Armenta Mier y la resurrección

  • Fernando Maldonado
Administrando los tiempos. La rebelión contra la vara distinta del PRI. A disputar las candidaturas

El diputado federal del PRI, Alejandro Armenta Mier tiene un pie fuera del partido que él mismo capitaneó en la elección de 2010, justo cuando su compadre Javier López Zavala fue el candidato a gobernador con el resultado conocido.

Desde que Andrés Manuel López Obrador acudió a Puebla para firmar el Acuerdo Político de Unidad para la Prosperidad y el Renacimiento de México a mediados de febrero de este año, el priista tenía boleto en mano para subir al templete como sucedió con Fernando Manzanilla, ex funcionario de Rafael Moreno Valle, y Alfredo Rivera, ex líder del PRI municipal.

Sólo él sabrá las razones del desistimiento, que evitó que apareciera en las fotos del momento y que el mismo abanderado presidencial en 2006 y 2012 ya había palomeado, como sucede en todas las concentraciones que encabeza en su larga precampaña presidencial, rumbo a la tercera en 2018.

Quizás porque el propio legislador decidió extender su anticipada salida del PRI con el propósito de administrar mediáticamente la agenda y conseguir puntos adicionales para el posicionamiento o porque fue reconvenido, es incierto y sólo el sabrá.

Lo que queda claro con la virtual expulsión de la que dio cuenta veladamente el coordinador de los diputados federales de ese partido, César Camacho Quiroz, es que consiguió el propósito impensado: su victimización frente a un partido que da muestras de intolerancia cuando así conviene.

Y es que la vara con la que midieron al legislador no es la misma que utilizaron por ejemplo, con el ex gobernador Melquiades Morales; su hermano el ex diputado federal, Jesús; su hijo, Fernando y toda la parentela que fue colaboracionista del régimen del ex gobernador Rafael Moreno Valle, un panista converso.

Armenta Mier que fue el primer actor priista en correr la versión de un acuerdo político de alto nivel para entregar la gubernatura en 2018 como sucedió en 2010, fue linchado por sus correligionarios y, extrañamente por la prensa habitualmente adicta al morenovallismo.

No sólo eso, porque tuvo que radicalizar su posición cuando el mapa político en el periodo sucesorio poblano, cambió.

De acuerdo con su lectura, desde la Secretaría de Gobernación en donde despacha Miguel Ángel Osorio Chong ya salieron señales que apuntan al próximo candidato priista a gobernador, en la persona del subsecretario de Sedatu, Juan Carlos Lastiri.

Lo que ha sucedido desde que leyó con detenimiento esos mensajes crípticos en la clase política, ha sido aplicar el librito para salir con suficiente escándalo del PRI y legitimar su ingreso a las filas del Movimiento de Regeneración Nacional y estar en condiciones de pelear la candidatura a otros activos de ese partido como el diputado federal, Rodrigo Abdala; el edil de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa; el senador, Luis Miguel Barbosa; el ex secretario de Gobernación, Fernando Manzanilla; o el abogado, Abelardo Cuellar.

Hábil para la tarea de medir escenarios, el aún priista Armenta Mier sólo ha administrado el tiempo para formalizar su mudanza militante, que será cuestión de unos días, tal vez un poco más allá del domingo de Resurrección.

Esta columna aparecerá otra vez, el lunes 17 de abril

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Fernando Maldonado

Estudió Ciencias Políticas y ha trabajado en prensa, radio y televisión. Ha publicado en diversos medios. Autor de la columna Parabólica