El limbo del Estado de Derecho

  • Marcela Cabezas
La extradición del exguerrillero Jesús Santrich a EE. UU. es hoy la manzana de la discordia

A tres años de la firma del proceso de paz entre el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Farc-Ep, continúan los roces institucionales entre la máxima casa ejecutoria de la política criminal: la Fiscalía General, la novísima Jurisdicción para la Paz (JEP) y la bancada de gobierno de Iván Duque. La extradición del exguerrillero Jesús Santrich a EE. UU. es hoy la manzana de la discordia entre los partidarios y detractores del proceso de paz en Colombia.

Muchas han sido las críticas a la Justicia Transicional encabezada por la JEP a cargo del juicio a crímenes cometidos por parte de los miembros de las Farc desmovilizados. El debate político que traspasa tal situación recae en la institucionalidad, una y otra mediadas por intereses puntuales. (ver nota: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-48318239)

Han sido amplios los escándalos precedidos por el fiscal general Néstor Humberto Martínez, uno de ellos el desfalco de la empresa brasileña Odebrecht que ha salpicado a diversos gobiernos. A su vez, la apuesta en campaña del presidente Duque de reformar los términos de la Justicia Transicional para hacerla menos impune, tras el desconocimiento del plebiscito a favor del No; son ahora los factores que ponen en jaque al estado de derecho colombiano.

Si  Tzun-tzu aconseja utilizar el enemigo para derrotar al enemigo mismo, convertir a Santrich en el caballo de batalla no sólo refleja que lejos se avizora un escenario de posconflicto positivo en el país, a causa de la de voluntad de una y otra parte (gobierno y exguerrilla), sino además reitera de que éste ya venía mal previo a su mediática firma en Oslo; siendo una de las evidencias el desconocimiento del plebiscito que refrendaria el mismo por parte de los colombian@s.

En ese tono, la cosa se hizo mal desde el principio, por lo que la crisis institucional que afronta el país en estos momentos no es algo nuevo, sino el estallido del cumulo de acuerdos y procesos medios por parte del gobierno anterior, exponenciados hoy por la poca gobernanza del gobierno en turno. Irónicamente Santos pasará a la historia como el hacedor de una paz, harto mal hecha!

En tal escenario, y aprovechando el mismo, vemos a un fiscal que hace uso de amplias facultades para librarse de diversos cuestionamientos y escándalos de corrupción, renunciando a penas se conoció la postura de la JEP sobre la extradición de Santrich, alegando la incompetencia de ésta para decidir sobre el particular, y a su vez,  convocando a la ciudadanía a movilizarse- cosa que no sucedió-

Lo cierto es que,  mientras unos usan la extradición o no extradición de un ciudadano colombiano alegando soberanía nacional y debido proceso a los mandos exguerrilleros los unos, y apego a tratados internacionales de cooperación judicial y reino del Estado de Derecho los otros;  lo menos favorecido es la credibilidad ciudadana en las instituciones que hoy día han dado continuidad a un escenario de confrontación por otros medios.

Tal como refiere Clausewitz sobre la política como la continuidad de la guerra por otros medios, ¡cosa que no debería ser en términos teóricos pero en la real politik sí que lo es!

Lo cierto es que mientras la fiscalía, la JEP y el presidente Iván Duque conspiran para resolver el “caso Santrich” como lo juzguen más conveniente, la delantera la lleva sin duda la bancada de gobierno con la firme oposición al proceso, la JEP se debacle entre funcionar a medias o reformarse, mientras que el fiscal general como el zorro de Maquiavelo supo escabullirse de sus culpas, y por medio de un comunicado final, retirarse con ínfulas de servidor apegado a la ley.

Entonces, mientras el imperio de la ley se resquebrada dando lugar a la guerra entre los poderes públicos – ejecutivo, legislativo y judicial- muy al contrario de la teoría del check and balance de Montesquiev, se evidencia que:

Además de la polarización política en el país a causa del proceso de paz- algo que se suponía superado- , se presenta un momento crítico del que las instituciones solo saldrán libradas si aspiran a reformarse a si mismas, al ser estas producto de coyunturas sociales y politicas específicas, y por ende órganos inacabados.  

Por tanto que, urge que se resuelva lo de Santrich pero mas aun urge que la burocracia haga lo que tiene que hacer :“funcionar”.

Consolidar una instancia de justicia transicional que goce de legitimidad social además de la legal es central,  ya que de continuar así, no solo los actores implicados en la triquiñuela aprovecharán la coyuntura para salir bien librados-caso del fiscal-;  sino que,  también, se condena al pueblo colombiano a un debate inconcluso y desgastado, mismo que le estalla hoy al presidente en turno, mientras que el saliente se mofa internacionalmente del Nobel de Paz.

Días duros se avecinan y con estos se medirá la capacidad del gobierno en consolidar su aclamado pacto por la unidad nacional, entonces, el ajedrecista deberá ser afable en mover sus “mejores fichas”.

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Marcela Cabezas

Magíster en Ciencias Políticas y politóloga colombiana. Catedrática y columnista en prensa independiente.