¿Somos ricos mamá?

  • Rocío Barragán

 

  • ¿Somos ricos mamá? -Me dijo mi hija Miranda cuando tenía unos 7 añitos.
  • ¿Ricos en qué?, le respondí casi inmediatamente al ver en su pregunta un enorme desafío.
  • Ella con su inocencia respondió:
  • Como mi compañero José que su papá tiene mucho dinero, viven en una gran casa, muy elegante, con chofer y toda la cosa…
  • Yo respondí: ¿Hay otra manera de ser ricos Miranda?
  • Luego de una pequeña pausa ella respondió:
  • ¡claro mami ya entendí la diferencia!, la familia de mi compañero tiene dinero y, aunque nosotros no; somos inmensamente ricos porque formamos una familia, estamos saludables, tienes trabajo y nos alcanza de vez en cuando para un gustito..

Ese día Miranda me obsequió varios regalos: su inocencia, un desbordado amor por su familia y, por supuesto, su comprensión sobre el tema con una óptica mucho más amplia y valiosa que la monetaria. Han pasado más de nueve años y Miranda, convertida en una hermosa jovencita, pronto cumplirá 16 años; el tiempo transcurrido me ha permitido validar que su apreciación, sobre todo en su corta edad, no fue algo sencillo, sobre todo considerando que nuestra sociedad tiende a priorizar como meta de plenitud, éxito y felicidad justo la riqueza material y/o económica.

El tema volvió a mi cabeza hace unos días cuando leía en la red social un mensaje del Centro ignaciano de Espiritualidad, posteado por Alfonso Dávila "La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión", fue inevitable pensar en aquella conversación y aquí les comparto mi humilde opinión.

Me parece que la mirada y el enfoque sobre lo que significa la riqueza tiene que ver también con la manera en la que nos desarrollamos íntimamente, qué nos decimos de lo que queremos ser y hacer con nuestra vida; en la forma en la que validamos nuestras capacidades y al servicio de qué o quién las orientamos. De qué manera decidimos relacionarnos con nuestra profesión, nuestra familia, los amigos, la escuela, el trabajo, los vecinos, la sociedad y el medio ambiente.

La forma en que interpretamos nuestra realidad afecta y determina nuestros valores; dicha condición tiene un gran componente de herencia familiar: cómo crecimos, de qué manera se construyó nuestro hogar, cómo vivían nuestros padres y cuáles eran las prioridades cotidianas; lo valioso de esta mirada radica en tener la capacidad para identificar los patrones de comportamiento que hacen (o no) sentido con lo que hoy queremos ser y hacer para con ello definir nuestro plan de vida.

Un punto fundamental radica en el compromiso que hacemos con nosotros mismos; entender que la vida no sólo pasa, se vive, se disfruta y se construye; lo que implica darle sentido a cada uno de nuestros días a través de las acciones que emprendemos. Establecer una brújula de acción y un equilibrio personal, familiar y social que nos permita enriquecer cada uno de nuestros espacios.

La tarea no es sencilla, cada día enfrentamos situaciones complejas y vicisitudes por ello lo importante es disponernos para canalizar como aprendizaje y experiencia los escenarios complejos y llenarnos de energía y paz cuando llegue el remanso, la calma y las buenas nuevas, sin olvidad que  lo seguro es que vendrán otros embates y complicaciones que nos volverán a desafiar.

El concepto de riqueza normalmente lo asociamos con la abundancia de recursos valuables y posesiones materiales; pero si al igual que mi pequeña Miranda, eres capaz de ver el caudal y la fortuna que te rodea; entonces estarás trabajando en ser rico aunque no tengas mucho dinero y, paradójicamente aquilatar esa riqueza te puede llevar a conseguir una situación económica desahogada, siempre y cuando administres y aproveches los recursos que cada momento de tu vida te prodiga: Si eres estudiante entonces aprovecha para aprender, relacionarte y convivir; disfruta de la diversidad de tus profesores, de su exigencia académica y ve en ello una gran oportunidad para enriquecer tu cabeza, tu corazón; tus dones, si eres ama de casa, empresario, empleado o director valora tu profesión y tu entorno laboral, ve en ello la oportunidad de ser cada día más y mejor.

Cuando el tiempo sea propicio convive con tus amigos y compañeros, establece lazos de fidelidad y confianza; nada más valioso que contar con relaciones confiables, solidarias y auténticas; cuando sea tiempo de amar prepárate para mirar en tu pareja la compañía más íntima y más valiosa; respeta y valora tu entorno, tus tradiciones, tus valores; pronto te darás cuenta que más allá de las cosas materiales la vida te prodiga inmensos espacios para ser inmensamente rico.

 

 

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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Rocío Barragán

Maestra en Mercadotecnia, Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Académica certificada por ANFECA. Diplomados en Innovación para el aprendizaje, Desarrollo integral. Coordina la Maestría en Mercadotecnia en la Ibero Puebla