casa.

Al margen

En la oficina de la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco yace un documento que le envió la Asociación de Colonos Club de Golf-Rincón Arboledas a principios de marzo y que ha quedado sin respuesta alguna. El asunto que le plantean los firmantes es bastante grave y la nula respuesta de la alcaldesa hace pensar que alguien de su círculo cercano le administra la información delicada.

@IsraelV_mx / israelvelazquez@gmail.com

*Director editorial de www.datamos.com.mx

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Israel Velázquez G.

Periodista de tiempo completo. Trabajó en: Milenio, El Financiero, Correo de Guanajuato, El Popular de Puebla y AZ de Xalapa. Autor de la columna Acantilado, siempre cerca del lector que toma decisiones