Fernando Maldonado

Este miércoles comenzará una nueva etapa en la historia política de Puebla, que paradójicamente resultará un Déjà vu, una vuelta al pasado revolucionario, cuando las instituciones, sus hombres y mujeres se movían en función de una sola persona: el candidato.

Para nadie es un secreto que la composición del gabinete que acompaña al gobernador Guillermo Pacheco Pulido resultó un enclave de la causa de Barbosa Huerta, el elegido abanderado que esta media mañana será registrado ante el Junta Local del Instituto Nacional Electoral. 

Una vez que se haya cumplido el trámite ante el árbitro comicial, comenzará el rito al que no se había asistido desde los periodos de luz del llamado nacionalismo revolucionario, en la década de los ’70. Eran los días en que todo en el país se detenía si es que la voluntad del elegido así lo disponía. 

El titular de la Secretaría General de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, por ejemplo, fue su operador desde los tiempos de la campaña regular en el verano de 2018. La relación se fortaleció durante la crisis post electoral y el periodo de impugnación. Difícil imaginar una decisión que resulte una contrariedad para el candidato, pues.   

Lo mismo con Jorge Estefan Chidiac, el titular de la Secretaría de Finanzas quien terminó por colocarse como el orquestador de una campaña silenciosa, pero eficaz, para apuntalar a quien enfrentó en 2018 el aparato que edificó Rafael Moreno Valle, el fallecido orquestador de la campaña de Martha Erika Alonso, también ex tinta por la caída del helicóptero el 24 de diciembre pasado. 

Barbosa Huerta comenzará a saborear las mieles del poder a partir de este medio día de miércoles por la ortodoxia que rige usos y costumbres de la mayoría de los políticos que rozan la generación del Presidente, Andrés Manuel López Obrador; de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; o del director de Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz. 

La mayoría de ellos, políticos que hicieron carrera el amparo del vetusto PRI, son quienes forman parte de la primera línea de la Cuarta Transformación, guardia pretoriana de un imperio que nació y floreció después de la consumación de la Revolución Mexicana, la fundación del Partido Nacional Revolucionario, el abuelo del priismo de aquellos años.  

Nada de eso parece estar en el conocimiento de la generación millenial o la generación z que supone la expansión masiva del uso de internet. 

La breve administración de Pacheco Pulido, empañada en la reconciliación de una sociedad permanentemente enfrentada, deberá sortear los avatares de una cohabitación difícil de entender, salvo para quien ha visto pasar los rituales de una clase política que no sólo no se reinventa, sino que repite una y otra vez, usos y costumbres del pasado remoto.

@FerMaldonadoMX_