Hace poco menos de diez años durante una visita a Puebla, Francis Fukuyama quien en 1992 sentenció el “final de la historia” ante los eventos que concluyeron con la caída de la URSS señaló algunos de sus errores de interpretación.

El siglo pasado fue de contrastes, por un lado el mundo no había visto tan desarrollo desde el renacimiento pero por otro los crímenes cometidos por la violencia ideológica, cuando la humanidad luchaba, primero, con los remanentes del absolutismo, luego, con el fascismo, y, finalmente, la lucha entre las potencias que amenazaba conducir a una apoteosis nuclear, sin embargo el triunfo de la democracia liberal como la conocemos parece, volver a su génesis: no a un fin de la ideología, sino a la victoria del liberalismo económico.

Por ello es preocupante que a nivel global, lo que se avanzó el siglo pasado retroceda con un estilo autoritario y socialmente divisivo, de respuestas fáciles a problemas complejos, misógino homofóbico y racista por naturaleza. Un estilo que se respalda en la demonización de los contrarios. Su objetivo fundamental es deslegitimar el sistema político y sus instituciones.

Es con ese estilo como la derecha antisistema representada a nivel global por personajes como Le Pen, Bolsonaro, Boris Johnson y Donald Trump  presagia un futuro negro para la democracia liberal internacional, pero refleja también la existencia de un profundo deseo de cambio en nuestras sociedades.

Esa voluntad de transformación es producto  de una sociedad resentida con el sistema liberal que propició un crecimiento económico que ha beneficiado sólo a unos cuantos y ha traído desigualdad y pobreza para las mayorías.

Por ello a más de un año para la elección presidencial de Estados Unidos, para desgracia de la humanidad, Trump arranca con más recursos  y mejores probabilidades que en 2016. Si la historia es cíclica como lo afirmó Maquiavelo, estaremos ante un doloroso recordatorio que los extremos deben ser combatidos.

---Un año Trabajando---

Hacer las cosas bien genera un celo enorme, en vísperas de cumplir el primer año de ejercicio de la actual legislatura fui removido de toda responsabilidad, soy respetuoso de la decisión de una mayoría. Un solo miembro del Congreso maneja cientos de plazas y millones de pesos, se acabaron los contrapesos internos, las consecuencias en la vida democrática son lamentables. Esta es la nueva realidad que enfrento.

Por cierto luego de escuchar versiones distintas sobre lo ocurrido en el Hotel MM solo queda guardarse para mejores momentos la verdadera historia, fui capaz de ingresar y enfrentar a nuestros adversarios, lo que verdaderamente sucedió, las decisiones que se tomaron algunas en solitario otras con quienes pensé que era parte de su equipo, las guardo para mejores momentos.

dip.jose.espinosa@congresopuebla.gob.mx