Pinceladas con sabor a México

  • Alberto Pacheco Márquez
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Amigos y amigas, los saludo de nueva cuenta desde la bellísima ciudad de Cracovia y como ya es costumbre, para relatar una más de las mágicas historias que nuestros connacionales tan lejos de nuestra patria, pero a través de ese talento inexorable, van construyendo día a día.

Definir de manera categórica el arte o en este caso, a una de sus expresiones como lo es la pintura, resulta tan inútil como tratar de contar a las estrellas, pues nos encontramos en exceso limitados para definir algo tan infinito como lo que el artista es capaz de plasmar a través de un lienzo, aquel que convierte sus pinceles y herramientas en extensiones de su alma.

Raúl Govea, originario de todo México como él afirma, es un talentosísimo pintor que ha ido escribiendo su leyenda de la manera más surrealista y que tratándose de un artista, no podía ser de otra manera. Con casi 10 años viviendo en Polonia y múltiples vivencias, de altas y de bajas y otras un poquito a la mitad, Raúl es el ejemplo perfecto de que por más que queramos escapar de un Don dado, la vida siempre nos devolverá al mismo de una u otra forma.

“Desde niño y sin preparación alguna, dibujaba historietas que a todos mis amigos gustaban, al grado de que mi mamá me regaló un lienzo que ni siquiera estrené sino hasta muchos años después por mera casualidad de la vida”. Una casualidad que sin duda es la más bella y más grande inspiración del hombre, sí, en efecto, Raúl desempolvó su lienzo y pinturas gracias a las emociones que una mujer provocó en él, “Tan solo una sonrisa” nos comenta mientras él también sonríe de manera sutil.

Una sonrisa bastó para recordarle ese talento que jamás se fue, un talento que solo se encontraba hibernando en los confines de su alma de artista y que a partir del año 2005 se convirtió en su total pasión, en su modo de vida y hasta de supervivencia, en la manera de interpretar un mundo que con constancia nos confunde, y que es a través de sus pinturas como él trata de entenderlo.

Con un talento forjado únicamente de su propia experiencia, Raúl comenzó con 10 cuadros que tuvo la oportunidad de exponer en un conocido café de la ciudad de San Luis Potosí y aunque en ese momento no vendió alguno de los mismos, ya era por antonomasia su primer gran triunfo.

Posteriormente en un acto meramente cotidiano, envía un mail para saludar a una tía política alemana y aprovecha para contarle sobre su exposición, siendo que ella además de responderle y felicitarlo, lo recomienda con un filántropo polaco enamorado del arte, que no duda en poner a disposición de Raúl su galería para realizar una exposición y acto seguido, Raúl vuela a la ciudad polaca de Łódź (hermanada con la ciudad de Puebla) adonde comenzaría el segundo capítulo de su vida.

“Viajé a Polonia para participar en una exposición colectiva y aunque fue tan solo una semana de estancia, de inmediato supe que Łódź era el lugar” Y es que Raúl quedó cautivado con tan pintoresca ciudad y sabía que de una u otra forma tenía que regresar y no solo de paseo, sino para convertirla en su hogar y adonde la inspiración se volviera su amante consuetudinaria.  

Por lo anterior y después de regresar a México, continúa en contacto con su ahora amigo polaco y al cabo de un año de vaivenes es que por fin sucede y se muda en definitiva a Łódź.

Con sus ínfimas excepciones, comenzar desde cero es siempre una cuesta muy arriba, pero es ahí adonde el talento se convierte en la hoz y la perseverancia en el filo que abren la vereda que conduce al éxito. De este modo es que empiezan a llegar las oportunidades y Raúl va encontrando poco a poco la esencia que lo define ya no solo como Raúl sino como “Raúl el artista”.

Al cabo de un tiempo y con apoyo de otro amigo, Raúl viaja a Kazajistán adonde participa en otra exposición con gran éxito y una de sus obras es vendida, una pintura sobre Frida Kahlo vistiendo un traje de cracoviana, que de manera indirecta es uno de sus arquetipos.

Posteriormente vendrían exposiciones en Austria, España, Francia, llegando con su arte incluso a países como Japón y el ya citado Kazajistán y sin dejar de lado Polonia donde ha sido muy reconocido, posicionando cada vez más su nombre y su estilo que él define como surrealista y con un sello característico que son sus VACAS ALADAS; y es que Raúl tiene un gusto particular por representar vacas con alas en situaciones controvertidas. 

La carrera del artista es sumamente compleja, pues muchas ocasiones se debe alternar con otras actividades para lograr subsistir y es que hay temporadas en las que se logran buenas ventas y otras en el que el mercado del arte también sufre de recesiones, pero Raúl es un romántico soñador que afronta esos retos con optimismo, porque dejar de sonreír no es opción para él.

“Extraño a mi familia claro, pero también los tacos, nuestra cultura etc. Sin embargo no está en mis planes el regresar a vivir a México” afirma con certeza al preguntarle sobre los sentimientos que le vienen al pensar en nuestro país.

Raúl ha tratado de incentivar nuestra cultura y promover a los artistas mexicanos en Polonia, al grado de que abrió un centro mexicano del arte, pero desafortunadamente y como ya hemos escuchado con otras experiencias, no recibió ningún tipo de apoyo por parte de las instancias a las que acudió y de la embajada de México en Polonia recibió una perfecta dosis de mediocridad, ya un rasgo inalienable de la misma “el apoyo de la embajada fue un video de pésima calidad, que ni en youtube se atreverían a poner”.

En Europa Oriental, se vive un enamoramiento de la cultura y arte latino, en especial del mexicano, sin embargo la apatía, mediocridad y nula disposición de los tomadores de decisiones, están mermando la oportunidad de aprovechar este momento, un momento que de no actuar de inmediato, nos condenará a un absurdo ostracismo.

Por otro lado, Raúl se mantiene firme y mirando hacia un promisorio horizonte, prepara sus proyectos inmediatos y futuros “Quiero hacer dibujos en tinta negra, agregando mis vacas y seguir perfeccionando mis técnicas, además de poder conquistar otras latitudes” algo que sin lugar a dudas logrará.

Raúl Govea es sin siquiera pretender serlo, un compendio de la grandeza de nuestra cultura mexicana, de los anhelos de una generación harta esperanzada en un cambio, e incluso de las frustraciones colectivas de una sociedad, y que por medio de su pintura desfoga con cada pincelada…

Amigas y amigos, es así como llegamos al final de otra maravillosa historia de un connacional, y no me despido sin antes hacer un llamado a la reflexión, de invitar a todos aquellos tomadores de decisiones a quitarse esa venda de soberbia y ver lo que muchos con muy poco están logrando y que no es posible que los muy pocos con absolutamente todo, no estén haciendo absolutamente nada.

Muchas gracias y nos vemos cuando nos leamos.  

(Si gustan del verdadero arte no duden en apoyar a Raúl adquiriendo alguna de sus obras o solicitándole particulares, con mucho gusto les proporcionaré los datos de él).

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Alberto Pacheco Márquez

Especialista en Desarrollo Regional y Gestión de Inversión Extranjera y Conferencista. Se desempeñó en el sector público y privado en México como en el extranjero. Dedicado a la vinculación entre México y Polonia