Hoy día, las consultorías y asesorías en imagen están en tendencia; es una profesión con mucho auge y, por lo tanto, existen más especialistas y egresados de carreras afines a esta área de la comunicación. Esto definitivamente no es algo negativo, al contrario, es bueno saber que cada vez hay más expertos en esta llamada “nueva comunicación”. No obstante, el problema radica en la percepción distorsionada que se tiene de la profesión; el gran error es creer que la imagen solamente es relevante para temas de ropa, peinado o maquillaje… ¡Ojo! Si bien son parte de la imagen física, no son temas exclusivos de la imagen pública.

La imagen pública tiene como base el conocimiento de lo que hace única a una persona o empresa, es decir, su esencia. A partir de ésta, se pueden utilizar distintos elementos (estímulos) que sustenten la creación o modificación de percepción para el logro de metas que requiera dicho individuo o institución. Si hablamos de imagen, además de comprender la esencia, se deben considerar los distintos canales a utilizar para una proyección completa.

Así, la imagen también puede ser la palabra hablada o escrita; imaginen qué funcionales serían los discursos de políticos si un experto en el área de imagen verbal pudiera guiarlos en el uso correcto y persuasivo de las palabras. ¿No creen que tendrían mayor éxito? No sólo se trata de la forma de decir las cosas, también se trata de que el vocabulario sea adecuado y que el conjunto de estos elementos logre generar una emoción para influir significativamente en las audiencias.

También podemos señalar, por ejemplo, que la mayoría de los clientes elige o prefiere una empresa, marca o producto, con base en su apariencia o en sus formas de comunicación. Cierto, de primera instancia se hace de esta forma, pues la mayoría de las decisiones las tomamos a través del sentido de la vista y de forma intuitiva. Sin embargo, la imagen profesional también es de gran importancia para fundamentar el quehacer personal o institucional. Es decir, la imagen profesional permite generar protocolos, procesos y procedimientos, así como el manejo y gestión de crisis de forma coherente y efectiva. Pero sin la ayuda de un experto en imagen, muchas personas e instituciones pierden clientes por no saber cómo atender a su mercado meta; otras, incluso, desaparecen del mapa por no tener un guía que les ayude a contener una situación de conflicto que repercutirá directamente en la imagen pública. El especialista en imagen, pues, comprende que las normas de protocolo son flexibles y se deben de adaptar a las diversas situaciones o contexto. De esta manera, con una óptima planeación estratégica se logrará crear fidelización con los clientes.

Por otro lado, las oficinas, casas y demás espacios públicos también son un área de oportunidad en la imagen. No olvidemos que todo espacio comunica y por ello se debe de tener a un guía orquestador que logre definir el concepto y aclarar las necesidades que requiere cada escenario. La imagen ambiental busca generar un mensaje y percepción a través de los espacios y distintos elementos que intervienen en éstos. Por ejemplo, una cafetería puede cambiar la percepción de los clientes por medio de una asesoría correcta en el uso de la música, los colores, aromas, el mobiliario, iluminación, diseño y demás elementos arquitectónicos. Tengamos en cuenta que somos personas que aprendemos también a través de la experimentación, a través del impacto de nuestros sentidos.

Y si hablamos de clientes potenciales para la imagen, podemos mencionar a los emprendedores, ya que son un nicho en crecimiento dentro de nuestro país. Pero hemos detectado que uno de los retos más grandes que tienen es con su comunicación visual. Y, precisamente, el especialista en imagen visual tiene el conocimiento y capacidad de elegir correctamente aquellos elementos gráficos con base en la esencia, los objetivos y las necesidades identificadas; es decir, plasmar exitosamente la proyección externa –meramente visual- de la esencia. (Cabe señalar, que no se sustituye al diseñador gráfico, fotógrafo u otro profesionista involucrado en el diseño de comunicación visual; sino que estos profesionales serán un apoyo para aterrizar ideas, facilitar el trabajo y, sobre todo, para llegar a la meta de imagen pública establecida.)

Otra área de especialización dentro de la imagen pública se refiere a la creación de estrategias de publicidad, propaganda, manejo de medios de comunicación y opinión pública. El experto en imagen audiovisual es un estratega que diseña una imagen de manera sustentada y coherente a través de tácticas que impactan en las audiencias; su objetivo es lograr la propagación permanente de una idea a través de la persuasión para conquistar adeptos.  

Como en todas las profesiones, lo ideal es la especialización. Las áreas de la imagen pública son varias, pero es importante recalcar que los consultores en imagen no son todólogos. Son guías que, apoyados también de otros especialistas, consiguen plasmar de manera efectiva y eficaz los estímulos antes mencionados. Todas estas áreas son claves para individuos, instituciones públicas o privadas, candidatos políticos o cualquier persona que desee ser percibida de cierta manera, con credibilidad y de forma coherente. Un buen consultor o asesor en imagen pública es aquel que reconoce la esencia y logra proyectarla exitosamente. –Teniendo siempre presente, claro está, el bienestar integral de personas e instituciones.-

Es por eso que en Proyector: Esencia y Percepción sostenemos que la imagen pública no queda sólo en cómo te vistes o cómo te ves. Tus palabras, acciones, el trato que tengas con los demás, el cuidado de los espacios, uso de gráficos o presencia en medios de comunicación, también generarán percepciones. Esto se logra, como ya se expresó, contando con un grupo de expertos que dirijan los esfuerzos para conseguir el mayor valor que todos perseguimos: no sólo una buena imagen, sino una buena reputación.