Conforme se acerca la fecha para la XXII Asamblea Nacional del PRI, la situación se torna más ríspida al interior. Ya en otras ocasiones se han dicho de todo, pero no en un contexto de sucesión adelantada como el actual, ni con un Presidente tan debilitado como Peña Nieto. Se disputan la conducción de la sucesión presidencial y la candidatura el Partido. El socavón en el Paso Express de Cuernavaca, tensó al máximo la situación de la élite en el poder, dando la voz de alerta porque el naufragio del Presidente podría terminar de hundir al Partido Revolucionario Institucional. No se trata sólo del reparto de candidaturas, por importantes que sean. Está en juego la viabilidad del PRI y de su proyecto de gobierno…

Las asambleas del PRI habían sido para dirimir candidaturas, sobre todo para la Presidencia, así como el cambio de nombre y la orientación ideológica. En los momentos clave, había prevalecido el pragmatismo ante lo ideológico. Hoy, hay un jaloneo por el cambiar o conservar el nombre y por hacer lo mismo con su ideología. Pero por primera vez cuestionan la conducción del proceso por parte del Presidente y está en vilo la viabilidad del Partido…

“Corrientes y poderes fácticos…”

Entre el 9 y 10 de agosto se realizarán las cinco mesas, quedando la asamblea para el 12. Tres grupos compiten por el poder y los espacios a decidirse en 2018: EPN y el Grupo Compacto a su alrededor, el Polo Mexiquense (conformado por un entramado de intereses dispares) y el eje de Manlio Fabio Beltrones y la alianza de gobernadores (y exgobernadores). El Grupo Compacto, a su vez, está dividido en dos vertientes: la de Osorio Chong y la de Videgaray…

El escenario se compone a su vez de cinco corrientes que maniobran de cara a la Asamblea: El Grupo Atlacomulco, la Alianza Generacional, Expresión Militante, Corriente Crítica y Democracia Interna…

En el primero, interactúan desde la ‘crema y nata’ de los Del Mazo, los Hank y los Montiel, hasta lo ‘popular’ con Eruviel Ávila. En la Alianza Generacional, originalmente del sector juvenil, convergen los intereses de Arturo Montiel, de Héctor Yunes Landa, Emilio Gamboa y colosistas, así como gente de la Vieja Guardia. Van contra el ‘dedazo’. Expresión Militante, liderada por Ivonne Ortega, es el cruce de caminos entre Gamboa y Beltrones, incluyendo a sectores de la alianza de gobernadores y exgobernadores. Sostiene su rechazo a la imposición y se muestran preocupados por la pérdida de rentabilidad electoral del PRI, lo que podría favorecer a MORENA…

La Corriente Crítica fue convocada por Beltrones cuando dejó la dirigencia del PRI. En voz de Ricardo Olivares Pineda, exigen el fin del ‘dedazo’. La corriente Democracia Interna, encabezada por Ulises Ruiz, pretende aglutinar a descontentos y desplazados, así como a colosistas de a pie. Igualmente no desean el ‘dedazo’ pero tampoco la ruptura con Peña Nieto. Pueden pactar con Beltrones o funcionar como ‘bisagra’ entre grupos…

“Las rupturas…”

Está latente una rebelión interna, pero no hay que olvidar que en toda lucha por el poder están los que de verdad estarían por una ruptura y los expertos en amagos, que más bien presionan para sacar algo en una eventual negociación. Pero en caso de que la hubiese, los poderes fácticos tendrían que decidir entre un éxodo rumbo a MORENA, crear una lianza de izquierdas con el PRI en segundo plano (por aquello del voto anti-sistémico) y una candidatura moderada pactada con el PAN y el PRD, con una figura sacada del PRI, del PAN o de la ciudadanía…

Si la mayoría de los grupos y corrientes van por ‘cortarle el dedo’ al Presidente, está la posibilidad de que sellen un acuerdo: EPN y el Grupo Compacto designan al candidato mediante cierto consenso, compartiendo con los otros el control del Congreso y del gabinete, repartiéndose las candidaturas que se votarán en 2018…

El punto delicado del Grupo Compacto estriba en que ninguna de las cartas de Videgaray (Ñuño y Meade) es competitiva. Aunque crece, José Narro también dista mucho de serlo. El mejor posicionado sigue siendo Osorio Chong, pero tampoco garantiza el triunfo ante López Obrador…

“El juego de los porcentuales…”

Las encuestas siguen confirmando una especie de empate entre Andrés Manuel y Margarita Zavala. La diferencia cae dentro del margen de error, aunque la constante a favor del tabasqueño indica que sus posibilidades de ganar son altas. Lo que más inquieta al equipo de AMLO es que una alianza PAN-PRD supere a MORENA, pese a que no tengan un candidato perfilado. Un Frente Opositor pondría en riesgo el pretendido triunfo de AMLO y la permanencia del PRI en Los Pinos. Ganar, dependerá de quién lo encabece…

López Obrador no ha podido crecer más y sus esperanzas están puestas en las rupturas en los demás partidos, empezando por el PRI. Espera ocurra durante la Asamblea del Revolucionario Institucional, pero en un escenario donde el Grupo Compacto se imponga. Va en pos de la Vieja Guardia…

Al margen de lo que resulte, el PAN se encuentra inmerso en un proceso de transformación. El que Margarita Zavala sea la mejor opción por su perfil ciudadano, da un giro muy especial: el ‘ciudadano’ del siglo XXI no es el mismo de la época de Manuel Gómez Morín. ¿Qué escojan los panistas o los electores en general? ¿Las estructuras o las encuestas? Está claro…

Ricardo Anaya tiene su capital y se sostiene. Controla la mayor parte del entramado panista pero no ha logrado cuajar ante la ciudadanía. ¿Un candidato estructural, aunque pueda perder? Su capacidad de negociación y ser el dirigente del PAN, le habilita para encabezar al Frente Opositor…

Don Máximo, exgobernador de Puebla, va creciendo pero está lejos de poder ganar en una votación interna. La combinación de tiempos y números no le dan. Su esperanza es que el PAN se abra al voto ciudadano en la interna y los poderes fácticos operen a su favor. Sopesa dos rutas alternas: hacerse con la nominación en la mesa de negociaciones. de tal modo que los aliados rechacen a los otros dos mas no a él, o que se consume la ruptura en el PRI contra el Grupo Compacto. Un descalabro que lo posicione como la salvación de los tecnócratas y de varias familias mexiquenses que no simpatizan con el de Tabasco…

Por lo pronto, sobre los partidos se cierne la sombra del pragmatismo. Es lógico porque las alianzas se sellan sobre la base de un programa, no de una doctrina. Se nota hasta en las líneas discursivas de AMLO, pues no es un discurso de izquierdas, aunque se declare como tal. Antes que refundare a tal o cual partido, se impone la lógica del triunfo en las elecciones de 2018. Se apuesta a sumar votos y ganar como se pueda…

Muchas cosas se van a decidir alrededor de la XXII Asamblea Nacional del PRI, pero ya no como antes, cuando México era un sistema monopartidista…

Hasta entonces…

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