La felicidad irracional

  • Carlos Vázquez Parra
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“La felicidad es un estado pasajero de locura.”

Cada 20 de marzo se celebra el día internacional de la felicidad, mismo que nos lleva a inevitablemente cuestionarnos sobre el significado de algo tan abstracto como lo es la felicidad  y si podemos decirnos individuos realmente felices. Curiosamente, México que es un país con tantos problemas sociales, económicos y políticos es considerado dentro de los 25 países más felices del mundo, lo que nos genera nuevas dudas sobre, ¿Qué debemos entonces entender por felicidad?, ¿Es acaso la felicidad algo objetivo o simplemente una percepción de la realidad que tenemos cada uno de nosotros?

Para la psicología positiva, el hablar de felicidad nos obliga a hacer referencia a aquellas condiciones que ayudan a que el individuo potencialice sus rasgos de alegría, amor y bienestar, estudiando las bases del equilibrio y la dicha psicológica, así como las virtudes y fortalezas de la vida humana. Como consecuencia, el concepto de la felicidad suele variar mucho según lo que se valore como realmente importante, por ejemplo, podemos considerar que la felicidad es una emoción que acompaña la autorrealización o bien, una consecuencia de la satisfacción de nuestra vida. Sea como sea, la felicidad no parece ser una noción fácilmente determinable y ya sea desde la sociología, la psicología o incluso la filosofía, éste es un tema complejo y cualquier cosa que señalemos es fácilmente debatible.

Con respecto al hecho de que los mexicanos seamos un pueblo tan feliz, nos obliga a profundizar un poco en el porqué de dichos resultados y la fama internacionalmente conocida que tenemos como un pueblo amigable, alegre y servicial. Como sabemos, la condición en la que vive la mayoría de la población en nuestro país está caracterizada por la carencia y la necesidad, factores que no son compatibles ni con la autorrealización, ni con la sensación de una vida satisfactoria, entonces, ¿Por qué somos tan felices?

Lamentablemente gran parte de la felicidad del mexicano tiene que ver con su característico conformismo. Denise Dresser en su libro El País de Uno señala que los estándares de medida del mexicano están tan bajos que solemos tropezarnos con ellos una y otra vez, pues tristemente somos un pueblo que podría compararse con vasijas vacías, pues simplemente nos quedamos esperando que caiga lo que sea de la autoridad, de las empresas o de los países ricos, aunque sea poco o casi nada. Somos una sociedad con las manos levantadas que se conforma con lo que sea, con el por lo menos y con simplemente intenciones. De esta forma podemos entender que la felicidad del mexicano no es satisfacción, sino un mediocre conformismo.

¿Entonces es el mexicano realmente feliz?, yo podría considerar que sí, pero que más que ser objetivamente feliz, es irracionalmente feliz. Somos irracionalmente felices al estar satisfechos con notorias necesidades, somos irracionalmente felices al sonreír ante una vida carente de lo más mínimo, somos irracionalmente felices al ver la alegría en un niño que es violentado o explotado constantemente por sus padres, somos irracionalmente felices al sentirnos auto-realizados en una sociedad que agrede los derechos humanos de los grupos vulnerables todos los días.

Cabe señalar que no quiero que este artículo se vea como una columna pesimista y negra que ensombrece nuestro lugar como país feliz, sino que simplemente busca enfrentarnos con una realidad que no debería permitirnos caer en el conformismo, sino que debería preocuparnos y generarnos la necesidad de luchar realmente por la felicidad, pero aquella que sea real, objetiva, cierta y óptima. Ojalá que en los próximos años México continúe entre los países más felices, pero espero que esta vez consiga ser un país efectiva y racionalmente feliz.

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Carlos Vázquez Parra

Es Doctor en Estudios Humanísticos, así como Maestro en Educación y Licenciado en Psicología y Derecho. Cuenta con variados artículos académicos, así como ha participado en múltiples congresos a nivel nacional e internacional. Es autor de cinco libros originales que versan sobre temas como la elección racional, la búsqueda del amor y la modificación de las creencias. Actualmente trabaja en su sexto libro y labora como profesor investigador del área de ética del Tecnológico de Monterrey.