Pro igualdad

  • Rocío García Olmedo

Todas y todos coincidimos que todavía queda mucho por hacer, para hacer realidad la igualdad entre hombres y mujeres.

Todas y todos sabemos que un mecanismo para avanzar es justamente el diseño de políticas públicas con perspectiva de género que definan valores, prácticas y procedimientos administrativos, que sean intersectoriales, y que tengan un enfoque transversal, entre otros mecanismos.

A ello estamos convocadas el día hoy, a enriquecer con nuestras aportaciones las estrategias, las líneas de acción del Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres  (Pro-Igualdad)  para el período 2013-2018.

Una gran oportunidad en una nueva etapa política de México, en la que por primera vez, en el marco de Plan Nacional de Desarrollo, adquiere el carácter transversal, que dará lugar a la incorporación de la perspectiva de género en los programas especiales, regionales y sectoriales del Poder Ejecutivo Federal.

Y esta oportunidad, no podemos desaprovecharla, si lo que queremos es llegar al logro de la igualdad entre hombres y mujeres y a una igualdad sustantiva para las mujeres mexicanas.

Esta aspiración, es producto de muchos años de esfuerzo de los movimientos de mujeres, organizadas o en lo individual, de mujeres de partidos políticos y de muchas organizaciones sociales; históricas movilizaciones como la de las sufragistas, por mencionar sólo uno de los muchos ejemplos; se fueron instrumentando en el contexto de las grandes transformaciones estructurales que ha tenido nuestro país, demandas, que se convirtieron en Plataformas de Acción nacionales y mundiales, tras la Cuarta Conferencia Mundial de Pekín (1995) que dio paso al Programa de Acción Regional para las Mujeres de América Latina y el Caribe (1995-2000), a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, a las resoluciones de las Naciones Unidas, al reciente acuerdo de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer sobre la eliminación y prevención de todas las formas de violencia contra mujeres y niñas, entre otros.

De ahí la importancia de esta convocatoria, se trata de que apoyadas en acuerdos de derechos humanos ya firmados por nuestro gobierno, demos forma a una nueva Agenda para el desarrollo de las mujeres; lo que nos ofrece una auténtica oportunidad para impulsar cambios duraderos en materia de derechos e igualdad de las mujeres.

Somos parte ahora, de la implantación de una nueva institucionalidad, que se convierte sin duda, en una causa común de todas nosotras, las que hoy estamos reunidas y las que esperan políticas públicas que las favorezcan en todos los rincones de país.  El proceso de diseñar y reorientar políticas públicas con perspectiva de género, pasa sin duda, por la apropiación de todos los hombres y las mujeres que hoy son los responsables de ejecutar los programas: los servidores públicos y también por la sociedad en su conjunto.

Recordemos que el éxito de una política pública, no depende solamente de la introducción de un diseño adecuado, sino también del contexto social y político de las instituciones (Zaremberg Gisela, 2013).

Y en esta nueva etapa política de México, tenemos un aliado, un gran aliado,  el Presidente Enrique Peña Nieto, por ello también, no podemos desaprovechar esta oportunidad que nos ofrece el Instituto Nacional de las Mujeres, dependencia que ha sido la base para la institucionalización de la perspectiva de género en México, a través de su Presidenta Lorena Cruz. 

Esta nueva institucionalización de la perspectiva de género proyectada, se enmarca en un esfuerzo para cubrir todas las políticas públicas del país, por lo que en su formulación, debemos participar quienes las elaboran y quienes las demandamos; así que además del compromiso de los funcionarios y de la sociedad,  del valor que se otorgue a la equidad y a las mujeres en la sociedad y en el sistema político (Tarrés, María Luisa, 2013) debemos incorporar en el diseño, la visión amplia del concepto, que implica el reconocimiento de nuestras diferencias entre hombres /mujeres; hacia el de una construcción social, que ha permitido ir transformando su interpretación de lo exclusivamente sexual/biológica, hacia otros fenómenos sociales que han afectado más a las mujeres (García Prince, 2013).

Teresita de Barbieri lo define como un “ordenador social” al sustentar que el género ordena la sexualidad, el género ordena la reproducción humana, el género ordena la división del trabajo; y, el género ordena todas las relaciones sociales, y nos puede ayudar a reconocer muchos fenómenos sociales, para abundar en la “(…) reinterpretación de las relaciones entre hombres y mujeres”

Sin duda muchos esfuerzos adicionales por hacer, concertar agendas y actividades, sin embargo las mujeres sabemos cómo hacerlo.

El Pacto por México refiere que “las reformas que México necesita no pueden salir adelante, sin un acuerdo respaldado por una amplia mayoría, que trascienda las diferencias políticas y que coloque los intereses de las personas por encima de cualquier interés partidario”

En este sentido las mujeres de México, amplia mayoría en el país,  sabemos construir causas comunes, y nuestra causa de hoy, es llegar al logro de la igualdad entre hombres y mujeres y a una igualdad sustantiva para las mujeres. Ese es nuestro camino y en él transitaremos.

*Palabras pronunciadas al inicio del Foro de Consulta Popular, para diseñar el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres  (Pro-Igualdad)  para el período 2013-2018; Julio 22, 2013.

 

Correo electrónico: rociog@prodigy.net.mx

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Rocío García Olmedo

Abogada, Notaria (BUAP) Maestra en Políticas Públicas y Género (FLACSO). Académica del ICJ. Regidora, Diputada local (2), Diputada Federal. Fundadora Asociación Mujeres Abogadas. Miembro de diversas organizaciones feministas.