No hay pretexto, demandamos igualdad sustantiva YA

  • Enrique Cárdenas Sánchez
Las mujeres cargan con el mayor peso de la crisis, sin la protección del Estado

No hay duda que el movimiento feminista en México tiene toda la legitimidad, es justo y demanda atención inmediata. La desigualdad entre hombres y mujeres, y el pacto patriarcal que ha prevalecido, es un hecho contundente en México desde donde se le vea. No podemos ignorarlo. Existen desigualdades en pagos por un mismo trabajo, en los roles en tareas de cuidados, en acceso al poder político y económico, en acceso a la educación, y en una larga lista de situaciones y contextos.

Partiendo de esa realidad, brutalmente ensombrecida por la violencia de género que llegan al extremo en los feminicidios que el Estado mexicano ha sido incapaz de enfrentar, la llegada de la pandemia ha recrudecido las brechas y diferencias que ya existían y algunas amenazan en agravarse más y por más tiempo. De hecho, la pandemia de Covid19 y la falta de medidas que matizaran su impacto económico y social está generando un retroceso de muchos años.

La contracción económica de 8.5% del PIB real en 2020 ha afectado más al empleo de mujeres que al de hombres. De los 3.8 millones de personas que se mantienen fuera del mercado laboral entre marzo 2020 y enero 2021, 2.5 millones son mujeres (2 terceras partes). Es una desproporción pues normalmente la participación femenina en el mercado laboral es del 40% de la población económicamente activa. Por tanto, por cada hombre que pierde su empleo, hay dos mujeres que lo pierden.

Las mujeres se dedican en una alta proporción a servicios, que son los empleos que la crisis ha golpeado más fuertemente. 68 de cada 100 empleos perdidos por mujeres se ubican en tres actividades: servicios comerciales (27.9%), servicios de alojamiento y restaurantes (18%) y otros servicios diversos (21.9%). Esta pérdida de empleos de mujeres se ha dado en una proporción de 2.5 a 1 en el sector informal vs el formal: entre enero de 2020 y enero de 2021, 1.31 millones de mujeres perdieron su empleo en el sector informal, y 516.9 mil empleos el sector formal. También en este año el número de mujeres disponibles para trabajar pero que no buscaron empleo por considerar que no tenían posibilidades o requerían quedarse en casa para cuidar a los niños o a los adultos mayores aumentó dramáticamente (41.9%): de 3.9 millones de mujeres en marzo de 2020 a 5.54 millones en enero de 2021. Es decir, no solamente las mujeres perdieron más empleos sino que además salieron del mercado de trabajo “voluntariamente” a fuerzas (Signos Vitales).

La pandemia expulsó del trabajo o se los dificultó a las madres de una manera desproporcionada, y además ha significado tener que lidiar con tareas para las cuales no siempre estaban preparadas. Por ejemplo, la educación de los hijos que tienen escolaridad mayor a la de los padres, pues la gran mayoría de los hijos (75.4 %) supera a los padres en su escolaridad, más de cuatro años en promedio. Las mujeres también han tenido que lidiar con los problemas de salud mental en su familia, donde la crisis ha dejado secuelas psicológicas en 1 de cada dos estudiantes (51%), afectaciones escolares en casi 7 de cada 10 (68%) y del estado de ánimo (70%) de los estudiantes. Los padres reportan que sus hijos tienen enojo (67%), ansiedad (53%), tristeza (51%), aumento de peso (42%), miedo 29% y depresión (22%) (Grupo Reforma e ITESM).

Asimismo, la violencia intrafamiliar aumentó derivado del confinamiento ante el Covid19, lo que recae sobre todo en las madres. El número de presuntos delitos aumentó 9.7% en enero de 2020 con relación al número de enero de 2021, mientras que las víctimas de feminicidio llegó a 67 tan sólo en ese mes. Por si fuera poco, tras la pandemia sólo uno de cada tres hogares señalaron contar con seguridad alimentaria, cuando un año antes era 1 de cada 2 (ENCOVID, 2020). Nuevamente, es la madre quien más enfrenta la realidad de la vulnerabilidad alimentaria.

Si el Estado mexicano no ha hecho lo suficiente para llegar a una igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, la pandemia (y la inacción efectiva del gobierno) ha llevado el problema a un punto crítico. El gobierno no ha evitado el empobrecimiento masivo vía un ingreso vital extraordinario (los programas sociales no bastan ni son efectivos). Tampoco ha sido imaginativo ni flexible para reabrir las escuelas, como ha sucedido en más de 100 países. Esa sóla política reduciría el rezago educativo y la sobrecarga en las madres, la violencia intrafamiliar y el deterioro de la salud mental por el confinamiento prolongado. Las consecuencias de la pandemia mal enfrentada se resienten hoy y se resentirán en los próximos años. Para muchos incluso modificará su trayectoria de vida.

Las mujeres están cargando con el mayor peso de la crisis. Sin la protección del Estado, las amenazas sobre su integridad, sobre sus niveles de ingreso y bienestar, sobre su futuro cercano y mediato se están materializando. Tiene sustento la decepción y la desesperanza, el enojo y la rabia, la desesperación y la impotencia que millones de mujeres expresaron una vez más el lunes pasado. Ante la cerrazón para escuchar y asumir el rompimiento del pacto patriarcal, no sólo por parte del gobierno en turno sino por estructuras mentales e institucionales controladas por hombres, TODOS debemos asumir como propio el ya basta. Exigimos igualdad sustantiva en mujeres y hombres, y la acción definitiva de las instituciones del Estado para asegurarla YA.

 

Enrique Cárdenas Sánchez

Universidad Iberoamericana de Puebla

Signos Vitales

Puebla contra la Corrupción y la Impunidad

enrique.cardenas@iberopuebla.mx

@ECardenasPuebla

 

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Enrique Cárdenas Sánchez

Economista, exrector de la UDLAP. ExDirector del Centro de Estudios Espinosa Yglesias. En 2019 fue candidato a Gobernador de Puebla en las elecciones extraordinarias. Director de Puebla contra Corrupción e Impunidad