De la democracia al odio

  • Pablo Necoechea Porras
"Baluarte de la democracia sin duda la tolerancia" Sic

A unos cuantos días de elecciones locales en Puebla, se aprecia un ambiente medieval, en el que pareciera que en cualquier momento podríamos ganar o podríamos perder absolutamente todo. Un ambiente semejante a un gran clásico de clásicos futbolero donde los espectadores no buscan más que el morbo mediático generado por las circunstancias.

La elección de gobernantes es más que el morbo, para elegir hay que pensar, se vale pensar, es gratis, al pensar y analizar generamos una acción, actúo en consecuencia y tengo la racionalidad y la valentía para hacerlo, muchas veces tenemos identificado lo racional, pero tenemos miedo de que vaya a pasar algo malo en lo que vamos a hacer, es decir sabemos que acción es la más adecuada, pero tenemos miedo a sus repercusiones. Repercusiones en nuestras muy personal elección partidista, que debiese de estar libre de intolerancias, y juicios tendenciosos.

Pero si eso es el pan de cada día en nuestra sociedad, día a día vemos intolerancia religiosa, política, social, etc. pero lo más grave es que sabemos que ahí vive, y la aceptamos, dejamos que sea parte de nuestra cultura y no hacemos nada para evitarlo, es un gran problema. Todos podemos idear soluciones a los problemas que nos aquejan día a día, pero no las debemos de imponer, lo importante es que intentemos generar esas ideas solucionadoras y saberlas vender.

¿Cómo puede ser flexible y comprensivo alguien que nació apasionado? Alguien que nació defensor de sus creencias?, esa es una parte innata del ser humano; la base de la elección para ser flexible y ser comprensivo es nuestra libertad, en mi cabeza puedo tener miles de ideas, pero soy libre de escoger la que yo crea adecuada según mi experiencia. Muchas otras veces optamos por nuestras decisiones en base a nuestros intereses, pero a veces solo por el deseo de manifestar nuestro derecho de elección de decisión.

Cuando yo elijo mediante mi libertad la decisión que más me conviene, y ésa desición converge en un bien común, en ese entonces estoy siendo flexible y comprensivo. Pero para esto se requieren agallas, se requiere a veces el aceptar estar equivocado y darle al otro la razón, es por eso es muy difícil ser tolerante.

A menudo muchos nos morimos en la raya juzgando a otros y diciéndoles que están mal, habría que preguntarnos el por qué pensamos que están mal, seguramente diremos porque así nos enseñaron, porque así piensa mi familia, porque así son mis amigos, y podríamos seguir respondiendo “el porque” pero nunca dejaríamos ser intolerantes.

Vale la pena preguntarnos; si considero que lo que creo que es verdad es la verdad, esto me da lugar a recordar un ejemplo: Si yo le preguntara a tres invidentes como es un mamut seguramente los tres nos darían descripciones semejantes y no tan semejantes, pero ¿Cómo sabemos cuál es la buena?. Cada invidente estaría dando su punto de vista, su verdad sobre lo que ellos perciben, pero ¿Qué tenemos que hacer para que los tres coincidan en lo que es el mamut? La respuesta es; Solo se puede enriquecer el concepto de mamut mediante las descripciones de los tres.

Haciendo una analogía con lo que cada uno de nosotros vivimos a diario es que tendríamos que dialogar constantemente para llegar a una coincidencia de opiniones, eso es ser más tolerantes, esto nos puede llevar a tener cierta paz en nuestra vida con nuestras relaciones interpersonales diarias, dejaremos de ser intolerantes, de creer que solo yo tengo la razón y que los demás no la tienen, o viceversa.

Sentémonos con nuestros vecinos a platicar sobre nuestras verdades, nuestras opiniones, una sociedad es rica en tanto su cohesión y no en su distanciamiento. Saluda a tu vecino y pregúntale como piensa que es el mamut y tú dile como piensas que es, lleguemos a conclusiones en paz, platicas sin rencores ni distanciamientos, démonos cuenta como convergemos en muchas más cosas que en las que divergimos. Hagamos este ejercicio en nuestros círculos más cercanos, núcleos familiares, núcleos vecinales, y cuando llevemos esto a una escala mayor lograremos una sociedad flexible y tolerante.

México no es un país de guerra, pero nunca en nuestros deseos priorizamos paz en nuestras familias ni nuestros círculos interpersonales. A menudo tenemos ganas de pelear, a veces decimos; convénceme de tu idea y la defenderé con el mismo entusiasmo como si fuera también mía, pero desde antes de que nos la digan ya estamos en su contra. No somos capaces de convencernos de algo que no nos parece, no somos capaces de descubrir lo que nos une, y comprender lo que nos separa, nos volvemos intolerantes.

Cuando hemos tenido alguna meta en la vida y la hemos perdido, es quizá por que no creíamos en ella, por que no teníamos argumentos para defenderla y cuando llegaron las primeras tribulaciones se cayó. Buscamos culpables, pero el mundo no es culpable de lo que yo haga o deje de hacer para tener argumentos, para convencernos de que somos capaces de hacerlo y lograrlo.

Día a día nos demos preguntar lo que hemos construido y que hemos destruido, si el saldo de la respuesta es positivo, vamos por buen camino, lo podremos contagiar a nuestros primero círculos, y así ser irá replicando, pero si el saldo es negativo, ya sabemos que puede pasar y nuestra sociedad enferma nos lo puede decir

Vivimos en una sociedad de mucha información y poca comunicación, comuniquémonos como humanos, humanicemos la sociedad que estamos viviendo, cambiemos de sintonía, rompamos paradigmas, creamos realmente que nosotros y la gente que nos rodea somos capaces de cambiar a nuestra sociedad, humanicémonos todos, hagamos personas. Te exhorto lector a vivir humanizando, todos buscamos respuestas a algo en nuestra vida, ayudémonos entre todos a que esas respuestas sean repuestas humanistas basadas en el bien común.

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