A un mes de que se dé la renovación del Comité Directivo Municipal (CDM) del PRI, Karina Romero Alcalá manifestó que mantiene interés por llegar a la presidencia del órgano partidista, pero que está en espera de que se haga pública la convocatoria.

En entrevista, la regidora del Ayuntamiento de Puebla indicó que será en septiembre cuando la dirigencia estatal, a cargo de Jorge Estefan Chidiac, informe a los aspirantes sobre el método  para elegir al sucesor de José Chedraui Budib.

“Se acercan las fechas, estoy esperando, me parece que a finales de septiembre estarán diciéndonos una respuesta, estoy lista para lo que diga nuestro partido, por supuesto (tengo interés), me mantengo, seguiré participando y sí por la dirigencia”, declaró.

Desde junio, el nombre de Romero Alcalá, hija de Blanca Alcalá Ruiz, fue uno de los que se manejó como posible relevo de Chedraui Budib. Su llegada formaría parte de los acuerdos tomados entre Estefan Chidiac y la excandidata a la gubernatura  con diferentes liderazgos, entre ellos Enrique Doger Guerrero y Juan Carlos Lastiri Quirós, aspirantes a la candidatura por la gubernatura.

Versiones periodística refieren que Romero Alcalá sí llegará a la presidencia del Comité Directivo Municipal del tricolor, pero de manera previa será designada como secretaria general en el mes de septiembre.

En julio, Jorge Estefan Chidiac reveló que según un acuerdo tomado con Chedraui Budib, éste adelantará al 21 de septiembre su salida como presidente del CDM, y no hasta el mes de octubre, fecha en la que oficialmente concluye su gestión como líder del priísmo en la capital.

Entre de los priístas que aspiran a la presidencia del Comité Directivo Municipal se encuentran el diputado local, Francisco Javier Jiménez Huerta; Ramón Fernández Solana, diputado federal suplente, y la legisladora federal, Xitlalic Ceja García.

A la lista se suman  Jorge Eduardo Amador Alarcón, presidente del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (Icadep) en el municipio Puebla, quien advirtió que el partido debe dejar de usar a los jóvenes como “carne de cañón” durante los procesos electorales.

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